LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Mayo 2018

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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y escasez. No dices cosas como: "No sé cómo voy a pagar las cuentas". Pones tu fe en escrituras como Filipenses 4:19 y dices: «Así que mi Dios suplirá todo lo que me falte, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.» Cuando estás caminando en la verdad, también pones a Dios primero en tus finanzas. Diezmar se vuelve una prioridad. Das con gozo a los demás cuando el Señor te guía, con la confianza de que el Señor te BENDECIRÁ, porque como Gálatas 6:7 dice: «Todo lo que el hombre siembre, eso también cosechará.» Una posesión preciosa "Pero Gloria", podrías decir, "yo hago todas esas cosas. Paso tiempo en la Palabra todos los días. Creo y confieso la Palabra sobre mis finanzas. Diezmo y ofrendo. ¡Y, aun así, todavía no prospero!" A lo mejor necesitas e xa m ina r te en ot ra á rea. A lo mejor necesitas e xa m ina r te c ua ndo se t rata de ser diligente. La diligencia es otra de las leyes fundamentales de la abundancia de Dios. Se define como: "La aplicación constante a negocios de cualquier tipo; el esfuerzo constante para lograr lo que se emprende". La diligencia es perseverancia. Es hacer con todo el corazón cualquier cosa que te han pedido que hagas. Es parte de lo que te lleva a prosperar. Es posible que no escuches muchas prédicas acerca de la diligencia como lo haces acerca de otros temas, pero Dios nos dice una y otra vez en las escrituras lo valiosa que es. En Proverbios, por ejemplo, Él dice: «Las manos negligentes l levan a la pobreza; las manos diligentes conducen a la riqueza.» (Proverbios 10:4). « L o s d i l i g ente s dom i n a n a ot ro s; l o s n e g l i g e nt e s s o n d o m i n a d o s . » (Proverbios 12:24). «El perezoso no ara a causa del invierno; luego, cuando llegue la siega, pedirá y no hallará. [Pero] los planes del diligente ciertamente tienden a la abundancia.» (Proverbios 20:4, 21:5 RVR1995). « Pe r e z o s o , ¿c u á nt o m á s s e g u i r á s durmiendo? ¿Cuándo vas a despertar de tu sueño? Un poco de dormir, un poco de soñar, un poco de cruzarse de brazos para descansar, y así vendrán tu necesidad y tu pobreza: como un vago, como un mercenario.» (Proverbios 6:9-11). Esta es la forma en la que son las cosas en la familia de Dios: a los perezosos no les va bien. La gente que duerme hasta tarde todas las mañanas y se pasan el día sin hacer nada, no prosperarán. Dios no es como el gobierno. Él no tiene programas que le pagan a las personas que no trabajan. En Su sistema, si quieres prosperar, se espera que trabajes y seas productivo. Sea que seas una mamá de tiempo completo o un ama de casa, un estudiante, el dueño de un negocio o un empleado, se espera que des tu mejor esfuerzo y hagas un buen trabajo. ¿Qué pasa si tienes un trabajo que no te gusta, o que no te paga bien? Bueno, a pesar de todo, ¡se diligente! Créele a Dios por un trabajo mejor si quieres, pero mientras esperas, trata el que tienes con el respeto que se merece. No lo hagas con el mínimo esfuerzo porque podrían despedirte. Se el mejor empleado que la compañía pueda tener. Llega al trabajo todos los días con una sonrisa en el rostro y haz todo lo que puedas para bendecir el lugar. "Pero no entiendes. Mi trabajo es solo de baja categoría. No es muy importante". ¡Sí es importante! Por un lado, te proporciona un ingreso para diezmar y la capacidad de sembrar en el reino de Dios. Te da la oportunidad de ir a trabajar todos los días pensando: estoy haciendo esto como para el Señor, y de Él estoy obteniendo semillas para cosechar. Por otra parte, aun si tu trabajo no te paga muy bien, te da la oportunidad de ser fiel. Si eres fiel, Dios te incrementará. Él no está limitado por tus comienzos. ¡Él puede llevarte desde el escalón más bajo hasta la cima! Eso fue lo que les sucedió a los dos primeros sier vos en la parábola que Jesús compartió en Mateo 25. Ellos comenzaron como esclavos y terminaron como dueños. Probablemente hayas leído la historia. A l pr incipio, a cada uno de los sir v ientes se le asig nó la ta rea de administrar cierta cantidad de dinero a su amo. Un sirviente recibió cinco talentos de dinero; el segundo recibió dos talentos; y el tercero uno solo. Después, el dueño se fue de viaje y mientras estaba fuera, el sirviente «que había recibido cinco ta lentos f ue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo, el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.» (versículos 16-18). ¿Qué pasó cuando el amo regresó? ¡Les dio a los dos fieles sirvientes promociones idénticas! A pesar de que comenzaron en diferentes niveles financieros, los bendijo a ambos por igual y dijo: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.» (versículos 21 y 23). Sin embargo, el sier vo inf iel f ue degradado. El maestro le dijo: «Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.» (versículos 26-29). Este es uno de los principios clave en el sistema de prosperidad de Dios: la fidelidad trae aumento. La infidelidad, por el contrario, reduce. ¡Dios quiere aumentarte! Él no es solo tu amo, como el hombre de la parábola: Él es tu amoroso Padre celestial. Él se complace en prosperarte (Deuteronomio 30:9). Entonces, ¡dale la oportunidad de hacerlo a l camina r en Sus leyes de abundancia! Coloca a Dios y a Su Palabra en el primer lugar de tu vida y tus finanzas. Mantén esa Palabra en tu corazón y en tu boca. Y, cuando ponga algo en tus manos, por pequeño que parezca, se fiel. Trabaja diligentemente con lo que te han dado «y todo lo que ha g a n, há g a n lo de cora z ón, como para el Señor y no como para la gente, porque ya saben que el Señor les dará la herencia como recompensa, pues ustede s si r ven a Cr isto el S eñor.» (Colosenses 3:23-24). 3 0 : LV V C

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