LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Noviembre 2017

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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NOVIEMBRE LEAMOS LA BIBLIA Antiguo Testamento Salmos Mier 1 Jer. 50-51 Sal. 88 Jue 2 Jer. 52; Lam. 1 Sal. 89 Vie 3 Lam. 2-3 Sal. 90 Sab 4 Lam. 4-5 Sal. 91 Dom 5 Ez. 1-3 Sal. 92-93 Lun 6 Ez. 4-5 Sal. 94 Mar 7 Ez. 6-7 Sal. 95 Mier 8 Ez. 8-9 Sal. 96 Jue 9 Ez. 10-11 Sal. 97 Vie 10 Ez. 12-13 Sal. 98 Sab 11 Ez. 14-15 Sal. 99 Dom 12 Ez. 16-18 Sal. 100-101 Lun 13 Ez. 19-20 Sal. 102 Mar 14 Ez. 21-22 Sal. 103 Mier 15 Ez. 23-24 Sal. 104 Jue 16 Ez. 25-26 Sal. 105 Vie 17 Ez. 27-28 Sal. 106 Sab 18 Ez. 29-30 Sal. 107 Dom 19 Ez. 31-33 Sal. 108-109 Lun 20 Ez. 34-35 Sal. 110 Mar 21 Ez. 36-37 Sal. 111 Mier 22 Ez. 38-39 Sal. 112 Jue 23 Ez. 40-41 Sal. 113 Vie 24 Ez. 42-43 Sal. 114 Sab 25 Ez. 44-45 Sal. 115 Dom 26 Ez. 46-48 Sal. 116-117 Lun 27 Dan. 1-2 Sal. 118 Mar 28 Dan. 3-4 Sal. 119:1-24 Mier 29 Dan. 5-6 Sal. 119:25-49 Jue 30 Dan. 7-8 Sal. 119:50-72 "Plan para leer la Biblia en un año" escrito por Marilyn Hickey. Material usado con autorización. LV V C : 3 1 posición de fe. Mantente renovado en lo que la Biblia dice acerca de creerle a Dios. Aun si has sido una persona de fe durante muchas décadas como Ken y yo, mantente al día al leer las cosas básicas. Busca tus enseñanzas de audio viejas y escucha los mensajes que te animaron hace 20 años acerca de creerle a Dios. ¡Esos mensajes tienes una larga vida! Te animarán de nuevo. Fortalecerán tu fe de la misma manera que lo hicieron en el pasado. Aun si no aprendes nada nuevo de ellos, te recordarán que debes continuar haciendo lo que ya sabes hacer—y eso es lo más importante que puedes aprender acerca de la victoria. Esta última llega cuando activas los principios básicos que aprendiste en tus comienzos de la vida de fe. La experimentarás cuando actúas en la Palabra que ya conoces y continúas manteniendo Palabra fresca en tus ojos y tus oídos. Ciertamente ese ha sido el caso con Ken y conmigo. A pesar de que siempre estamos buscando recibir más luz de parte de la Palabra de Dios, a través de los años, cuando hemos enfrentado pruebas mayores, no siempre ha sido una revelación grande y nueva la que nos ha sacado adelante. Por el contrario, ha sido algo que hemos olvidado levemente lo que ha resultado ser la clave de nuestra victoria. Una y otra vez lo que nos ha permitido vencer fueron las cosas básicas y sencillas de creerle a Dios. Una y otra vez, en situaciones que parecían imposibles, lo que ha hecho que venzamos es lo que aprendimos a hacer hace ya 50 años: decla ra r la Pa labra, ejercita r la fe y la paciencia, resistir la duda y la incredulidad y mantenernos firmes en la verdad que ya conocíamos. Recuerdo una pr ueba f ina nciera por la que atravesamos que amenazó con terminar nuestro ministerio. Nos golpeó no mucho tiempo después de que lanzamos nuestro programa de TV diario, y nos puso casi $6 millones de dólares en rojo. En lo natural, la única manera en la posiblemente podríamos obtener todo ese dinero era vendiendo todo—las of icinas del ministerio y todo el equipo incluido—y aun así solo habríamos logrado pagarla. ¡Era una situación muy delicada! Entonces, ¿qué hicimos? Tomamos nuestras viejas cintas de enseñanzas que solíamos escuchar cuando comenzamos a vivir por fe. Volvimos a escuchar al hermano Kenneth E. Hagin enseñar los mismos mensajes que nos sacaron de las ataduras financieras en 1967: mensajes aparentemente elementales como: Puedes tener lo que dices, La confesión trae la posesión y La duda: el ladrón de las grandes bendiciones de Dios. ¡No importa si necesitas $100 dólares o $6 millones, la Palabra funciona! Cuando la pones en tu corazón y tu boca, produce fe. Y la fe basada en la Palabra y mezclada con paciencia, siempre obtiene resultados. Obviamente, eso fue lo que sucedió. No solamente vino el dinero y todas nuestras cuentas fueron pagadas, sino que terminamos con un testimonio maravillosos. ¡Nunca más hemos estado en esa clase de situación financiera! A eso es a lo que el diablo se expone cuando empuja a los creyentes demasiado lejos. Se arriesga a que la prueba a la que nos somete acabe haciéndonos más fuertes. Corre el riesgo de que ejercitemos nuestra paciencia a tal punto que, en lugar de ser derrotados por esa prueba, salgamos perfectos y plenos, sin que nada nos falte. Esa es la peor pesadilla del diablo. Así que adelante, haz que suceda. Toma tu posición firme en la Palabra de Dios. Ora la oración de fe, cree que recibes y mezcla tu fe con la fuerza que nunca se da por vencida. Conviértete en uno de esos que «por medio de la fe y la paciencia heredan las promesas» (Hebreos 6:12)… ¡y haz que el diablo se arrepienta de haberse metido contigo! UNA Y OTRA VEZ, EN SITUACIONES QUE PARECÍAN IMPOSIBLES, LO QUE NOS HIZO VENCER FUE LO QUE HABÍAMOS APRENDIDO HACE YA 50 AÑOS.

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