LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Noviembre LATAM 2018

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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LV V C : 1 5 se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepiéntanse, y crean en el evangelio!» (Marcos 1:15). La palabra evangelio significa "buenas nuevas". No habría sido una buena noticia si Jesús hubiera venido predicando que Dios quiere juzgar a las personas y enviarlas al infierno. No habría sido una buena noticia si Jesús le hubiera dicho a la gente que Dios los arruinaría y los dejaría enfermos, para que se acercaran más a Él. Entonces, obviamente, ese no fue el mensaje de Jesús. Su mensaje fue: "El reino de Dios está cerca." En otras palabras, "¡Su reino está aquí mismo! No tienes que esperar más para entrar en él. Puedes participar de su poder, beneficios y bendiciones en este momento. Entonces, arrepiéntete (o cambia tu forma de pensar) y cree". Jesús, los discípulos y tú "Bueno", podrías decir: "Creo que Jesús estaba hablando de benef icios espirituales cuando dijo eso. Él no prometió a la gente que el reino de Dios produciría bendiciones naturales en sus vidas". ¡Él ciertamente lo hizo! Puedes verlo en Lucas 4. Allí se explica con más detalle lo que Jesús predicó. Cuando les anunció las buenas nuevas sobre el reino de Dios, citó las Escrituras del libro de Isaías y dijo: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha Ungido [a Mí, el Ungido, el Mesías] para predicar las buenas nuevas (el Evangelio) a los pobres; Él me ha enviado a anunciar la liberación a los cautivos y la recuperación de la vista a los ciegos, para enviar a los que están oprimidos [agobiados, magullados, aplastados y deshechos por la calamidad] a proclamar el año aceptado y aceptable del Señor [el día en que abundan profusamente la salvación y los favores libres de Dios] (versículos 18-19, AMPC). Esos versíc u los está n l lenos de benef icios, tanto espirituales como naturales, y después de que Jesús los citó, les dijo a las personas: «Hoy se ha cumplido esta Escritura en los oídos de ustedes». (versículo 21, RVA-2015). En otras palabras, Él dijo: "¡Estoy aquí, y estoy Ungido! Entonces, pobre, ¡ya no tienes que ser pobre! ¡Cautivos, ya no tienen que estar cautivos! Oprimido, no tienes que vivir bajo la carga de esa enfermedad, o esa depresión, o esas circunstancias negativas aplastantes que el diablo te ha puesto. ¡Puedes recibir el reino de Dios, ser liberado de esas maldiciones y ser BENDECIDO!" Jesús ta mpoco solo pred icó ese mensaje. Él lo demostró. Él operó en el dominio de Dios y tomó autoridad sobre los espíritus malignos que habían atado a la gente. Él oró por las personas, y la unción del Espíritu Santo que estaba sobre él vino sobre ellos por miles para sanarlos, producir milagros en sus vidas y liberarlos. La mayoría de esas personas habían estado en la misma situación que mucha gente hoy en día, antes de que apareciera Jesús. Habían estado sentados en iglesias escuchando la letra de la Ley, pero nunca habían entendido el espíritu de la misma. Ellos no sabían que Dios es un Dios bueno, que quiere que estés bien y que está dispuesto a mostrar favor. Podrían haberlo leído en el Antiguo Testamento en el Salmo 145. Pero sus ojos habían sido cegados por la tradición religiosa y por el demonio. Sin embargo, cuando escucharon a Jesús predicar el evangelio del Reino bajo la unción, sus ojos espirituales se abrieron. Lo vieron… ¡y lo recibieron! Eso es lo que le sucedió al ciego Bartimeo. Oyó lo que Jesús predicó acerca de que el ciego ya no tenía que ser ciego. La fe se elevó en él y cuando Jesús se dirigió hacia él, actuó en consecuencia. Llamó a Jesús y le dijo que quería ver. «Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y enseguida el ciego recobró la vista». (Marcos 10:51-52). L a m i s m a c l a s e d e m i l a g r o s sucedieron cuando los discípulos de Jesús ministraron. Salieron, como Jesús dijo, y le dijeron a la gente: "El reino de Dios se ha acercado a ustedes", y porque ellos predicaron el mismo mensaje que Jesús, obtuvieron los mismos resultados. Su unción f luyó a través de ellos, los enfermos fueron sanados, y los discípulos «volvieron con alegría, diciendo: Señor, hasta los demonios se sujetan a nosotros en Tu nombre» (Lucas 10:9, 17, AMPC). Hoy, como creyentes, ¡deberíamos tener la misma experiencia! Deberíamos salir valientemente en el poder que recibimos cuando fuimos bautizados en el Espíritu Santo, y continuar el ministerio de Jesús al igual que aquellos pr i meros d is c ípu los . D eb er ía mos compartir el evangelio del reino de Dios y ser testigos de Jesús, no porque testificar sea lo correcto religiosamente hablando, sino porque tenemos las buenas noticias que las personas que nos rodean no conocen. Y cuando les contamos, la unción v iene y se lo demuestra a ellos. ¿Cuál es la unción? te preguntarás. Es la presencia manifiesta de Dios. Su poder tangible es el que viene y, como dice Isaías 10:27, destruye el yugo de la esclavitud. A veces la unción puede fluir a través de ti y cambiar la vida de las personas sin que te des cuenta. A medida que simplemente los amas y sigues lo que el Espíritu Santo te indica, su poder los afectará como lo hizo con una mujer que asistió a un servicio en el que predicaba en una prisión. Ella era una de las empleadas. No pude hablar mucho con ella personalmente, pero ella estaba en la reunión y cuando la vi, mi corazón la alcanzó con amor. Después del ser vicio, cuando me estaba yendo, tuve la oportunidad de abrazarla, orar por ella y simplemente bendecirla. No estaba pensando en destruir un yugo. Sólo estaba escuchando al Espíritu de Dios y haciendo lo que Él me guio a hacer. Más adelante descubrí que había sido alcohólica durante muchos años. Y en el momento en que la abracé y oré por ella, ella fue liberada de inmediato. Ni siquiera sabía que necesitaba la liberación. Sin embargo, la unción penetró en ella, destruyó ese yugo y la liberó. ¡Iglesia, este es nuestro trabajo! Y no es necesario ser parte de uno de los cinco ministerios para hacerlo. Sólo tienes que ser creyente, porque según Jesús: «estas señales acompañarán a los que crean: En mi nombre expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas, … pondrán sus manos sobre los enfermos, y éstos sanarán.» (Marcos 16:17-18). Esas son las palabras del Maestro. Por lo tanto, ve y sal por fe. Cuéntale a la gente lo que Dios ha hecho por ti. ¡Vive tu vida aquí en la Tierra como un embajador del reino de Dios y el poder de ese reino se manifestará a través de ti!

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