LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Enero LATAM 2019

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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difícil recibir. Por el contrario, ¡era fácil recibir de parte de Jesús! Cuando visitó la casa de Simón Pedro y descubrió que la suegra de Pedro estaba enferma, oró por ella y ella se levantó sanada (Lucas 4:38-39). Cuando Jairo se acercó a Él a la orilla del mar y le pidió que fuera a su casa e impusiera las manos sobre su hija moribunda, Jesús lo hizo. Y aunque la niña murió antes de que llegaran, la tocó y la pequeña resucitó (Marcos 5:22-42). Cuando la mujer con el problema del flujo de sangre presionó para atravesar la multitud que lo rodeaba y dijo: «Si alcanzo a tocar aunque sea su manto, me sanaré.», la Unción f luía desde Él tan profusamente que en el instante en que ella lo tocó, se sanó de inmediato. (Marcos 5:28-34). Cuando bajaba de la montaña con multitudes que le seguían, el leproso se postró ante él y le dijo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme.» Jesús extendió la mano, lo tocó y le dijo: «Quiero. Ya has quedado limpio.» Y al instante, su lepra desapareció.» (Mateo 8:1-3). Hechos 10:38 dice: «Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder, y que él anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo » ¿Por qué los sanó a TODOS? Porque, como dice el final del versículo, "Dios estaba con Él". ¡Y Dios es, y siempre ha sido, profusamente BUENO! El tiempo se está acabando "Pero Gloria", podrías decir, "Jesús hizo todas esas cosas hace 2.000 años. Ocurrieron cuando estuvo físicamente aquí en la Tierra." Sí, es correcto. ¿Pero, qué diferencia tiene? Según Hebreos 13:8: «Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos.» Él no cambió después de finalizar con Su ministerio terrenal y ascender al cielo. Él no redujo Su bondad tan generosa. ¡Por el contra rio! En el día de Pentecostés, en Hechos 2, Él derramó la BENDICIÓN de Dios con más abundancia que nunca. Env ió un derramamiento del Espíritu Santo tan prolífico que recayó en el aposento alto en Jerusalén y se apoderó de todas las personas en la calle. Desde entonces, Él ha expandido Su m in ister io e x ponenc ia l mente, enviándonos a todos nosotros al mundo, como creyentes, pa ra que seamos Sus testigos. Nos ha equipado con la misma Unción del Espíritu Santo en la que confió en Su ministerio. Él nos ha comisionado y nos ha dado el poder de hacer lo mismo que Él, haciendo el bien y manifestando el reino de Dios. Como dijo en Mateo 28:18-20: «Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.» ¡A hora es nuestro t urno de ser aquellos a través de quienes el reino de los cielos irrumpe generosamente en las vidas de las personas! Ahora estamos ungidos para sanar a los enfermos, llevar la liberación a los cautivos y proclamar el día en que abundan profusamente la salvación y los favores de Dios. Estas son las buenas noticias: ¡todavía estamos viviendo en ese día! A pesar de toda la oscuridad que vemos en el mundo que nos rodea, el reino de Dios está en nosotros y entre nosotros (Lucas 17:21, AMPC), y la puerta está abierta de par en par. Dios todavía está diciéndoles a través de nosotros a todos los hombres que "cualquiera que lo desee" puede creer en Jesús, entrar y ser BENDITO. Sin embargo, este día no durará por siempre. Como dijo Jesús, esta era llegará a su fin, y ahora ese final está más cerca que nunca. Jesús vendrá pronto para raptar a Su Iglesia y, cuando lo haga, después de más de 2.000 años de favores que abundan profusamente de Dios, esta época finalizará. Antes de que eso suceda, queremos asegurarnos de que todos en el mundo h a y a n e s c u c h a d o e l Ev a n g e l i o . Queremos recoger la totalidad de la cosecha del fruto de la Tierra. Cuando sa lga mos de aqu í hac ia el c ielo, queremos llevarnos a todos los que deseen ir. ¡Pero no nos queda mucho tiempo para hacer ese trabajo! Estamos en la etapa f inal de los últimos días. El fin de este mundo se está acercando rápidamente, y todavía tenemos muchas personas por alcanzar. ¿Cómo las alcanzaremos? Bueno, ciertamente no podremos hacerlo en nuestras propias fuerzas. La tarea es demasiado grande. Incluso con las posibilidades grandiosas que nos ofrece la tecnología en la actualidad, la radio, la televisión, los satélites y los aviones que pueden transportarnos por todo el mundo para predicarle a las personas, si tuviéramos que ganar este mundo de forma natural, nunca podríamos lograrlo. Pero, alabado sea Dios, no estamos limitados sólo a lo natural. Podemos operar en lo sobrenatural. Debido a que hemos sido resucitados junto con Cristo y sentados con Él en lugares celestiales (Efesios 2:6), podemos cumplir nuestra misión en la Tierra al operar en la autoridad que Él nos ha dado en el reino celestial. De la Ocina Oval a la Sala del Trono de Dios ¡Tan solo piensa en el gran poder que tenemos disponible como creyentes! Formamos parte del gobierno celestial de Dios. Podemos permanecer en Él, dejar que Su Palabra permanezca en nosotros, y pedir lo que queramos y así se hará por nosotros (Juan 15:7). Podemos acudir conf iadamente a l trono de la gracia de Dios en cualquier momento que deseemos y recibir lo que necesitemos para llevar a cabo lo que Él nos ha encomendado (Hebreos 4:16). ¡Un a v e z e st aba me d it a ndo a l respecto y me di cuenta de que no puedo acercarme a ese tipo de poder en lo natural! No puedo entrar a la Casa Blanca cuando se me antoje. No puedo simplemente entrar confiadamente en la Oficina Oval, y esperar que el presidente haga lo que le pida. Visité la Casa Blanca hace unos años con Billye Brim, pero no nos permitieron entrar a la Oficina Oval. Aunque era de noche y no había nadie, había una cuerda que atravesaba la puerta indicando que el acceso estaba restringido. Sin embargo, lo que pudimos hacer fue tomar nuestro lugar en la sala del trono de Dios. Pudimos ponernos de acuerdo en que se haga Su voluntad en esa of icina en la Tierra como en el cielo. Y eso es lo que hicimos. Nos arrodillamos y subimos a una oficina superior en autoridad. Pusimos nuestras manos bajo la cuerda sobre la alfombra 1 4 : LV V C

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