LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Enero LATAM 2019

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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4 : LV V C "Pero hermano Copeland, ese era Jesús, ¡Él era Dios!" Lo sé, pero Él no hizo esas cosas como Dios. Cuando vino a la Tierra, se despojó de sus privilegios divinos y actuó como el Hijo del Hombre. Se sujetó a todo lo que tú y yo estamos sujetos y dijo: «…el Padre, que vive en mí, es quien hace las obras.» (Juan 5:19). A veces leemos esas escr it u ras y pensamos que Jesús veía al Padre de una manera diferente a como lo hacemos nosotros. Creemos que Él podía ver a Dios con sus ojos físicos. Sin embargo, eso no es cierto. El Padre era tan invisible para Jesús en el mundo natural y físico como lo es para nosotros. Entonces, Jesús tuvo que hacer lo mismo que Josué hizo. Él tuvo que hacer lo que nosotros tenemos que hacer. Tenía que permanecer en La PALABR A de Dios, escucharla y meditar en ella, hasta que pudiera "ver" algo. Si eso te suena extraño, como si fuera una habilidad súper espiritual con la que no puedes relacionarte, déjame asegurarte que lo haces todos los días. Y yo también. Por ejemplo, puedo cerrar los ojos ahora mismo y ver con perfecta claridad la casita que Gloria y yo compramos en 1986 en las montañas de Colorado. Puedo ver el camino de entrada serpenteando en frente. Puedo visualizar la ventana panorámica en la sala, la cual enmarcaba a la perfección la montaña de esquí al lado opuesto del valle. Puedo ver el patio desde el porche delantero y las baldosas color anaranjado oscuro en el área de ingreso de la puerta lateral, donde te quitas tus botas sucias y otros accesorios. Estoy visualizando esa pequeña casa en este momento y, en cierta medida, tú también lo estás haciendo al escuchar mi descripción. ¿Pero, sabes qué? ¡La casa ya no existe! La vendimos en 1999, y el muchacho que la compró la demolió con una retroexcavadora. Pero, todavía podemos verla, ¿verdad? Podemos conver t i r las pa labras en imágenes internas y ver con los ojos de nuestra mente… lo cual no es gran cosa cuando todo lo que estamos viendo es una pequeña casa montañesa en Colorado. Pero, cuando miramos a Jesús y la verdad Si Jesús puede hacerlo, tú también Aunque no todos tenemos exactamente la misma tarea que Josué, Dios nos ha dado a todos esencialmente las mismas instrucciones. Nos dice en Proverbios 4:20-22 «Hijo mío, presta atención a mis palabras; Inclina tu oído para escuchar mis razones. No las pierdas de vista; guárdalas en lo más profundo de tu corazón. Ellas son vida para quienes las hallan; son la medicina para todo su cuerpo». Hebreos 12:1-2 lo dice de esta manera: «Por lo tanto, también nosotros, que tenemos tan grande nube de testigos a nue st ro a l rededor, l iberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que le esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio, y se sentó a la derecha del trono de Dios.» Debido a que Jesús es la PALABRA hecha carne, cuando enfocamos nuestros ojos en Él, estamos enfocados en La PA L A BR A ; y cuando mantenemos nuestros ojos en La PALABR A, los estamos enfocando en Él. Entonces, déjame preguntarte algo: ¿Qué estás visualizando este año? ¿Qué estás viendo? ¿Estás viendo tus fracasos pasados? ¿Estás viendo tus circunstancias actuales? ¿Estás viendo tus miedos del futuro? ¿O están tus ojos enfocados en Jesús y la PALABRA de Dios? "Bueno, trato de mantener mi atención en Jesús, pero mis circunstancias me distraen demasiado. Simplemente, no puedo hacerlo." ¡Sí, sí puedes! La biblia dice: «Pero el que se une al Señor, es un espíritu con él.» (1 Corintios 6:17), así que tienes el espíritu de Jesús dentro de ti. Cuando naciste de nuevo, recibiste Su fe en la misma medida. Él ha enviado el mismo Espíritu Santo que lo empoderó a Él a empoderarte. Entonces, si Jesús pudo menospreciar, es decir, "no prestarle atención o no delegar autoridad en", el oprobio y mantener el foco en el gozo de Dios, entonces t ú puedes hacer lo mismo con las circunstancias contrarias que vienen en tu contra. recibido noticias había descrito al enemigo como absolutamente invencible. ¿Qué haría? Si hubiese actuado como la mayoría de las personas, Josué se habría enfocado en sus imágenes mentales negativas. Habría examinado los problemas que presentaban las murallas de la ciudad y pensado: ¡No veo cómo alguna vez lo lograremos! Habría sido derrotado antes de comenzar. Pero Dios se apodero de él y redirigió su mirada. Él dijo: " Josué, mírame! No mires a l enemigo. No mires las circunstancias. Yo Soy a Quien debes prestarle atención. Pon tus ojos en Mí y medita día y noche en Mi PALABRA. Ponla en tu boca y no digas nada más. No pienses en nada más. Mírame hasta que puedas visualizar qué hacer." Por supuesto, Josué obedeció. Siguió escuchando y escuchando La PALABRA. Siguió meditando sobre el hecho de que Dios le había dicho: • «…Voy a darles cada lugar donde pongan los pies.» (Josué 1:3). • «Mientras vivas, nadie podrá hacerte frente, porque yo estaré contigo como antes estuve con Moisés. No te dejaré, ni te desampararé.» (versículo 5). • «Esfuérzate y sé valiente, porque tú serás quien reparta a este pueblo, como herencia, la tierra que juré a sus padres que les daría.» (versículo 6). • «Escucha lo que te mando: Esfuérzate y sé valiente. No temas ni desmayes, que yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas.» (versículo 9). A medida que enfocó su atención en esas palabras, Josué comenzó a verlas materializarse, no con sus ojos físicos, sino con su mente. Él llenó sus ojos de Dios. Él llenó su boca de Dios. Él llenó su corazón de Dios. Luego, salió y conquistó a los cananeos de izquierda a derecha. Se enfrentó a todas las batallas sin miedo porque ya había visualizado la victoria. ¡La había ganado dentro de sí mismo antes de ir a pelear!

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