LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Junio LATAM 2019

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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resurrección de Jesús (1 Corintios 2:6). El diablo no tiene la autoridad para decirnos que no podemos tener el cielo en nuestras vidas. Está bajo nuestros pies, y no tiene derecho a decirnos qué hacer. Nosotros deberíamos estar diciéndole qué hacer, y no al revés. Cuando él trata de poner parte de la maldición sobre nosotros, deberíamos estar diciendo: "¡No, diablo! Sal de mi casa. No traerás la maldición aquí. ¡Jesús me redimió de eso y no lo tomaré de nuevo!" Además, deberíamos estar diciéndole sí a Dios para que Su voluntad se pueda establecer en nuestras vidas en la Tierra como en el cielo. Deberíamos estar operando de acuerdo con el plan que describió en Deuteronomio 11, cuando dijo a los israelitas: «Si ustedes obedecen con todo cuidado los mandamientos que hoy les mando cumplir, y si aman al Señor su Dios y le sirven con todo su corazón y con toda su alma… Lleven estas palabras mías en su corazón y en su alma. Átenlas como señal en su mano, y llévenlas como frontales en medio de sus ojos. Enséñenselas a sus hijos, y hablen de ellas cuando te encuentres descansando en tu casa, y cuando vayas por el camino, y cuando te acuestes, y cuando te levantes Si ustedes cumplen con mucho cuidado todos estos mandamientos que yo les mando cumplir, y si aman al Señor su Dios, y van por todos sus caminos, y lo siguen» (versículos 13, 18-19, 22). "¡Pero Gloria, esas son instrucciones del Antiguo Testamento!" Es cierto, pero Jesús nos las dio de nuevo en el Nuevo Testamento. Él las resumió en Mateo 6, cuando dijo: "Busca (establece como meta y lucha por) primero el reino [de Dios] y su justicia (su manera de hacer las cosas y de ser correcto), y luego todas estas cosas te serán entregadas" (versículo 33, Biblia amplificada, edición clásica). La frase: «todas esas cosas… te serán entregadas» en ese versículo se refiere a todas la BENDIONES de Dios que se requieren para vivir una vida celestial. Como lo aclaran los versículos que lo rodean, incluye comida en abundancia, ropa tan hermosa como los lirios y suministros sobrenaturales del almacén del cielo. Todo lo que necesitamos para vivir una vida sin presiones ni preocupaciones. ¡Dios no quiere que vivamos bajo presión como lo hace el mundo! La única presión que Él pretende que experimentemos es la clase positiva que viene de presionar hacia Él. La presión que proviene de lo que Hebreos 4:11 llama trabajar para entrar en el descanso de Dios. ¿Qué es exactamente trabajar para entrar en el reposo de Dios? Presionar para escuchar Su Palabra, creerla y actuar en consecuencia. Es ser diligente en obedecerlo y mantener Sus palabras en nuestros corazones y en nuestras bocas, no solo cuando vamos a la iglesia los domingos, sino siete días a la semana. En otras palabras, es trabajar espiritualmente para hacer lo que sea necesario para que nuestro corazón se torne 100% hacia Él. Lamentablemente, muchos cristianos nunca se comprometen con ese tipo de trabajo. Solo escuchan unos pocos mensajes sobre la fe, oran unas cuantas oraciones y dan quizás el 1% de su tiempo a Dios. Luego, cuando no ven al cielo explotar en sus vidas y hacerse cargo de sus asuntos, se desvían a otras cosas y se dan por vencidos. No entienden que el programa del cielo en la Tierra que Dios diseñó no es una cosa del 1%. Ni siquiera es una cosa del 10 por ciento. Se trata de hacer todo por Él. Haciéndole a Él lo primero que buscamos cuando nos levantamos por la mañana. El primero al que recurrimos cuando necesitamos ayuda o respuestas. Aquel a quien deseamos agradar sobre todo y someternos como la autoridad final en nuestras vidas. DIOS SOLAMENTE TOMARÁ AQUELLO QUE LE OFREZCAS Segunda de Crónicas 16:9 dice: «Los ojos del Señor están contemplando toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que mantienen hacia él un corazón perfecto [o 100 por ciento]». Él siempre está buscando a aquellos que darán todo por Él y abrirán la puerta de la fe para que Él pueda moverse en sus vidas. Él no es como el diablo. Él no irrumpe en las vidas de las personas y se hace cargo solo porque lo desea. Sólo tomará aquello que le ofrezcamos. Cuando te entregues totalmente a Él, Él hará cosas que te asombrarán. Él tomará tus circunstancias más terribles y las transformará por completo. Nunca tendrás que preocuparte por traerle un problema demasiado grande para que resuelva. Él 1 4 : LV V C todavía no podían nacer de nuevo bajo ese pacto (porque Jesús no había venido), Dios todavía les dio una forma de vivir en LA BENDICIÓN. Les dijo cómo disfrutar de una vida de abundancia, sin aflicción, cuidado, escasez, enfermedad ni dolencias. Eso es lo que Dios quería para ellos, y es lo que les prometió a aquellos que lo obedecerían, durante todo el recorrido del Antiguo Pacto. ¿Qué nos ha prometido Dios en el Nuevo Pacto? ¡Aún más! Él nos proporcionó a través de Jesús «un pacto mejor, establecido sobre mejores promesas.» (Hebreos 8:6). Tenemos todas las BENDICIONES prometidas en el Antiguo Testamento y, además, nos han hecho partícipes de la naturaleza de Dios. Hemos sido liberados del poder de la oscuridad y trasladados al reino del querido Hijo de Dios: en quienes tenemos redención a través de su sangre, incluso el perdón de los pecados (Colosenses 1:13-14). Somos ciudadanos del cielo. (Filipenses 3:20, Nueva Versión Viviente) Tenemos la Palabra de Dios escrita y tenemos las leyes del Nuevo Pacto escritas en nuestros corazones. (Hebreos 8:10) Tenemos el Espíritu Santo que mora en nosotros para enseñarnos y capacitarnos. ( Juan 14:26) Se nos ha dado el Nombre de Jesús, el Nombre sobre todo nombre, para usarlo en la oración y la guerra espiritual. (Efesios 3:14-15) No tenemos que esperar a morir para caminar en la victoria celestial porque «somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó», ¡ahora mismo! (Romanos 8:37) Si los israelitas pudieron tener días del cielo en la Tierra bajo el Antiguo Pacto, ¡cuánto más podemos tú y yo como creyentes nacidos de nuevo! UN ENEMIGO DERROTADO "Pero ¿qué pasa con el diablo?", podrías preguntarte. "¿No está él todavía suelto y causando problemas?" Sí, pero es un enemigo derrotado. Ha sido reducido a cero por la vida, muerte y

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