LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Septiembre LATAM 2019

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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esperar un poco." Eso simplemente no es cierto. No hay un solo ejemplo en los evangelios donde Jesús alguna vez le haya dicho a alguien que acudió a Él para que lo sanara, que esperara un momento para recibirlo. No; Él siempre respondió como lo hizo al hombre que vino a Él en Mateo 8 para ser sanado de la lepra. Jesús no le dijo a ese hombre: "Sí, te sanaré, pero tendrás que esperar unos cuatro años." Él dijo: Quiero. ¡Sé limpio! (versículo 3, RVA-2015) y sanó al hombre inmediatamente. ¡Jesús sigue diciendo ese mismo "quiero" hoy, en la actualidad! Él es «el mismo ayer, hoy, y por los siglos.» (Hebreos 13:8). «Porque todas las promesas de Dios son en él "sí" y, por tanto, también por medio de él decimos "amén"» (2 Corintios 1:20, RVA-2015). Entonces Él está listo para sanar y liberar a cualquier persona inmediatamente, en cualquier lugar, en cualquier momento. Él solo está esperando que le demos la oportunidad de hacerlo. Él simplemente nos está esperando, como Sus representantes, para liberar Su maravilloso poder al salir con toda audacia por la fe en Su Nombre. ¿Cómo luce eso exactamente? Puedes verlo en Hechos 3. Nos habla de un tiempo después de la resurrección de Jesús, cuando Pedro y Juan iban al templo a orar y un hombre cojo les pidió limosna. Entonces Pedro, que estaba con Juan, fijó la mirada en el cojo y le dijo: «¡Míranos!» El cojo se les quedó mirando, porque esperaba que ellos le dieran algo, pero Pedro le dijo: «No tengo oro ni plata, pero de lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!» Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó, ¡y al momento se le afirmaron los pies y los tobillos! El cojo se puso en pie de un salto, y se echó a andar; luego entró con ellos en el templo, mientras saltaba y alababa a Dios. (versículos 4-8). ¡A eso le llamo yo resultados inmediatos! Pedro y Juan no solo oraron por ese hombre y se marcharon con la esperanza de que algún día Dios les respondiera. Acababan de dar la orden de fe en el Nombre de Jesús, tomaron de la mano al hombre y lo levantaron bruscamente. Creían que el nombre de Jesús haría la obra, y que el hombre se recuperaría de inmediato. "Sí, pero Pedro y Juan podían hacer ese tipo de cosas", podrías decir, "¡Porque ellos eran apóstoles!" Es cierto, pero esa no fue la razón por la que el hombre fue sanado. Pedro mismo lo dijo. Le dijo a la multitud asombrada que se reunía para admirar el milagro. «¿Qué es lo que les asombra? ¿Por qué nos ven como si por nuestro poder o piedad hubiéramos hecho que este hombre camine? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que es el Dios de nuestros antepasados, ha glorificado a su Hijo Jesús y por la fe en su nombre, a este hombre que ustedes ven y conocen, Dios lo ha restablecido; por la fe en Jesús, Dios lo ha sanado completamente en presencia de ustedes.» (versículos 12-13, 16). Pedro no dijo nada en absoluto acerca de que él era un apóstol. Él habló sobre la fe en el Nombre de Jesús. Simplemente hizo eco de lo que Jesús dijo en Marcos 16: «Y estas señales acompañarán a los que crean: En mi nombre pondrán sus manos sobre los enfermos, y éstos sanarán.» (versículos 17-18). El nombre de Jesús no funcionó para Pedro porque era un apóstol. Le funcionó porque era un creyente. Funcionó porque él tenía fe en el poder del Nombre de Jesús. Él lo dijo nuevamente en Hechos 4 cuando los líderes religiosos lo arrestaron a él y a Juan, y los interrogaron sobre la curación del hombre cojo. Cuando les preguntaron: «¿Con qué autoridad, o en nombre de quién hacen ustedes esto?» Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: «Gobernantes y ancianos del pueblo: Ya que hoy se nos interroga acerca del beneficio otorgado a un hombre enfermo, y de cómo fue sanado, sepan todos ustedes, y todo el pueblo de Israel, 4 : LV V C en el Nombre de Jesús? Para ser salvos, ¿no teníamos que tener fe en el nombre?" Sí, pero ser salvo no es el final de la historia. La Biblia dice: «el justo vivirá por la fe» (Hebreos 10:38). Para mantener una fe viva en el Nombre de Jesús, debes seguir alimentándola con la PALABRA de Dios. Tienes que volver a lo que Él dijo acerca de ese Nombre, o tu fe se debilitará y se agotará. Continuarás diciendo "en el Nombre de Jesús" cuando oras, pero solo lo dirás de memoria. Lo dirás por consentimiento mental y familiaridad, sin ninguna fe real que lo sustente. Para entender por qué es así, piensa en cómo funciona tu cuerpo físico. Hay que alimentarlo para que produzca energía. Si sigues usando esa energía, incluso si lo único que haces es levantar y bajar el brazo, eventualmente tendrás que comer para reponer fuerzas. De lo contrario, ya no podrás levantar el brazo. Lo mismo ocurre con la fe porque, como tu cuerpo, la fe es algo vivo. Es la fortaleza espiritual que se obtiene al: «oír, y el oír… por la palabra de Dios (Romanos 10:17). Si sigues usándola y no la reabasteces volviendo y escuchando más PALABRA, tu fe llegará a donde no tiene ninguna fuerza. Sin embargo, a diferencia de la debilidad física, cuando tu fe se debilita, no necesariamente lo notarás de inmediato. Debido a que no puedes sentirla, es posible que solo te des cuenta de que se está debilitando cuando deja de producir resultados: cuando oras por algo en el Nombre de Jesús, por ejemplo, y no sucede nada. O bien, ordenas que la sanidad venga con ese Nombre y, sin embargo, pasan días… semanas… y meses… y la enfermedad aún permanece. Sí, no o ¿espera un poco? Esto sucede demasiado en el Cuerpo de Cristo en la actualidad. Nos hemos acostumbrado a esperar largos períodos de tiempo para que nuestras oraciones produzcan resultados. En algunos círculos, los cristianos incluso han ideado doctrinas para explicar el retraso. "Dios siempre responde a la oración", dicen. "A veces la respuesta es sí, a veces no, y a veces debes

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