LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Diciembre LATAM 2019

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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6 : LV V C El regalo del día de la madre "Sobreviví el accidente", recuerda Matthew, "pero necesitaba ir al hospital. Entonces, llamé a mi mamá para preguntarle si todavía tenía seguro médico. Ella siempre había usado un amor áspero conmigo. Se negaba a darme dinero o a ayudarme. Pero habíamos mantenido una buena relación, y ella siempre me recordaba que me amaba. Sin embargo, ella estaba fuera de la ciudad ese día, así que mi padre contestó el teléfono y me recibió en el hospital. Nuestra relación no era buena, pero él siempre estaba listo para ayudarme." Matthew era el mayor de tres hijos. Con su hermano medio siguiéndole los pasos, sus padres estaban enfocados en proteger al hermano menor de su influencia, pero sin el beneficio de ninguna fe para respaldarlos. "Mamá era cristiana cuando conoció a papá", explica Matthew, "pero él era judío. Entonces, decidieron criarnos ignorando ambas religiones. Querían que tomáramos nuestras propias decisiones. Yo no tenía idea de quién era o por qué estaba en este planeta. No tenía concepto alguno del significado de la vida." En mayo del 2007, cuando Matthew tenía 22 años, recibió una llamada inesperada de parte de su mama. "Todo lo que quiero para el Día de la Madre es que vayas conmigo a la iglesia", le dijo. "¿La iglesia?" Ella le explicó que una amiga la había invitado y que ella había asistido un par de veces. "Iré si eso te hace feliz", le respondió Matthew. El día que Matthew apareció en la iglesia, el mensaje del día se titulaba "Lo arruiné con mi adicción". "¿Qué me va a decir este pastor sobre la adicción?", se preguntó Matthew. "Ya he estado en Alcohólicos Anónimos, Narcóticos Anónimos y en varias rehabilitaciones ambulatorias. Además, no soy un adicto." Durante el servicio, todos recibieron una piedra del río. El pastor explicó que esa roca representaba la adicción. El concepto le parecía extraño, pero, sin prestarle atención a ese detalle, el servicio transcurrió sin incidentes para Matthew. Cuando salió de la iglesia, roca en mano, supo que algo le estaba pasando. Esa noche Matthew se sentó en soledad y lloró durante tres horas. Todo el dolor y las emociones atrapadas salieron a la superficie. A la mañana siguiente, despertó con sentimientos encontrados acerca de la roca, por lo que decidió esconderla en un cajón. Un pensamiento que sonó como una voz le dijo: No; si la pones en ese cajón, puedes volver a ella cuando las cosas se pongan dif íciles. Matthew decidió entonces arrojarla a un lago. A partir de ese día, nunca más volvió a usar drogas. Durante las siguientes semanas y meses, dejó el alcohol y los cigarrillos. Su deseo por esas cosas fue reemplazado por algo novedoso. Ahora tenía un apetito voraz por las cosas de Dios. Un hombre diferente "Fui a la iglesia y asistí al grupo universitario", comenta Matthew. "Pero yo era un pájaro diferente. Tenía tatuajes, y tenía un aspecto aterrador. Era un matón de la calle que pesaba 140 kilos. Los jóvenes de la iglesia me miraban con curiosidad. Hablaron de Noé, David, Goliat y Sansón. Nunca había oído hablar de ellos, así que comencé a leer la Biblia. Mi familia estaba esperanzada pero nerviosa, a la espera de la próxima tormenta." Si bien la iglesia a la que asistió Matthew acogía entre 5.000 y 8.000 personas en múltiples servicios cada fin de semana, solo unos 10 se presentaban para el grupo universitario. Parecía un número pequeño, pero ¿qué podría hacer alguien como Matthew al respecto? El pensamiento que sonó como una voz le dio la respuesta en forma de pregunta: ¿Puedes contactar a personas como tú? "Pensé que podría", dice Matthew, "así que me paré en el vestíbulo en cada servicio repartiendo tarjetas con los horarios de nuestro grupo universitario para adultos jóvenes. En unos pocos meses, el grupo universitario tenía entre 80 y 100 personas. Creció constantemente hasta que alcanzamos 300 a 400 personas en la base de datos. Les enviaba una escritura o una palabra de aliento unas cinco veces a la semana". Finalmente, Matthew comenzó un grupo universitario en otro campus. Pero todavía le faltaba algo. Tenía hambre por más de Dios. Entonces continuó buscando, y en poco tiempo el Señor lo llevó a un ministerio relacionado con los Ministerios Kenneth Copeland. Compramos terrenos en Kenya y en el 2017 iniciamos la construcción de una escuela… también pasamos días durmiendo y ministrando en un campo de refugiados a 10 km de la frontera con Sudán del Sur.

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