LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Enero LATAM 2020

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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tan lejos de lo que puedes ver y comprender ahora como de lo que sus fundadores pudieron ver en el año 1776. Hijito, ¡todavía no has visto nada! Solo han pasado un puñado de años desde que Dios me compartió esas palabras, y esta nación ya ha dado pasos agigantados hacia ese nuevo destino que durante décadas habían parecido casi imposibles. Por ejemplo: cuando dedicamos la Embajada de los Estados Unidos en Jerusalén, y cuando nuestro presidente reconoció formalmente la soberanía de Israel sobre los Altos de Golán, experimentamos un avance clave en el plan de Dios para esta nación. Esos eventos enterraron estacas celestiales en tierra del Espíritu Santo que no pueden ser removidas. Estos acontecimientos, y otros demasiado numerosos para mencionarlos en este artículo, son señales de que el renacimiento del cual me habló el SEÑOR está en marcha. Aunque todavía es un trabajo en progreso, está sucediendo. Estamos en medio de ese proceso y, todos nosotros, como creyentes, somos responsables de facilitar que siga avanzando. Esto no se trata de un pequeño acto político. Esto tiene que ver con el mayor derramamiento del Espíritu Santo y el Fuego que jamás antes haya impactado este planeta para transformarlo, y nuestras vidas en todos sus aspectos están conectadas con el mismo. Nuestras finanzas están conectadas a este cambio. El bienestar de nuestras familias y nuestros hogares están conectados al mismo, y todos tenemos un rol que desempeñar para producir su plena manifestación. Aun un niño puede hacerlo Esto debe formar parte de nuestra vida de oración todos los días. Necesitamos hablar sobre esto con otros creyentes. Cuando venimos a la iglesia, no debemos perder el tiempo hablando de nuestras opiniones, aferrándonos a la última y tonta declaración que algunos políticos hayan hecho. Deberíamos usar esas oportunidades para obedecer las instrucciones en 1 Timoteo: «Ante todo, exhorto a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que ocupan altos puestos, para que vivamos con tranquilidad y reposo, y en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen a conocer la verdad.» (versículos 1-4). No solo debemos orar cuando estamos en la iglesia, sino en nuestros momentos de oración personal; deberíamos estar orando por nuestra ciudad, nuestro estado y nuestra nación. Deberíamos estar haciendo por ellos lo mismo que el Apóstol Pablo dijo en Gálatas 4:19 que hizo por la iglesia en Gálata: «Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en ustedes». ¿Cómo es que sufres dolores de parto en la oración? Lo haces en el Espíritu Santo. Pasas tiempo alabando y adorando a Dios por el gran derramamiento que tiene reservado para este país. Te afirmas en Su PALABRA y oras en otras lenguas hasta que en el espíritu accedes a un lugar donde el Espíritu Santo puede tomarte y hacer intercesión a través de ti según la perfecta voluntad de Dios (lee Romanos 8:26-28). No tienes que ser un gigante espiritual para hacerlo. Mi hija Terri comenzó a hacerlo cuando era tan solo una niña. Cuando estaba en sexto grado, decidió ayunar y orar por su colegio, y sucedieron cosas increíbles. Otras estudiantes comenzaron a unírsele y le pidieron que orara por ellas entre clases para recibir el Bautismo en el Espíritu Santo. Tal movimiento de Dios estalló en ese colegio que un día el director sintió que era necesario anunciar por el altavoz: "¡No habrá más oraciones en lenguas en el baño de niñas!" Por supuesto, si quieres ver ese tipo de resultados en tus oraciones, tendrás que orar con fe. No se puede llegar a ninguna parte quejándose delante Dios con incredulidad. La fe es el punto de partida. Es la clave para desbloquear las bodegas del espíritu. Por esta razón fue que Jesús dijo en Marcos 11:22: «Tengan fe en Dios.» "Pero hermano Copeland, no tengo esa clase de fe." Seguro que la tienes. Dios te la dio como regalo en el momento en que naciste de nuevo. Tal como lo hace con cada creyente, te dio «la medida» de fe que Dios repartió a cada uno. (Romanos 12:3). ¡Su fe es algo poderoso! Es lo que usó para crear los cielos y la tierra. No solo los hizo de la nada, como a veces nos enseña la religión. Lo hizo declarando palabras llenas de "la sustancia" de la fe (Hebreos 11:1). Él dijo por fe: "¡Sea la luz!" Y la luz explotó en la oscuridad y creó 16 mil millones de millas del universo en tan solo 24 horas. Ese es el tipo de cosas que la fe de Dios puede hacer, y ahora tienes una medida de esa fe. Es posible que aún no hayas hecho mucho con ella, pero está allí, en tu espíritu, a la espera de ser alimentada con la PALABRA, desarrollada y utilizada. Entonces, adelante, ponla a trabajar. Pon en práctica estos cuatro fundamentos de la fe y ayuda a hacer realidad la voluntad de Dios, no solo en tu vida y circunstancias, sino también en tu nación. Primero, toma tu posición sobre lo que Dios ya ha prometido en Su PALABRA que haría cuando Su pueblo orara. Medita en versículos como 2 Crónicas 7:14 y cree que Dios responderá a tus oraciones y sanará nuestra tierra. Segundo, dale voz a tu fe. No te unas a los detractores cuando comiencen a quejarse y hablar acerca de lo mal que va el país. Sólo declara lo que Dios ya dijo al respecto. Sigue el ejemplo del Apóstol Pablo y, tal cual él lo hizo en 2 Corintios 4:13, repite: «Pero en ese mismo espíritu de fe, y de acuerdo a lo que está escrito: «Creí, y por lo tanto hablé», nosotros también creemos, y por lo tanto también hablamos.» Tercero: actúa según tu fe. Busca al Señor y pregúntale cómo quiere que votes y luego, obedécele. Pregúntale cómo puedes BENDECIR activamente a tu barrio, tu ciudad y tu estado o departamento, y haz lo que Él te diga. Cuarto: perdona. La fe no funcionará en un corazón que no perdona, así que rehúsate a mantenerte en estado de contienda con alguien, incluyendo aquellos políticos cuyas políticas te molestan. En su lugar, deja que el amor de Dios fluya a través de ti mientras oras por ellos. Si hacemos nuestra parte y oramos con fe y amor, Dios ciertamente hará Su parte. Cumplirá al máximo lo que nos prometió en Su PALABRA. ¡Dios Sanará nuestra tierra!

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