LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Febrero 2020

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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una cosa; el compañerismo a su mismo nivel es otra. Queremos ayudar a las personas cuyas vidas están en mal estado, pero no queremos enredarnos con ellas. Queremos atraerlos hacia la luz, sin pasar el rato con ellos en la oscuridad. Como creyente, ¡no debes desear pasar el rato en la oscuridad! Si lo haces, te animo a comenzar a ayunar y orar. Pasa tiempo extra con el Señor. Participa en cada reunión del Espíritu Santo que puedas encontrar hasta que tengas suficiente de la Palabra de Dios en ti para separarte de ese deseo impío. Si no haces esas cosas y dejas que tu corazón se enfríe hacia el Señor, la atracción gravitacional del mundo se hará más fuerte en tu vida. Comenzarás a jugar con pensamientos pecaminosos, les darás lugar en tu mente y, eventualmente, comenzarás a actuar de acuerdo con ellos. Así es como los espíritus demoníacos hacen su trabajo sucio. No se precipitan de la nada y dominan nuestras vidas. No tienen ese tipo de poder y autoridad. Antes deben convencernos de que cooperemos con ellos. Tomemos por ejemplo a creyentes que se enganchan a la pornografía. Ese demonio de la pornografía no solo saltó sobre ellos mientras estaban en la iglesia o caminando por la acera sin pensar en nada raro. Entró porque le abrieron la puerta al prestarle su atención. Entró al poner la basura inmoral del mundo frente a sus ojos y oídos; luego lo pensaron y meditaron, hasta que llegó a sus corazones. Proverbios 4:21-22 dice que nuestros ojos y oídos son avenidas hacia nuestros corazones, y lo que entra en nuestros corazones nos moverá en esa dirección. Si dejamos que la basura del mundo entre allí, nos volveremos más mundanos. Sin embargo, lo contrario también es cierto. Si alimentamos más nuestros corazones en las cosas de Dios, nos llenaremos más de Él. Nos levantaremos en santidad, desecharemos las impurezas del diablo y nos convertiremos en su peor pesadilla. Eso es lo que hicieron los creyentes que ayudaron a introducir los grandes movimientos de Dios a principios del siglo XX. No estaban sentados mirando películas clasificadas como "R" cuando esas grandes efusiones espirituales impactaron. No pasaban su tiempo entreteniéndose con comedias en la televisión que aligeran el pecado y desensibilizan a las personas a comportarse incorrectamente. ¡Por el contrario! Pusieron tanto sus corazones en Dios y se separaron para Él tan completamente que fueron conocidos como "personas de la santidad". Literal- mente, así es como se les llamaban. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que nos han llamado de esa manera? Yo diría que ha pasado demasiado tiempo. A pesar de que hay creyentes individuales en la Iglesia que viven vidas santas, como grupo no se nos conoce como los santos en fuego del pasado. Por supuesto, en su búsqueda de ser santos, pueden haberse excedido en algunas áreas. Es posible que se hayan vuelto demasiado estrictos a veces cuando se trata de cosas como formas aceptables de vestirse. Pero, aun así, si lo hicieron porque querían más de Dios, no tengo nada más que respeto por ellos. Estaban dispuestos a hacer lo que creyeran necesario para vivir una vida santa y, seamos sinceros… ¡tenían un mover de Dios! Por ejemplo, piensa en la Unción de Dios que reposaba en Smith Wigglesworth. Él caminó con tanto poder divino que la gente no solo fue sanada y resucitada de entre los muertos a través de su ministerio, sino que fueron convencidos por el pecado tan solo por su presencia. "¡Pero no podemos ser como Smith Wigglesworth!" ¿Por qué no? Somos ciudadanos del reino de Dios tan seguramente como él. Solo necesitamos creerlo y actuar como tales. Separarnos para Dios y dejar de lado los pecados y las obras de la carne sobre los cuales Gálatas 5:21 dice: "Los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios" (AMPC). La palabra traducida heredar en ese versículo significa "obtener o poseer". No se refiere solamente a que vayamos al cielo cuando morimos. Se trata de que poseemos y obtenemos el poder y las BENDICIONES del reino de Dios en este momento, mientras estamos aquí en la tierra. Se trata de nosotros caminando en la gloria de Dios, librando a los cautivos, haciendo que los ciegos vean y sanando a los quebrantados de corazón. ¡Iglesia, es hora de que crucemos hacia la plenitud de esa gloria! Dios está listo para llevarnos a la misma, y Jesús vendrá pronto. Entonces, pongamos nuestra carne bajo el dominio de nuestro espíritu, como aquellos que «son de Cristo [y] han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.» (Gálatas 5:24). ¡Obtengamos más espiritualmente de lo que la Iglesia ha obtenido antes, para que todo el mundo pueda ver la gloria de Dios! 3 0 : LV V C "Proverbios 4:21-22 dice que nuestros ojos y oídos son avenidas hacia nuestros corazones, y lo que entra en nuestros corazones nos moverá en esa dirección."

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