por Kenneth Copeland
Han escuchado a algunas personas decirles que Dios los
prosperará abundantemente, y otros, por el contrario, dicen
que no lo hará. Tienen un grupo de amigos cristianos que
afirman que Dios prometió satisfacer solo las necesidades
más básicas de Su pueblo, mientras otros insisten en que a
Él no le importan en absoluto sus finanzas.
¡Esa es una receta para generar confusión! Cuando
hablamos de la voluntad de Dios para prosperarnos, las
opiniones de las personas están en gran desacuerdo. La
mayoría no tiene ni una pizca de verdad en ellas, e incluso
aquellos que la tienen no son demasiado útiles, porque la
fe no proviene del escuchar las opiniones de las personas.
«Así que la fe proviene del oír, y el oír proviene de la pal-
abra de Dios.» (Romanos 10:17).
Para creerle a Dios por las finanzas debemos descubrir
lo que Él dice acerca del asunto. En lugar de escuchar las
opiniones de los demás al respecto, debemos preguntarle
a Él directamente: "¿Cómo luce un creyente próspero del
Nuevo Testamento?"
Dios responde esa pregunta en toda la Biblia. Por
ejemplo, en 2 Corintios 9:6-9, Él dice:
EL PERFIL DEL
2 : LV V C
¿Sabes por qué tantos
cristianos luchan por
tener fe en el área
financiera?
Porque la fe comienza con el conocimiento de
la voluntad de Dios, y muchos creyentes no saben
con certeza cuál es la voluntad de Dios para ellos
económicamente hablando.
creyente
próspero