LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Febrero LATAM 2020

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por Melanie Hemry Pero también era un trabajo duro, ¡y peligroso! Por ejemplo, hacia solo cinco años desde que, en el 2013, Richard había trepado a un árbol podrido cuando se rompió el cable y su línea de seguridad lo arrojó al suelo, rompiéndose las costillas. Una le había perforado el pulmón. Viéndole el lado positivo, se recuperó bien, ayudado por su considerable fuerza. Con 1,78 metros de estatura y un peso de 91 kg, podía levantar en la banca casi 200 kg de pesas, ponerse en cuclillas y levantar casi 300 kg, y levantar un peso muerto de 230 kg. Esos músculos tonificados eran útiles para cortar y remover árboles. Aun así, había abordado este trabajo con especial cuidado. El árbol en cuestión se encontraba afuera de una casa de ladrillos pintados de rojo con ventanas de aluminio. El propietario le había dicho que, cuando llovía y el árbol estaba mojado, había visto un arco eléctrico que salía de una línea eléctrica hacia el árbol. Una larga rama del árbol se había enredado con una línea eléctrica. El propietario estaba preocupado de que la electricidad pudiera entrar por el marco de la ventana, relata Richard. Sin embargo, no había visto el arco de electricidad en clima seco. Era un hermoso día de primavera, sin una nube a la vista. Además de guantes, Richard llevaba calcetines con los dedos de los pies cortados, estirados sobre los brazos para protegerlos de arañazos. Se paró en la canasta, recortando un poco la copa del árbol. Por razones de seguridad, los podadores de árboles se mantuvieron a 3 m de distancia del tendido eléctrico. Al llegar a la larga rama enredada en el cableado, Rich- ard se dio cuenta de que estaba a menos de 3 m. Detenién- dose, consideró la distancia. Se sintió seguro. Estaba seco y el problema eléctrico solo había ocurrido en condiciones húmedas. Pero, mientras cortaba la rama, un arco eléctrico impactó El verdadero yo no murió Richard Jordan se paró en la plataforma del ascensor aéreo y miró hacia el horizonte de Pensilvania. Desde su posición elevada a 8 metros sobre el suelo, lo que vio podía resumirse en una sola palabra: árboles. Dondequiera que mirara, en todas las direcciones, no había nada más que árboles. Como propietario de un negocio de poda y remoción de árboles, percibió algo adicional: seguridad laboral. Richard amaba su trabajo, el cual llevaba a cabo en medio de hojas susurrantes y ramas que se balanceaban: era un buen negocio. LV V C : 1 1

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