6 : LV V C
Reinhard Bonnke estaba decidido, y nada
podía desviarlo del camino elegido.
Al comienzo, muchos se mostraron
escépticos ante su decisión aparentemente
prematura. Pero, incluso a través de sus
dudas, nadie podía negar la obvia dedicación
del muchacho a su llamado.
Su deseo de servir a Dios en África se
volvió tan abrumador que terminó
ganándose un apodo entre sus amigos.
Lo llamaban "El pequeño misionero".
Una confirmación
Muchos años después, en febrero de 1984,
en Soweto, Sudáfrica, Kenneth y Gloria
Copeland se sentaron en un pequeño
remolque, frente a un Bonnke ahora mayor,
y su esposa Annie. Era la primera vez que se
encontraban con el intenso joven evangelista,
y de repente el espíritu de profecía recayó
sobre el hermano Copeland.
Primero, Kenneth profetizó que Bonnke algún
día les predicaría a millones, una profecía que se
cumplió en noviembre de 2000 cuando, durante
una cruzada de seis días que Bonnke celebró
en Lagos, Nigeria, 6 millones de personas
se inscribieron para escuchar el evangelio
predicado. ¡En la última noche de la reunión,
1.093.475 personas recibieron la salvación!
Pero, cuando estrechaban un saludo de
despedida, el Señor le habló una palabra más
a Reinhard a través del hermano Copeland.
¡Saqueó el infierno y
POBLÓ EL
CIELO!
Recordando a
Reinhard Bonnke
Tenía solo 10 años,
pero a esa tierna edad
ya sabía lo que quería
hacer con su vida.
Mientras muchos de sus
amigos soñaban con
ser bomberos, policías,
médicos y demás, este
pequeño y joven niño
alemán solo tenía una
ardiente ambición:
"¡Quiero ser un
misionero en África!"