LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Abril LATAM 2020

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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la palabra neurocirujano. Al buscarla en el diccionario, rápidamente decidió: Está bien, lo haré. Un día en el colegio, Avery les dijo orgullosamente a sus maestros: "Seré un neurocirujano cuando sea grande." "Eso probablemente cambiará la próxima semana", le respondieron. Pero no fue así. En el colegio, Jackson tomó clases avanzadas. En decimo grado asistió a una escuela para estudiantes dotados. Centrado en su objetivo, asistió a la Universidad de Chicago y se graduó con un título en biología. También asistió a la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Wayne. Ahora, como médico cirujano residente, su objetivo estaba a la vista. Sentencia de muerte "Apresúrate…" instó el médico a cargo, ansioso por pasar al siguiente caso. Jackson sintió un pinchazo agudo. Al bajar su mirada, vio sangre en su mano enguantada. Se había clavado una aguja, una contaminada con el virus del SIDA. En un instante, supo que su carrera podría haber terminado. Peor aún, su vida también. "El SIDA era una sentencia de muerte", relata Jackson. "Serían necesarios dos análisis y un periodo de seis meses para saber si había contraído el virus y cuán grave era." Reflexionando en el pasado, Jackson se dio cuenta de que este era su tercer encuentro cercano con la muerte. La primera vez había sido el verano previo a su segundo grado. "Varios de nosotros, los niños, estábamos jugando en el barrio cuando llegó un automóvil lleno de universitarios", recuerda. "¡Ven acá!" lo llamaron. "Mira todos los juguetes que tenemos en el auto. ¿Por qué no participas de nuestro concurso?" "Sus amigos recordaron que les habían enseñado acerca del 'peligro de la gente extraña', una advertencia para tener cuidado o no hacerse amigo de extraños porque pueden ser personas peligrosas y secuestradores", comenta Jackson. "Pero, lleno de curiosidad, fui directo al auto." "Un vecino vio lo que estaba sucediendo y gritó: '¡Jackie! ¡Ven aquí!' Me di vuelta y corrí hacia él, y eso los asustó." "Mi segundo encuentro cercano con la muerte ocurrió cuando estaba en la escuela de medicina. Estaba en casa visitando a mi madre cuando me despertaron partículas de yeso que caían sobre mi cara. Alguien que intentaba matar a mi hermano había disparado a través de la pared. Una bala impactó una barra metálica al lado de mi cabeza. Si se hubiera desviado tan solo tres centímetros hacia cualquiera de los dos lados, me habría matado." "Ahora, me había contaminado con el virus del SIDA. Afortunadamente, conocía el poder de Dios para sanar." Nacido y criado en Detroit, Jackson había sido introducido a ese poder cuando era niño. Sus abuelos, que una vez habían sido Unitarios, comenzaron a llevarlo con ellos a una nueva iglesia en la ciudad, establecida por un joven de 23 años llamado Keith Butler. Fue en el Centro Cristiano Internacional Palabra de Fe (Word of Faith International Christian Center) donde Avery y su hermana aceptaron a Jesús. Su madre nació de nuevo a los 30 años, y pronto aprendió sobre el poder sanador de Dios. Cuando Jackson fue diagnosticado con trastorno por déficit de atención con hiperactividad, ella se negó a dejar que los médicos lo medicaran. "En cambio, ella me inscribió en artes marciales y me hizo pasar más tiempo en la Palabra de Dios", recuerda Jackson. 1 4 : LV V C El Dr. Avery Jackson realiza una cirugía (arriba) y a los 11 años (derecha)

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