LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Mayo LATAM 2020

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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Un Padre bueno, realmente bueno ¿Por qué quiere que estemos bien? ¡Porque Dios es un buen Dios! Él es: «compasivo y lleno de ternura; lento para la ira y grande en misericordia. El Señor es bueno con todos, y se compadece de toda su creación.» (Salmo 145:8-9). Nota que el versículo no solo dice que Dios tiene compasión; dice que está lleno de compasión. No dice que solo es misericordioso con algunas personas en algunas situaciones aquí y allá. Dice que se compadece de toda su creación. ¿Eso nos incluye a nosotros como creyentes? ¡Ciertamente! Efesios 2:10 dice: «Nosotros somos hechura suya.» Además, es nuestro Padre celestial. Como padres terrenales, cuando nuestros hijos se en- ferman, ¿no queremos verlos bien? ¿No preferiríamos la mayoría de nosotros enfer- marnos nosotros que ver sufrir a nuestros hijos? ¡Sí! Y la razón por la que somos así es porque nuestros instintos como padres fueron inculcados por Dios. ¡La tierna misericordia que tenemos por nuestros hijos es solo un tenue reflejo del amor que Él tiene por nosotros! Romanos 5:8 dice: «Pero Dios muestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.» Él nos amaba incluso cuando no éramos Sus hijos. ¿Cuánto más nos ama y nos quiere bien ahora que hemos nacido de Él? "Pero Gloria", podrías decir, "¿No nos pone Dios a veces enfermedades para nuestro propio bien? Cuando pecamos, o cuando hay algo que necesitamos aprender, ¿no nos enferma para enseñarnos una lección?" ¡No! Si lo hiciera, todos en el Cuerpo de Cristo estarían enfermos. creerlo; la sanación será el resultado." Luego abría mi Biblia y revisaba las escrituras de sanidad una por una, agregando lo que el Espíritu Santo me incitaba a decir sobre ellas. ¡Oh, cuántas cosas maravillosas hemos visto en esos servicios a lo largo de los años! Milagros excepcionales. A menudo, mientras todavía estaba enseñando, antes de comenzar con la imposición de manos, la fe explotaría en los corazones de las personas y se sanarían, simplemente sentados en sus asientos. Recuerdo en particular a un niño pequeño. Durante la parte del servi- cio donde se compartían distintos testimonios, su madre lo trajo al frente, y lo primero que noté era que seguía estornudando. Cuando su madre comenzó a compartir su historia, entendí por qué: ¡había nacido sin na- riz! Los médicos le habían diag- nosticado que cuando tuviera 12 años y sus huesos estuvieran com- pletamente formados, lo operarían y tratarían de solucionar el problema. Pero, ese día, la Palabra de Dios se hizo vida y salud para su carne. Recibió nuevas fosas nasales y se fue a casa con una nariz perfectamente normal. En otro servicio, había una niña con dientes frontales salidos o "de conejo" y Jesús el Sanador los enderezó. Aunque no recuerdo los detalles, encontré en las notas que hice más tarde que a otra persona en la misma reunión también se le arreglaron los dientes. ¡Gloria a Dios! El poder del Señor siempre está presente cuando se recibe Su Palabra. Él siempre está allí para hacer milagros entre la gente. Ya sea que estemos en casa leyendo nuestra Biblia, en la iglesia o en una Convención de Creyentes, ¡Dios siempre está listo para sanarnos porque Él quiere a Su pueblo bien! CONSEJOS PRÁCTICOS: 1 Jesús llevó tus enfermedades en la cruz, así como llevó tus pecados. Isaías 53:4-5 2 Dios siempre está listo para sanarte porque Él es un buen Dios. Salmo 145:8-9 3 Jesús nunca se negó a sanar a ninguna persona enferma que acudió a Él en busca de ayuda. Hechos 10:38 4 Los beneficios de Dios incluyen la sanación con tanta seguridad como el perdón de los pecados. Salmo 103:2-3 5 La Palabra de Dios contiene Su poder sanador; si la guardas en tu corazón y tu boca, te liberará de la enfermedad. Juan 8:31-32 Todos tenemos lecciones que aprender. Pero Dios no envió enfermedades para que fueran nuestros maestros. 6 : LV V C C

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