LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Mayo LATAM 2020

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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A veces todos pecamos. Todos tenemos lecciones que aprender. Pero Dios no envió enfermedades para que fueran nuestros maestros. Por el contrario, Él envió Su Palabra y Su Espíritu Santo para ser el Maestro de la Iglesia. Es más probable que nos enfermemos si salimos de la voluntad de Dios, pero Él no es el autor de esa enfermedad. Ese es el trabajo del diablo. ¡Dios siempre es bueno! La Sanidad = Buena; La Enfermedad = Mala Él también tiene en claro la diferencia entre lo bueno y lo malo. La tradición religiosa nos ha confundido al hacernos pensar que la enfermedad a veces es una "bendición encubierta". Dios no piensa de esa manera. Él sabe, y nosotros también deberíamos, que la enfermedad nunca es una BENDICIÓN. Nunca será tu amiga. Siempre viene a robar, matar y destruir. Entonces, siempre es algo malo. ¡La sanación, por el contrario, siempre es buena! Dios resolvió este dilema para siempre a través del ministerio de Jesús. Como dice Hechos 10:38: «Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder, y que él anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.» Jesús solo hizo lo que vio hacer al Padre, y siempre estuvo listo para sanar a las personas. Nunca le dijo a nadie: "Tendrás que mantener esa enfermedad por un tiempo porque Dios está tratando de enseñarte algo". ¡Por el contrario! Multitudes de personas enfermas acudieron a Jesús en busca de ayuda, "y las sanó a todas" (Mateo 12:15). ¡Jesús incluso se esforzó por sanar a las personas en su ciudad natal de Nazaret, y rechazaron Su mensaje! Se negaron a creer que pudiera ser ungido porque lo habían conocido cuando estaba creciendo. Sin embargo, tuvo compasión de ellos de todos modos. Él no se enojó y dijo: "Bueno, entonces quédate enfermo". Aunque su incredulidad le impidió hacer "allí muchos milagros" (Mateo 13:58), hizo lo que pudo por esas personas. Él les impuso las manos, y algunos con dolencias menores se sanaron. ¡Eso debería ser un estímulo para nosotros! Nos muestra que Dios nunca quiere retener la sanación de nosotros. Quería que la gente de Nazaret estuviera bien, a pesar de que se resistían a Él y se apartaban de Su poder. Entonces, claramente Él quiere que todos nosotros hoy también estemos bien. Sin embargo, el diablo quiere todo lo contrario. Él nos quiere enfermos, así que nos mentirá para tratar de mantenernos así. Nos dirá que no le importamos a Dios. Nos recordará algo malo de nuestro pasado, o de alguna manera que nos hayamos equivocado, e intentará convencernos de que no calificamos para recibir la sanación. Pero, gracias a Dios, ¡no tenemos que creer sus mentiras! Debido a que tenemos una Biblia, podemos contrarrestar esas mentiras con la verdad. Podemos recordarnos que Dios es bueno con TODOS y que el Salmo 103:2-5 dice: ¡Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones! El Señor perdona TODAS tus maldades, y sana TODAS tus dolencias. El Señor te rescata de la muerte, y te colma de favores y de su misericordia. El Señor te sacia con los mejores alimentos para que renueves tus fuerzas, como el águila.» Nota que así como el Salmo 145 enfatiza la bondad de Dios para con todos, el Salmo 103 enfatiza todos o la totalidad de Sus beneficios. He descubierto en la enseñanza de la sanación a lo largo de los años, que eso es algo que la gente en algunos círculos religiosos no hace. He oído a algunos decir con gran orgullo: "No predicamos la sanación en nuestra iglesia. Predicamos el nuevo Pero Dios no envió enfermedades para que fueran nuestros maestros. LV V C : 7 A veces todos pecamos. Todos tenemos lecciones que aprender.

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