LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Octubre LATAM 2020

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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La máxima manifestación del poder espiritual se logra en nuestras vidas solo cuando los dones y el fruto trabajan juntos. LV V C : 1 5 los mejores dones» (1 Corintios 12:31), también debemos procurar y cultivar el fruto. Queremos que el amor de Dios fluya en abundancia porque «el amor nunca falla» (1 Corintios 13:8). Queremos gozo en abundancia porque «El gozo del Señor es nuestra fortaleza.» (Nehemías 8:10). Queremos la paz porque nos mantiene tranquilos en tiempos de incertidumbre. Queremos la fe y la paciencia porque son las gemelas ponderosas que nos sustentan, de modo que cuando le creemos a Dios por la sanación o la prosperidad o algo más que Él ha prometido, podemos soportar hasta recibirlo. Queremos amabilidad, bondad y mansedumbre porque mejoran nuestras relaciones y nos dan poder para manifestar a quienes nos rodean el carácter y la vida de Dios. Queremos templanza, o dominio propio, porque viene en nuestra ayuda y nos da la victoria en nuestros conflictos con el mundo, la carne y el diablo. La máxima manifestación del poder espiritual se logra en nuestras vidas solo cuando los dones y el fruto trabajan juntos. Así que valóralos a ambos: los dones y el fruto. Busca moverte en los dones como el Espíritu Santo así lo desee, y desarrolla tu fe para caminar consistentemente también en todos los frutos. ¡Te prepararás para ser un ganador en todos los aspectos de la vida! Testigos del poder y el carácter de Cristo No serás el único que gane como resultado del fruto del espíritu que llevas. Otros también se beneficiarán. A medida que las fuerzas de la naturaleza divina de Dios fluyan a través de ti, te convertirás en una mayor bendición y provocarás un cambio en la vida de las personas que te rodean. Impactarás al mundo de una manera más grande para Jesús y, como creyentes, eso es lo que estamos llamados a hacer. Estamos llamados a ser testimonios del poder de nuestro Salvador resucitado con nuestras palabras, pero también a revelarlo a través de quiénes somos y lo que hacemos. Hechos 1:8 dice: «Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y serán mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.» Estamos llamados a ser una revelación viva del amor, la vida y el carácter divino de Dios. En este mismo momento, la gente de toda la Tierra se muere de hambre por una revelación del amor y la bondad de Dios. Tienen hambre de probar y ver «que el SEÑOR es bueno.» (Salmo 34:8, RVA-2015). Puede que no se den cuenta, pero anhelan el fruto del espíritu que está disponible solo a través de una relación personal con Dios. Todos en el mundo quieren ser amados. Incluso los pecadores aparentemente endurecidos que no han escuchado ni creído el evangelio buscan gozo y paz. Pero lo hacen en el lugar equivocado. El mundo no puede proporcionarles esas cosas. El mundo no tiene una verdadera victoria que ofrecer. No puede ayudarles a las personas cuando están en medio de una crisis o proporcionarles la solución cuando sus matrimonios se están desmoronando, sus cuerpos y emociones se están derrumbando bajo el estrés de la vida, o están encaminados hacia la destrucción por los deseos carnales sin control. Incluso las llamadas "estrategias de éxito" que se le ocurren al mundo no pueden producir un éxito real o duradero porque, sin Jesús, es inalcanzable. Sin Él, la gente no tiene forma de vivir verdaderamente como vencedores. No pueden acceder a fuerzas sobrenaturales como el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la gentileza, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el autocontrol, motivo por el cual no tienen el poder de triunfar sobre los problemas de la vida. ¡Sin embargo nosotros podemos ayudarlos a encontrar ese poder! Podemos compartir con ellos las buenas nuevas acerca de Jesús y mostrarles la vida abundante que Él provee. Podemos señalarles la Respuesta Misma (Él) cultivando y rindiéndonos a Su naturaleza, convirtiéndolo en nuestro estilo de vida y demostrándolo de manera práctica. Simplemente, al caminar en el fruto del espíritu a propósito, todos los días, dondequiera que vayamos, ¡podremos dejar que el mundo vea a Jesús en nosotros! (Artículo extraído del nuevo libro por Gloria Copeland, "Caminando en el fruto del Espíritu").

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