LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Noviembre LATAM 2020

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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1 2 : LV V C "Seremos reconocidos en el mundo por la forma en que nos amamos." fuera de nuestro ministerio. Ya hemos experimentado lo que puede suceder cuando llega alguien con una personalidad propensa a los conflictos. Esa persona puede hacer que la contienda estalle donde quiera que vaya. En ocasiones hemos tenido algunas personas que lo hicieron y que debieron ser removidas. A pesar de amarlos, seguimos las instrucciones de Romanos 16:17, que dicen: «Tengan cuidado con los que causan divisiones… Manténganse lejos de ellos.» (NTV). ¡No podemos permitirnos tener divisores en nuestro equipo! Para que LA BENDICIÓN de Dios opere en este ministerio en su plenitud, tenemos que mantenernos en armonía. Si hubiera un conflicto interno, la unción sencillamente no fluirá como debería. No esperes que Dios manifieste Su gloria en una atmósfera llena de la contienda. Él la aborrece. Como dice Proverbios 6:16-19: «Hay seis, y hasta siete cosas que el Señor detesta con toda el alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos que derraman sangre inocente, la mente que maquina planes inicuos, los pies que se apresuran a hacer el mal, el testigo falso que propaga mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.» Nota que, de acuerdo con esos versículos, la contienda, al igual que la envidia, ¡se codea con muy mala compañía! Está emparentada con las mentiras y el homicidio. El chisme, la murmuración y difundir rumores sobre algo malo que otra persona hizo o dijo es parte integral de la contienda. Bajo la mirada de Dios, la contienda es una ofensa muy seria, y muchos creyentes se someten a ella. Algunos podrían decirse que son expertos en la materia, aparentemente a propósito. Otros lo hacen sin siquiera darse cuenta. Es posible que vean a otro creyente tropezando o pecando y simplemente asuman que su deber es ir y contárselo a todos. Nunca será el deber de un creyente chismear sobre alguien. Por el contrario, nuestro deber es caminar en el amor, ¡y el amor no actúa de esa manera! El amor no expone los errores de los demás; no provoca que la gente en la iglesia señale con el dedo acusador a un creyente que se ha equivocado y perpetúe el problema al propagarlo. Como dice Proverbios 10:12: «El odio despierta contiendas, pero el amor cubre todas las faltas.» El amor siempre cree lo mejor de cada persona. El amor ora por la persona que ha caído en pecado y deposita su confianza en Dios por la misma. El amor trata de proteger y restaurar a la persona. Nos mueve a hacer por un hermano o una hermana que ha caído lo que quisiéramos que hicieran por nosotros si estuviéramos en su lugar. Sí, aun si se tratara del pastor "Pero ¿qué pasa si la persona que está haciendo algo mal es muy importante?" podrías decir. "¿Y si fuera el pastor?" No hay excusa alguna para provocar conflictos en la iglesia. El pastor no es tu sirviente; es el siervo de Dios, y Dios puede encargarse de él. No eres responsable de ser su juez o de andar advirtiendo a todos sobre lo que has oído que pudo haber hecho. Lo más probable es que, de todos modos, no conozcas todos los detalles. Generalmente ese no es el caso en estas situaciones. Solo estamos reuniendo rumores e interpretaciones que hemos oído sin comprender todas las aristas de la historia. Por eso, cuando escuchamos algo inquietante acerca de un ministro, es mejor hacer lo que la Biblia nos dice que hagamos. «Así que no juzguen ustedes nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual sacará a la luz lo que esté escondido y pondrá al descubierto las intenciones de los corazones.» (1 Corintios 4:5). En otras palabras, pase lo que pase, no juzgues a tu pastor. Si no se está comportando como debería y sientes que ya no puedes seguirlo, vete y busca otra iglesia donde las cosas estén en orden. Pero no siembres la discordia mientras te despides. Simplemente retírate en silencio. Luego, dirígete en la dirección que el Señor te indique y continúa haciendo todo lo que esté a tu alcance para evitar promover la contienda. ¡Evitar la contienda es siempre lo más sabio que puedes hacer en cualquier situación! La Biblia lo confirma una y otra vez. "Pero Gloria", podrías decir, "tengo que tratar con personas en mi vida que realmente me han maltratado. Es difícil para mí evitar la contienda cuando se trata de ellos." Lo entiendo. Pero la contienda no te ayudará a lidiar con esas personas. Por el contrario, caminar en el amor de Dios sí lo hará. Cuando respondes en amor y te niegas al enojo y la división, siempre mantendrás el control de tus interacciones con ellos. Serás capaz de mantener tu temperamento y evitar que las cosas exploten fuera de control. El amor te mantiene en la luz Los enemigos del amor te arrastran hacia la oscuridad. Le abren la puerta a Satanás y le dan un lugar en tu vida. Éste último sólo puede operar en la oscuridad y no podrá hacerlo en la luz; así que, cuando sientas la tentación de unirte a la contienda, tan solo niégate a hacerlo. Ciérrale la puerta en la nariz, sigue caminando en amor y mantente a la luz. ¡Ese es el único lugar seguro donde siempre estar!

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