LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Noviembre LATAM 2020

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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Por ejemplo, tomemos las leyes que gobiernan la conductividad de la electricidad. Al obedecerlas, la electricidad se convierte en una verdadera bendición. Nos permite utilizarla para hacer tostadas en la mañana e iluminar la casa por las noches, de una forma segura y predecible. No tienes que preguntarte qué sucederá cada vez que enciendas el interruptor de la luz o la tostadora. Ya lo sabes, porque la electricidad se rige por leyes naturales, y esas leyes siempre funcionan. Lo mismo es cierto del ámbito espiritual. No funciona al azar de manera imprevisible. El reino espiritual está gobernado por leyes definidas e identificables, tan predecibles como las leyes naturales. Por ejemplo, Romanos 3:27 cita "la ley de la fe". Es la ley fundamental del reino de Dios y el SEÑOR comenzó a enseñarme acerca de ella en 1967. Fue la primera ley espiritual que aprendí y ha revolucionado mi vida. Otra ley que el SEÑOR me introdujo casi al mismo tiempo ha demostrado ser igual de revolucionaria. Comencé a aprenderla a comienzos de este ministerio y, en gran medida, el éxito que he experimentado personal y ministerialmente se debe a la comprensión que me ha dado el SEÑOR acerca de la misma. ¿Cuál es esa ley tan poderosa? La llamo "el intercambio de la unción". Podemos encontrarla a través de toda la Biblia, y el primer lugar en el que se la menciona es en Génesis, el libro de "los comienzos". Allí, en el capítulo 12, Dios hizo un pacto con Abraham, al decirle: «Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Yo haré de ti una nación grande. Te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.» (versículos 1-2). Nota que en esos versículos Dios hizo más que BENDECIR a Abraham al comisionarlo para ser una BENDICIÓN. Lo llamó al ministerio de LA BENDICIÓN y le dijo que lo llevara a todo el mundo. Claramente, para cumplir con ese llamado, Abraham necesitaría de algunas PERSONAS que lo BENDIJERAN, y que se le sumaran para ayudarlo. Entonces Dios dijo: «BENDECIRÉ a los que te BENDIGAN.» En otras palabras, en lugar de tener que BENDECIR individualmente a cada PERSONA QUE LO BENDIJERA, Dios estableció una ley de intercambio. La diseñó para que LA BENDICIÓN de Abraham se desbordara de manera Cuando se habla de física, comprendemos que existen ciertas leyes que gobiernan el funcionamiento de las cosas materiales. Si cooperas con éstas, saldrás beneficiado. Por el contrario, si las ignoras, no lo harás. LV V C : 1 3 por Kenneth Copeland

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