LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Noviembre LATAM 2020

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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1 C u a n d o D i o s B E N D I J O a A b r a h a m y l o llamó a ser una BENDICIÓN, dijo q u e c u a l q u i e r a qu e lo ayud ara a c u m p l i r c o n s u a s i g n a c i ó n p a r t i c i p a r í a d e s u B E N D I C I Ó N . (Génesis 12:3) 2 L o t , e l s o b r i n o de Abraham, se m a n t u v o c e r c a d e A b r a h a m ; como resultado, L A B E N D I C I Ó N v i n o s o b r e é l . (Génesis13:5-6) 3 En el ministerio d e J e s ú s , l a m i s m a u n c i ó n que estaba sobre él vino sobre sus discípulos y les p e r m i t i ó h a c e r S u s m i s m a s obras. (Mateo 10:1) 4 Jesús les dijo a S u s d i s c í p u l o s que a través de S u m i n i s t e r i o , e l m i s m o i n t e r c a m b i o d e la unción estaría disponible para otros. (Mateo 10:40) 5 El apóstol Pablo l e s e s c r i b i ó a l o s f i l i p e n s e s q u e e l l o s n o s o l o e r a n s u s colaboradores financieros en el ministerio, sino que también eran colaboradores e n s u u n c i ó n . (Filipenses 1:7) LV V C : 1 5 CONSEJOS PRÁCTICOS: C sois todos vosotros compañeros de mi gracia.» (Filipenses 1:3-7, RVA). La frase, compañeros de mi gracia se remonta a lo que Dios dijo en Génesis 12 acerca de aquellos QUE BENDIJERAN a Abraham: participaron de su BENDICIÓN. Según Pablo, el mismo principio estaba en funcionamiento para sus colaboradores ministeriales. Por eso podía orar por ellos con tanta confianza. Sabía que la misma unción que estaba sobre él también reposaba sobre ellos, y quería que lo supieran. Para los filipenses, ¡esta fue una noticia emocionante! Gozaban de una experiencia de primera mano con el poder de la unción de Pablo. Años atrás, cuando él y Silas habían sido arrestados y encarcelados en su ciudad por predicar el evangelio, el ahora pastor de los filipenses había sido entonces el director de la prisión, y había sido testigo ocular de lo que pasó esa noche. A la medianoche, mientras Pablo y Silas oraban, cantaban y alababan a Dios, un terremoto impactó el lugar. Sacudió la prisión en su totalidad, abrió todas las puertas e hizo que se cayeran todas las cadenas de los presos. El terremoto tampoco vino del cielo. Vino del interior de Pablo y Silas. Ahora Pablo les estaba diciendo que tenían acceso a la misma unción, no solo para defender el evangelio sino para confirmarlo. ¿Cómo se confirma el evangelio? Con señales y maravillas. Jesús lo dijo en Marcos 16: «En mi nombre expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán en sus manos serpientes, y si beben algo venenoso, no les hará daño. Además, pondrán sus manos sobre los enfermos, y éstos sanarán.» (versículos 17-18). El apóstol Pablo experimentó tales señales sobrenaturales. Marcaron su ministerio, por lo que les dijo a sus colaboradores que también deberían esperar por su manifestación. "¡Ustedes son partícipes de mi gracia!" les dijo. "¡El mismo poder obrador de milagros que está obrando en mí también les pertenece a ustedes!" El mejor trato Esta es la revelación que estalló en mí hace años cuando trabajaba para el hermano Oral Roberts. Como su copiloto y chofer personal, estaba con él en sus reuniones y lo escuché predicar sobre el poder de la colaboración en el Evangelio. Fui testigo de grandes milagros cuando él imponía sus manos sobre las personas para que fueran sanados, y luego lo vi imponer sus manos en una lista de peticiones escritas por sus colaboradores y orar por ellos mientras la unción de sanación aún estaba sobre él. ¡Eso era poderoso! Quería participar en eso. Entonces, la primera vez que asistí a una de sus reuniones de colaboradores, decidí unirme a su ministerio como tal. Cuando llegué a casa, estaba tan emocionado que casi no podía esperar para contárselo a Gloria. "Gloria", comencé, "¡somos colaboradores de Oral Roberts por $10 al mes!" Ella me miró aturdida. En ese entonces apenas teníamos suficiente dinero para la comida. "¿De dónde sacaremos $10 al mes?", me preguntó. Le respondí predicando de la mejor manera posible lo que había escuchado del hermano Roberts. "Gloria", le dije, "podemos tener la unción de Oral Roberts por $10 al mes. Este es el mejor trato que he escuchado en mi vida." Sus ojos se agrandaron. "¡Sí, hagámoslo!" me respondió. De inmediato Dios comenzó a hacer milagros especiales de $20 para nosotros. Mes tras mes, sea como fuere, aparecerían $20 adicionales. Diezmaríamos $2, daríamos $10 al hermano Roberts y nos quedaríamos con el resto. Además, comencé a tener la oportunidad de ayudar al hermano Roberts a imponer las manos a las personas en sus reuniones de sanación. Efectivamente, la misma unción que estaba sobre él fluiría a través de mí. Años más tarde, la esposa del hermano Roberts, Evelyn, me dijo que el efecto era visible. "Kenneth, es muy extraño", me dijo. "Fisonómicamente no te pareces a Oral en absoluto pero, a veces, cuando ministrabas a las personas en la línea de oración, en realidad lucías como él." ¿Qué estaba viendo ella? ¡Jesús estaba ministrando a través de mí de la misma manera que lo hizo a través del hermano Roberts! No porque fuera copiloto en su avión, sino porque, como su colaborador, había activado la ley del intercambio de la unción. Era partícipe de su gracia. Si eres colaborador de este ministerio, lo mismo aplica en tu vida en lo que respecta a Gloria y a mí. Estamos en esto juntos. Las unciones que están sobre nosotros para hacer la obra de Dios también te pertenecen a ti. Como nuestro colaborador, recibes tanto crédito como nosotros por todo lo que logra este ministerio. Cada persona que ha recibido a Jesús como su SEÑOR, o ha sido sanada o edificada en su fe a través de La PALABRA que predicamos, ha sido acreditada a tu cuenta celestial. ERES partícipe de nuestra gracia. Créelo. Libera tu fe para que el intercambio de la unción trabaje en tu vida y espera que los mismos milagros, señales y maravillas que suceden en nuestro ministerio sucedan en tu casa. «Así que mi Dios suplirá todo lo que les falte, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19, Reina Valera Contemporánea).

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