LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Noviembre LATAM 2020

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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poder. ¿Has escuchado la frase divide y vencerás? Esa es la estrategia principal que usa el diablo contra la Iglesia. Intenta socavarla haciendo que los cristianos se quejen y peleen entre ellos. Él hace todo lo que puede para mantenernos separados porque está aterrorizado de que «todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del Hijo de Dios; hasta que lleguemos a ser un hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (Efesios 4:13). ¡El día en que la Iglesia entre en unidad total será el segundo peor día de la existencia del diablo! (el primero fue el día en que Jesús lo derrotó en el infierno y resucitó de entre los muertos). Satanás le teme absolutamente a ese día porque, cuando los creyentes nos reunimos en mutua armonía, él queda totalmente indefenso contra nosotros. Él no puede hacer nada para detener el avance del reino de Dios cuando la Iglesia está operando como una fuerza indivisible. El día en que lo lograremos viene en camino, antes de que Jesús regrese. Estaremos tan sintonizados con el Espíritu Santo que todos comenzaremos a caminar en unanimidad. Cuando eso suceda, incluso las diferencias denominacionales ya no nos dividirán. Todos escucharemos al Señor y seguiremos Sus instrucciones. Estaremos de acuerdo en un grado nunca antes visto en la Tierra desde los comienzos de la Iglesia. Hechos 2 dice que, en aquellos días, los creyentes se reunían con tal "sencillez de corazón" que eran absolutamente imparables. Su número creció a pasos agigantados. El evangelio se esparció como la pólvora, «y cada día el Señor añadía a la iglesia a los que habían de ser salvos.» (versículo 47, Reina Valera Contemporánea). ¡El diablo recuerda muy bien esa sensación! Fue una experiencia terrible para él y no quiere volver a pasar por algo similar. Por ello es que constantemente trata de que caminemos en desacuerdo. Sabe que, de lograrlo, no seremos amenaza alguna. Podrá atropellarnos porque, mientras estemos en conflicto, estaremos en su territorio, funcionando en su tipo de sabiduría: terrenal y diabólica. Santiago 3:15-18 (RVA-2015) dice: «Esta no es la sabiduría que desciende de lo alto sino que es terrenal, animal y diabólica. Porque donde hay celos y contiendas, allí hay desorden y toda práctica perversa. En cambio, la sabiduría que procede de lo alto es primeramente pura; luego es pacífica, tolerante, complaciente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial y no hipócrita. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.» "Pero Gloria", podrías decir, "realmente no creo que toda contienda sea diabólica. No creo que siempre sea una fuerza tan infernal." Bueno, Dios dice que sí y ¡Él siempre tiene la razón! Lo único que nos dice en la Biblia es la realidad y, de acuerdo con esos versículos, no se puede vivir en conflicto y disfrutar de una vida buena y pacífica al mismo tiempo. Es simplemente imposible. La contienda te mantendrá en estado carnal Si el diablo puede mantenerte en un estado contencioso, podrá quitarte todas las cosas buenas que te pertenecen como cristiano. Pueda que aún vayas al cielo cuando mueras, pero no te divertirás en absoluto mientras llegas a tu destino celestial, porque la contienda te mantendrá caminando tras la carne en lugar del espíritu. Te hará permanecer en un estado de carnalidad en lugar de uno espiritual. Como ya lo hemos visto, eso es lo que les sucedió a los cristianos en Corinto. Le dieron lugar a las envidias y a la contienda y se quedaron atrapados en una mente carnal. Como resultado, dejaron de experimentar el crecimiento en el Señor. Su capacidad espiritual llegó a ser tan limitada que el apóstol Pablo tuvo que escribirles y decirles: «Hermanos, yo no pude hablarles como a personas espirituales sino como a gente carnal, como a niños en Cristo. Les di a beber leche, pues no eran capaces de asimilar alimento sólido, ni lo son todavía, porque aún son gente carnal. Pues mientras haya entre ustedes celos, contiendas y divisiones, serán gente carnal y vivirán según criterios humanos.» (1 Corintios 3:1-3). ¡Piensa en lo triste que fue esa situación! Ese grupo tenía presente entre ellos al gran apóstol Pablo queriendo impartirles mayor revelación. Tenían uno de los predicadores más poderosos de todos los tiempos deseoso de alimentarlos con la carne de la Palabra. Sin embargo, no pudieron recibirlo. Estaban tan ocupados peleando entre ellos, que todo lo que pudieron asimilar fue un poco de leche. Se necesita la carne de la Palabra para fortalecerse espiritualmente y ser bendecido. Entonces, al continuar alimentando las quejas mutuamente, los corintios le cerraron la puerta a su propio crecimiento espiritual y quedaron presos en su inmadurez y carnalidad. ¡Los cristianos carnales son personas miserables! Han nacido de nuevo y conocen lo suficiente acerca de Dios para no disfrutar del pecado y, al mismo tiempo, no conocen lo suficiente para vivir libres de la influencia del mismo. Terminan en problemas, una y otra vez, porque siguen reaccionando a las circunstancias con una respuesta carnal. Si alguien los ofende, en lugar de ignorarlo y caminar en amor, se enojan. Ellos toman el asunto en sus propias manos y luchan por sus propios derechos. Eso mismo es lo que la carne hará cada vez que le toque responder. Cuando no está bajo el dominio del espíritu, se comportará de manera egoísta y buscará lo suyo. En el proceso, les robará la paz, obstaculizará su progreso y les impedirá prosperar en Dios. Nunca olvidaré cuando Ken y yo descubrimos esta verdad por primera vez. Estábamos comenzando a aprender a vivir por fe en la Palabra de Dios. Estábamos desesperados por una manifestación de Su prosperidad en nuestras vidas. Ya habíamos intentado prosperar por nuestra cuenta y fracasado miserablemente. Así que estábamos escudriñando las Escrituras para descubrir cómo hacer las cosas a la manera de Dios. Cuando leímos lo que Él dijo acerca de la contienda en Santiago 3, ambos supimos de inmediato que, si queríamos vivir en LA BENDICIÓN de Dios, tendríamos que llevarnos bien. Entonces eso es lo que decidimos hacer. Nos comprometimos a vivir en armonía, acuerdo y a mantenernos alejados de toda rivalidad. Hemos mantenido ese compromiso desde ese día hasta hoy. Aunque hemos tenido que abocarnos al tema, hemos aprendido a ser rápidos para resolver cualquier desacuerdo que surja entre nosotros. Hemos aprendido que es más importante evitar conflictos en nuestro hogar que ser justificados. Es más 1 0 : B V O V 1 0 : LV V C

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