LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Diciembre 2020

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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nunca por debajo, siempre y cuando obedezcas y cumplas los mandamientos del Señor tu Dios, que hoy te ordeno cumplir, (Deuteronomio 28:9-10, 13). ¿Cabeza o cola? Si te has estado preguntando cómo ser cabeza en lugar de cola, esta es tu respuesta: ¡Escucha la voz del Señor! Atiende a Su Palabra y ponla «en práctica» (Santiago 1:22). Haz de Sus caminos tus caminos, y tus días de cola se acabarán. Recuerdo lo que era ser cola, y no era divertido. ¡Me alegro de no estar más en ese lugar! Disfruto estando libre y bien. Disfruto que Dios satisfaga todas mis necesidades y no tener que depender solo de mí para asegurarme de que todo salga bien. "Yo" tengo limitaciones. ¡Dios no las tiene! Sea lo que sea que surja, Él puede manejarlo. Todo lo que tengo que hacer es simplemente escucharlo y obedecer, y Él se encargará del resto. Para ver lo que Dios hará por alguien que lo escuche, lee acerca de Cornelio en Hechos 10. Ni siquiera era nacido de nuevo. Ni siquiera era judío. Él era un gentil, un centurión en el ejército romano, pero sabía que Dios dijo que orara y diera a los pobres, y él había obedecido. Como resultado, Dios se manifestó podero- samente en su vida. Envió un ángel a Cornelio con un mensaje: "Cornelio, Dios ha escuchado tus oraciones, y la ayuda que has dado a otros la ha recibido como una ofrenda. Envía a tus hombres a Jope, y haz que venga Simón, al que también se le conoce como Pedro". Cornelio siguió las instrucciones del ángel, y cuando Pedro llegó a su casa, se encontró con una gran multitud que lo esperaba. «Como puedes ver, aquí estamos en la presencia de Dios para oír todo lo que Dios te ha mandado decirnos.» (versículo 33). ¡Ese era un grupo de personas espiritualmente hambrientas! Esos gentiles estaban tan dispuestos a escuchar y obedecer la Palabra de Dios que Pedro ni siquiera pudo terminar su sermón. Mientras él todavía estaba hablando, el Espíritu Santo se derramó sobre todos ellos, y comenzaron a hablar en lenguas y glorificar a Dios. ¿No sería maravilloso si pudiéramos ver lo mismo hoy? Solo piensa cuán poderosamente se movería el Espíritu Santo entre nosotros si todos se presentaran en la iglesia diciendo: "Pastor, estoy aquí para escuchar y obedecer. ¡Todo lo que me muestres en la Palabra, lo recibiré y lo haré!" "Pero Gloria, tengo miedo de decir eso." ¿Por qué? ¡Todo lo que Dios dice en Su Palabra escrita está ahí para tu beneficio, no para tu detrimento! Cada mandamiento que nos da está diseñado para trabajar para tu bien. Incluso los mandamientos que inicialmente puedan parecer demandantes como, por ejemplo, el diezmo. Cuando los obedeces, realmente descubrirás que valen la pena. Dios siempre quiere lo mejor para ti. Después de todo, eres su hijo. Quiere incrementarte y prosperarte y protegerte de cualquier daño. Su deseo desde el principio ha sido BENDECIR a todo Su pueblo de manera tan espectacular que, como Él dijo en Jeremías 33:9: «Entre todas las naciones de la tierra, que sabrán de todo el bien que les haré, Jerusalén será para mí motivo de gozo, alabanza y gloria. Y las naciones temerán y temblarán al ver todo el bien que les haré y toda la paz que les haré.» ¡Dios puede hacer que ese versículo se cumpla en tu vida! Solo tienes que escucharlo y hacer lo que Él dice. Y esta es una buena noticia: nunca te dirá que hagas algo que no puedas hacer. Él hace la parte imposible. Todo lo que tienes que hacer es la parte posible. Y después, Él lo continuará. Recuerdo cuando Ken y yo comenzamos a predicar esto hace años a la gente de Letonia. La mayoría de los que vieron nuestras transmisiones nunca antes habían escuchado la Palabra de Dios. Habían estado viviendo bajo el comunismo y el ateísmo toda su vida, pero respondieron al evangelio como el grupo en la casa de Cornelio. Ellos pusieron su fe en Jesús y, aunque en ese momento vivían en condiciones lamentables, escucharon sus mandamientos, creyeron que Él los BENDECIRÍA e hicieron lo que dijo. Cuando les dijimos que Jesús dijo: "Puedes imponer las manos a las personas y se sanarán", salieron inmediatamente y empezaron a poner las manos sobre las personas. Luego nos escribían cartas sobre todas las personas que se sanaron, incluso de enfermedades terminales. Cuando les contamos sobre el diezmo, respondieron de la misma manera. No se contuvieron porque eran pobres y la economía de su país era mala. No preguntaron cómo podían darse el lujo de darle al Señor el 10% cuando apenas lograban sobrevivir. Simplemente hicieron lo que Dios dijo, Él se movió en sus vidas y recibieron de Dios rápidamente. No importa cuál sea nuestra situación, Dios puede hacer eso por cualquiera de nosotros. Él puede llevarnos desde abajo y ponernos arriba. Él puede BENDECIRNOS en la ciudad y en el campo, saliendo y entrando. Él puede convertirnos en cabeza y no en cola, ¡si simplemente escuchamos y obedecemos! LV V C : 1 5

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