LV V C
:
9
por
Melanie
Hemry
EL OXÍGENO QUE
RESPIRAMOS
Robert y Charlotte Kachinski se sentaron en
el porche de su casa en Suffolk, Virginia. Era el
momento favorito del día, cuando todo alrededor
se desaceleraba. Escucharon a la distancia el sonido
de un perro ladrando. El aroma de un vecino que
asaba flotaba en el aire.
Robert había ingresado a la Marina al terminar
la escuela secundaria. Después de tres misiones
de combate consecutivas, había sido transferido a
la Guardia Costera.
"Sería bueno volver a vivir en Florida",
comenzó Charlotte, "aunque solo sea para estar
cerca de nuestras familias."
Robert asintió y se preguntó en voz alta si
podría encontrar trabajo en ese lugar cuando
estuviera listo para retirarse de la Guardia
Costera. Cogió su computadora portátil e hizo
una búsqueda en un sitio de empleos federales.
La pantalla mostraba dos trabajos.
"Espera un segundo", dijo Robert. "Reconozco
esta organización. Hice una gira de cuatro años
con ellos. ¡Esta oportunidad es por el trabajo que
ya hice! Mientras trabajé con ellos, creamos un
puesto para que un empleado civil federal hiciera
lo que yo hice. ¡Este es ese trabajo!"
Robert sacó su teléfono y llamó al hombre que
se encontraba actualmente en el cargo.
"¿Te vas?"
"Sí, me voy."
Robert decidió enviar sus datos como
candidato a reemplazarlo.
Un par de meses más tarde, revisando los
correos electrónicos, Robert encontró uno que
le preguntaba si todavía estaba interesado en el
puesto. Tres días después, fue seleccionado para
el cargo.
"Ni siquiera nos lo preguntamos cuando vimos
que te habías postulado", le dijeron. "Sabíamos
que eras la persona adecuada para el trabajo."
Solo había un problema. Para comenzar a
trabajar, Robert tendría que retirarse de la Guardia
Costera. La jubilación no era algo que hubiera
considerado. Además, el proceso jubilatorio
tomaba entre seis y nueve meses. Peor todavía,
necesitaban alguien en el cargo pronto."
Robert se puso en contacto con uno de
sus mentores, un almirante, y le describió la
situación. "¡Tómalo!" le dijo. "Dame un día para
ver qué puedo hacer", prosiguió. Tres
meses
más tarde, los Kachinski vivían en Florida.
Cuando las viviendas de los alrededores estaban
en ejecución hipotecaria debido a la crisis
económica, la casa de los Kachinski se vendió
Era una hermosa
tarde del año 2012.