LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Diciembre 2020

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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LV V C : 9 por Melanie Hemry EL OXÍGENO QUE RESPIRAMOS Robert y Charlotte Kachinski se sentaron en el porche de su casa en Suffolk, Virginia. Era el momento favorito del día, cuando todo alrededor se desaceleraba. Escucharon a la distancia el sonido de un perro ladrando. El aroma de un vecino que asaba flotaba en el aire. Robert había ingresado a la Marina al terminar la escuela secundaria. Después de tres misiones de combate consecutivas, había sido transferido a la Guardia Costera. "Sería bueno volver a vivir en Florida", comenzó Charlotte, "aunque solo sea para estar cerca de nuestras familias." Robert asintió y se preguntó en voz alta si podría encontrar trabajo en ese lugar cuando estuviera listo para retirarse de la Guardia Costera. Cogió su computadora portátil e hizo una búsqueda en un sitio de empleos federales. La pantalla mostraba dos trabajos. "Espera un segundo", dijo Robert. "Reconozco esta organización. Hice una gira de cuatro años con ellos. ¡Esta oportunidad es por el trabajo que ya hice! Mientras trabajé con ellos, creamos un puesto para que un empleado civil federal hiciera lo que yo hice. ¡Este es ese trabajo!" Robert sacó su teléfono y llamó al hombre que se encontraba actualmente en el cargo. "¿Te vas?" "Sí, me voy." Robert decidió enviar sus datos como candidato a reemplazarlo. Un par de meses más tarde, revisando los correos electrónicos, Robert encontró uno que le preguntaba si todavía estaba interesado en el puesto. Tres días después, fue seleccionado para el cargo. "Ni siquiera nos lo preguntamos cuando vimos que te habías postulado", le dijeron. "Sabíamos que eras la persona adecuada para el trabajo." Solo había un problema. Para comenzar a trabajar, Robert tendría que retirarse de la Guardia Costera. La jubilación no era algo que hubiera considerado. Además, el proceso jubilatorio tomaba entre seis y nueve meses. Peor todavía, necesitaban alguien en el cargo pronto." Robert se puso en contacto con uno de sus mentores, un almirante, y le describió la situación. "¡Tómalo!" le dijo. "Dame un día para ver qué puedo hacer", prosiguió. Tres meses más tarde, los Kachinski vivían en Florida. Cuando las viviendas de los alrededores estaban en ejecución hipotecaria debido a la crisis económica, la casa de los Kachinski se vendió Era una hermosa tarde del año 2012.

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