LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Diciembre LATAM 2020

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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LV V C : 1 3 por Gloria Copeland No importa en qué situación desesperada se encuentren tu cuerpo, tu cuenta bancaria o tus relaciones; Dios puede llevarte a la victoria si tan solo lo escuchas. ¿Qué significa escuchar? Significa "escuchar y prestar atención, escuchar y hacer." A lo largo de las Escrituras, eso es lo único que Dios le pide a Su pueblo. Desde el Jardín del Edén en adelante, Su mensaje a Adán y Eva, a los Patriarcas, a los israelitas y, eventualmente a nosotros en la Iglesia, siempre ha sido el mismo: "¡Solo escúchame y haz lo que te diga que hagas!" Suena simple, pero en realidad es todo lo que Dios nos ha requerido. Él puede encargarse de todo lo demás por Sí mismo. No tiene ningún problema en hacer milagros y hacer lo imposible. Él nunca ha tenido problemas para derramar Sus BENDICIONES y cumplir Sus promesas. Su único problema ha sido encontrar personas que le permitan ser Dios en sus vidas. «Todo el día extendí mis manos a un pueblo desobediente y rebelde», dijo sobre los israelitas del Antiguo Pacto (Romanos 10:21, Reina Valera Actualizara 2015)… y lamentablemente, hoy todavía tiene que decirlo a veces acerca de los creyentes del Nuevo Pacto. A pesar de que tenemos el Espíritu Santo en nuestro interior y tenemos el poder de la gracia para hacer lo que Dios dice, con demasiada frecuencia Dios todavía tiene problemas para lograr que los cristianos le obedezcan. Él todavía se encuentra extendiendo Sus manos a personas rebeldes que, aunque dicen amarlo, no lo honrarán haciendo lo que Él dice. Como resultado, Dios no ESCUCHA Y SÉ BENDECIDO ha podido hacer por ellos todo lo que desea. "Bueno", podrías decir, "no siempre tengo que hacer lo que Dios dice para honrarlo. Puedo amarlo y aun así elegir a veces hacer las cosas a mi manera." Eso no es posible según Jesús. Nos dijo que el amor a Dios y la obediencia a Él son inseparables. «¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece» dijo, y «El que no me ama, no obedece mis palabras.» ( Juan 14:21, 24, Nueva Versión Internacional). Dios nos demuestra este punto muy vívidamente en el libro de Jeremías. Después de decirle a Su pueblo una y otra vez a través de Jeremías, "¡Escuchen! ¡Escuchen! ¡Escuchen la Palabra del Señor!", envió a Jeremías a una familia particular de israelitas y le indicó que les dijera (curiosamente) que fueran al Templo y bebieran vino. La familia se negó. «No —dijeron—, no bebemos vino porque nuestro antepasado Jonadab, hijo de Recab, nos ordenó: …Si ustedes obedecen estos mandamientos vivirán largas y buenas vidas en la tierra.» (ver Jeremías 35:6-8, NTV). «Mas ellos dijeron: No beberemos vino, porque Jonadab, hijo de Recab, nuestro padre, nos ordenó, diciendo: «No beberéis vino jamás, ni vosotros ni vuestros hijos. No edificaréis casa, ni sembraréis simiente, ni plantaréis viña, ni poseeréis ninguna, sino que habitaréis en tiendas todos vuestros días, para que viváis muchos días en la tierra donde sois peregrinos». Y SI ME PREGUNTARAS CÓMO CAMINAR EN LA PLENITUD DE LAS BENDICIONES DE DIOS, PODRÍA RESPONDERTE CON UNA SOLA PALABRA: ESCUCHA = ESCUCHA KEN, ESCUCHA GLORIA. TAL CUAL EL SEÑOR ME LO DIJO HACE AÑOS, ESA ÚNICA PALABRA DE LA BIBLIA PUEDE CAMBIAR EL CURSO DE TU VIDA. NO IMPORTA LO QUE ESTÉ SUCEDIENDO A TU ALREDEDOR, O EN QUÉ TIPO DE PROBLEMA TE ENCUENTRES: ESCUCHAR A DIOS LO SOLUCIONARÁ.

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