LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Febrero LATAM 2021

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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nuestro país y de las que atravesé personalmente. A Él no lo sorprendió la situación. ¡Él siempre estuvo en la escena—listo para levantar a Su gente en la desordenada América, y en el mundo convulsionado, preparándolos para conocer a su Salvador! ¡Por muchos años estuve perdido! Yo era un chico confundido y sin dirección. Sin embargo, ¡Dios estaba allí para salvarme y ponerme en Su camino de vida! En 1967, algo nuevo estaba sucediendo en América, algo de lo que yo no tenía idea alguna. Era el grupo denominado "Movimiento de Jesús". Su manera de vivir, llevando el mensaje del amor de Dios, preparó a la gente para el Señor. Aún yo mismo fui influenciado por la gente de Jesús que tenía por misión darle a la gente esperanza para su vida y el mundo. Como muchos otros, yo estaba confundido acerca de mi propia vida y el mundo a mi alrededor. No tenía idea que mis respuestas las encontraría en el Señor. Ciertamente no estaba buscando las respuestas en la iglesia. Yo vivía la vida que mi papá me había advertido cuando tenía 12 años: si empezaba a usar marihuana en mi juventud, ésta me llevaría por el mal camino, hasta la heroína. En 1971 arribé exactamente a donde mi papá había "profetizado"—despertando de un estupor inducido por la heroína. Mi primer pensamiento esa mañana fue: quiero hacerlo nuevamente, ahora. Entonces recordé sus palabras y en ese momento me di cuenta que necesitaba ayuda. ¡Me di cuenta que necesitaba a Jesús en mi vida! ¡Empecé a buscar las cosas de Dios y Él me guío paso a paso en el camino! ¿Sabes a donde me llevó? ¡Me condujo a la iglesia! Me conectó con un diácono de la iglesia que me acogió bajo sus alas. Este hombre y la gente de esa iglesia me dieron la bienvenida y me prepararon para conocer al Señor. Ellos me ayudaron a conocer a mi Padre celestial, al Salvador Jesucristo, y me guiaron a ser lleno del Espíritu Santo. Aquí está la parte más grandiosa: yo no era la única persona de pelo largo y drogada que recibían en su iglesia. Dicha iglesia guiada por el Espíritu Santo se convirtió en una familia amorosa, que me aceptó y perdonó; también lo hicieron con Vikki— antes de que estuviéramos casados. Ellos nos dieron esperanza para nuestro futuro. Nos dieron la luz de Jesús. Nos ayudaron a estar listos para la relación correcta con el Señor. ¡Cuándo Dios me trajo a la iglesia y conocí a Jesús, todo cambió y mi vida ya no fue la misma! En estos días vivimos de la misma manera que en los días cuando yo era joven e iba camino hacia LV V C : 9 Dennis y su esposa, Vikki, son cofundadores de los Ministerios Dennis Burke en Arlington, Texas. Para más información y materiales del ministerio visita: dennisburkeministries.org la destrucción. La gente joven tiene hambre de respuestas. Nuestra nación y nuestras iglesias están hambrientas por líderes auténticos. Las voces llegan a la gente desde todas las direcciones, mientras vivimos bajo la influencia de los medios sociales y medios de comunicación, que distorsionan la verdad. La realidad es que cada uno de nosotros tiene una parte de la Unción de Dios para hacer que la gente se prepare para el Señor. Cada día, Él trae personas a nuestro camino que están buscando respuestas y un camino de salida de la oscuridad y la confusión, muy parecido a como nosotros estuvimos alguna vez. Le agradezco a Dios que Su plan es que Su pueblo—esos somos tú y yo—sea Su voz para esta generación. Dios ha puesto un llamado maravilloso, en la iglesia y en sus líderes. Nosotros estamos experimentando una presencia nueva y fresca del Espíritu Santo. Yo creo que Dios está pidiéndonos que tomemos el espíritu de Elías y Juan—el espíritu de alistar a las personas para el Señor. Él nos está confiando para que ministremos sus necesidades—y después los alistemos para el Señor. Mientras confiemos en el Espíritu Santo de nuestro Dios y el amor de Jesús para hacer la obra, podemos depender de una autoridad y unción fresca de parte de Dios, que nos permitirá mantenernos firmes, dar un paso y declarar juntos a toda la gente: "¡Alístense! ¡Sus mejores días están por llegar!" i

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