LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.
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2 4 : LV V C cuando anunció por primera vez los planes para construir una iglesia en el 2019. Criado en el corazón de un Juárez infestado de drogas durante su niñez, Sergio Alvarado fue testigo impotente de cómo su padre alcohólico abandonaba la familia a sus tiernos 2 años, y de como su madre adicta a las drogas se volvía hacia la prostitución; esos estilos de vida eventualmente llevaron a la muerte prematura de ambos. Como casi todos los que han nacido en esa cultura, Alvarado nunca se vio a sí mismo viviendo de otra manera que no fuera la pobreza, rodeado de drogas y de muerte prematura. "Vivíamos en un área llamada Heroin Alley (El callejón de la heroína)", recuerda Alvarado sobre su difícil situación en un libro que publicó en el 2019, titulado El profeta de mi propia vida. "Cientos de personas cruzaban la frontera mexicana desde Estados Unidos casi a diario para comprar heroína en el "callejón". La zona estaba, y sigue estando hasta el día de hoy, infestada de drogas, llena de bares y burdeles, y plagada de prostitutas. Cualquier día se podía ver a la gente sentada en público fumando droga, inyectándose con agujas y jeringas o cocinando crack en cucharas sobre las llamas. De niño, mientras crecía en Juárez, esto es lo que veía todos los días. Cuando tenía 6 años comprendí lo que era la pobreza. También me di cuenta de que estábamos inmersos en ella." La pobreza es una preocupación real Esta área en México está lista para el mensaje del evangelio y el mover de Dios, dice Alvarado. Juárez es la ciudad más grande del estado mexicano de Chihuahua y colinda con la frontera de los Estados Unidos, en frente de El Paso, Texas. Residen en Juárez y sus alrededores más de 1,5 millones de personas, conformando junto a El Paso la segunda urbanización más grande de doble nacionalidad en la frontera sur de los Estados Unidos, detrás de la urbanización San Diego-Tijuana. La pobreza es una preocupación muy real para quienes viven en Juárez, ya que el 70% de su población vive por debajo de la línea de pobreza, dice Alvarado, quien conoce de primera mano la devastación del área empobrecida y la diferencia que puede hacer una relación con Dios. Alvarado le da crédito a Dios por librarlo de la pobreza extrema y una vida de adicciones, y por permitirle regresar a Juárez para compartir el amor de Dios con la ciudad, y muy especialmente con los niños. "Muchos de los niños todavía están atrapados en un círculo vicioso y rodeados de drogas sin escapatoria", explica Alvarado. "Dios me ha llamado