LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Mayo LATAM 2021

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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1 2 : LV V C Una nube negra "No tengo palabras para describir lo impactante que fue el momento", recuerda David. "Pensé que tenía que ser un caso de identidad equivocada. Seguramente estaba herido y no muerto. Cuando subí las escaleras para darle la noticia a Cherie, un pensamiento me llegó a la mente: Oh, ahí está la nube negra." Chris formaba parte de la Guardia Nacional de Oklahoma cuando el gobernador decidió enviarlos a Afganistán. "De algún modo logramos pasar el funeral", recuerda David. "Enterraron a Chris en el cementerio nacional de Arlington. La pérdida que sentimos fue devastadora. Una de las primeras llamadas que recibí fue la del hermano Copeland." Kenneth ofreció enviarles su avión a Tulsa, recoger a David y Cherie y llevarlos a Toronto para asistir a una conferencia de oración dirigida por la Pra. Terri Pearsons. Cuando Terri llamó a David para hablar al respecto, él le dijo: "Terri, no puedo ir a ninguna conferencia de oración. Estamos pasándola como podemos. Te lo podrás imaginar. Estoy seguro de que la conferencia de oración será maravillosa y gloriosa, pero ni siquiera me imagino hablando con la gente." "Está bien, se lo diré a papá", le respondió Terri. Al día siguiente, Terri volvió a llamar. "Él insiste en que vendrán", le explicó Terri. "Está enviando el avión a Tulsa, y deben alistarse para subir a bordo. Los alojaremos en un hotel en Toronto. Ni siquiera tienen que asistir a las reuniones. Si deciden hacerlo, mejor. Si no, simplemente quédense en la habitación y soliciten el servicio. Sentimos que necesitan salir de Tulsa y alejarse de todo." David y Cherie volaron a Toronto. "Cuando llegamos, decidi- mos ir a la primera reunión", dijo David. "Fue tan maravil- loso que terminamos yendo a todas las sesiones. El hermano Copeland había escuchado de parte de Dios. Toronto fue un punto de inflexión para nosotros. Fue un toque glorioso de Dios a nuestros corazones y para nuestras vidas. Fue durante esas re- uniones que comencé a pen- sar en la paz. Descubrí que cuando atraviesas una trage- dia violenta, necesitas paz. Fue a través de la paz que el Señor protegió nuestros cora- zones." "Llevábamos tres años orando por mudarnos a Florida. Más tarde, cuando recibimos la luz verde de parte de Dios, nos mudamos y establecimos una iglesia allí. La vida era buena. Nuestro ministerio creció y seguí viajando por el mundo, predicando las buenas nuevas." Otra sombra oscura Dos años después, el sol de la Florida bañaba con su brillo dorado las ventanas; David y Cherie se vestían para ir a la iglesia. Era el Día de la Madre de 2013. "David", comenzó Cherie mientras entraba al dormitorio. "Encontré un nódulo en mi pecho izquierdo." Oraron juntos. Luego, David le dijo: "Sea lo que sea, está bajo la sangre de Jesús." Cherie fue al médico, y le hicieron una biopsia. Era un tumor maligno. Mientras Cherie estaba en el hospital para someterse a un procedimiento quirúrgico, la primera persona en llamar a David fue Kenneth Copeland. "¿Qué puedo hacer por ti?", le preguntó Kenneth. "Solo créele a Dios con nosotros", le respondió David. Kenneth habló con David y Cherie, e hizo una oración poderosa. Con el tiempo, Cherie fue declarada libre de cáncer. Luego, los indicadores de cáncer comenzaron a aumentar y, esta vez, de manera acelerada. Distintos tumores seguían apareciendo, haciendo metástasis en su médula espinal. "Continuarás predicando, pase lo que pase", le dijo Cherie a David. "No te quedarás sentado conmigo en casa." Él estuvo de acuerdo y voló a Chile para predicar. A dos mujeres en el servicio les desaparecieron los tumores de pecho durante la reunión. Cuando David regresó a casa, Cherie le dijo: "David, tú predicas y todas estas personas reciben sus milagros. Yo estoy aquí peleando la buena batalla de la fe y, sin embargo, no he experimentado el éxito que quisiera ver." No eran solo los milagros que ocurrían cuando David ministraba los que marcaron una gran diferencia en la situación de Cherie. Fue el legado que la madre de David le había heredado. Un legado milagroso "Antes de que yo naciera, a mi madre le habían diagnosticado un melanoma", recuerda David. "Los médicos le hicieron una serie de cirugías y finalmente le dijeron que no había nada más por hacer. Todo pasó en 1954, cuando no existía la quimioterapia ni la radiación. Mi madre tenía 22 años y una hija de 3 años." "Mi madre oró y le dijo al Señor que, si Él tenía algo más para que ella hiciera en la tierra, le gustaría vivir y criar a su hija, y tal vez incluso tener más hijos", comenta David. "Esa noche se despertó cuando una figura vestida de blanco entró en la habitación. Él le dijo que no se preocupara, que todo estaría bien. Luego atravesó la pared del Esto es lo que puedo decir sobre Kenneth, Gloria, George y Terri: lloran cuando lloramos y se regocijan cuando nos regocijamos. La vida no puede ser mejor que eso.

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