LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Mayo LATAM 2021

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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LV V C : 1 3 hospital y desapareció." Al día siguiente, los médicos le dijeron a Jeri Horton que se estaba muriendo. Su hígado no funcionaba y el melanoma se había extendido por todo el cuerpo. Jeri llamó a su esposo y le dijo: "Estoy sanada." Cuando Doc Horton llegó al hospital, encontró a su esposa de un extraño color amarillo y acurrucada en posición fetal. Los médicos le dijeron: "No se puede hacer nada." "Pensé que habías dicho que estabas sanada", le dijo Doc. "Lo estoy." "No luces sana." "Eso no importa. Jesús dijo que estoy sana; por lo tanto, voy a creerlo." Dos semanas después, no había rastros de cáncer en el cuerpo de Jeri. Sin embargo, los médicos le habían extirpado sus órganos femeninos y le habían informado que no podría tener más hijos. David nació tres años después. Hoy, a los 91 años, ¡Jeri Horton sigue viva! Las sombras se oscurecen Después de cuatro años de luchar contra el cáncer, Cherie confió en una amiga. "No le diré esto a David, pero realmente siento que he terminado. He visto y hecho todo lo que se supone que debo hacer." Aunque la amiga no compartió el secreto de Cherie, el Señor sí lo hizo. "Escucha", le dijo David a Cherie, "Nunca dejaré de estar contigo y de creer en Dios. Pero, si estás cansada y quieres ir a casa con Jesús, no hay vergüenza en elegir ir al cielo." Tres días después, el 5 de diciembre de 2017, Cherie Horton dejó esta tierra llena de paz. Ella tenía 60 años. De pie en la iglesia junto al ataúd de su esposa, David levantó la mirada y vio entrar a George y Terri Pearsons. Kenneth Copeland había alquilado un piano Steinway para que David Ellis tocara en el funeral. KCM elaboró un video que celebraba la vida de Cherie, de manera gratuita. Kenneth también le dijo a David que lo llevaría en avión a todas las reuniones de Kenneth durante el próximo año. Durante cada crisis de su vida, Kenneth Copeland siempre había sido el primero en responder. Atravesada la larga enfermedad y la muerte de su esposa de 36 años, David había alcanzado la más oscura de las sombras que el hermano Hagin le había profetizado el día de su boda. Él era un ministro de Dios; un hombre de fe. Creía en la sangre y en el Nombre de Jesús. Confió en el Salmo 91. Conocía la gracia del milagroso poder sanador de Dios. Sin embargo, su esposa y su hijo habían muerto demasiado pronto. ¿Cómo podría reconciliar esas realidades? "Al principio no lo hice", admite Mis padres comenzaron una pequeña iglesia de la Palabra de Fe y contrataron a un pastor. Fue a través de esa iglesia que conocí el ministerio de Kenneth E. Hagin. David. "Simplemente recordaba algunas cosas que nos enseñó el hermano Hagin. Él decía: 'Si una persona no se sana, siempre hay una razón.' Eso no suena muy profundo al principio, pero es de hecho muy profundo." Una crisis de fe "A pesar de que supiera que las cosas eran maravillosas para Cherie, enfrentaba una crisis como ministro. Si no pude salvar a mi esposa, ¿cómo podría ministrarles a otras personas? Predicaba en mi iglesia pero en ningún otro lugar. No sabía cuándo o si alguna vez tendría otra reunión de sanación." "Ese verano mi amigo Mark Brazee me llamó y me pidió que volara a Tulsa para predicar en un servicio de milagros los domingos por la noche. Un servicio de sanación. Tuve que luchar contra lo que le había pasado a Cherie. Cuando llegó el momento, no creí que su muerte anulara la Palabra de Dios. La Biblia era verdad antes de que ella muriera, y sigue siendo la verdad. La sanación nos pertenece. Está disponible para todos. No fue la voluntad de Dios que una mujer de 60 años muriera de cáncer metastásico. Eso no es lo mejor ni lo más alto de Dios." "El diablo había atacado a mi familia y nuestro ministerio por una razón: para detenerlo. Tenía dos opciones: podría rendirme y darme por vencido, amargarme, o seguir con Dios y darle más

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