LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Mayo LATAM 2021

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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LV V C : 5 experimentamos la derrota. ¡Eso no es lo que queremos! Ta mpoco es lo que Jesús qu iere para nosotros, razón por la cual en Juan 15:7, nos dio esta clave principal para permanecer en Él: «[Dejen] mis palabras permanecer en ustedes» dijo. Lo que hagamos con la Palabra de Dios está intrínsecamente relacionado con ev ita r que nos conv ir tamos en una rama seca y estéril. Cuanto más estimamos y prestamos atención a la Pa labra de Dios, más crecemos en nuestra unión con Él. Cuanto más nos alimentemos de lo que Él dijo en la Biblia y vivamos bajo Su luz, más Su vida podrá fluir a través de nosotros. Jesús dijo: «Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida.» ( Juan 6:63). También dijo: «…No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» (Mateo 4:4). Entonces, realmente, ¡la Palabra de Dios es alimento espiritual! Cuando alimentamos nuestro corazón con ella, la Palabra de Dios hará con nuestro espíritu lo mismo que comer algo nutritivo le hará a nuestro cuerpo. Se vuelve parte de nosotros. Nos edifica y nos hace espirit ua lmente f uertes. Produce fe en nosotros y, al combinarse con esa fe, libera el poder de la Palabra en nuestras vidas. Los primeros años en que Ken y yo nacimos de nuevo no lo sabíamos, a sí q ue s e g u i mo s v i v iendo en l a derrota. A pesar de nuestro amor por el Señor, permanecimos quebrados y endeudados y, en general, víctimas de nuest ras circunstancias. Luego, en 1967, escuchamos la Pa labra de Fe y de s c ubr i mos que l a Pa l abr a escrita es Dios Mismo hablándonos directamente. Aprendimos que: «es viva y ef icaz» (Hebreos 4:12), y tomamos una decisión de calidad para ponerla en primer lugar en nuestras vidas. D e s e s p e r a d o s p o r e l c a m b i o , i n m e d i a t a m e n t e c o m e n z a m o s a sumergirnos en la Palabra. En lugar de leer el periódico y mirar televisión, pasamos cada momento que pudimos le yendo la Bibl ia. Cont inua mente í b a m o s a r e u n i o n e s d o n d e s e predicaba la Palabra. Entre reuniones, convertirlo en tu morada permanente. No significa vivir para Él un día y para el diablo al siguiente. Es vivir para Él todos los días, en una relación estable con él. Es ma ntenerse v ita l mente conectado con Él al caminar en unión y comunión con Él todo el tiempo. No te conviertas en la leña del mundo Según Jesús, permanecer en Él es el secreto para vivir una vida cristiana pacíf ica y productiva. Hacerlo nos permite dejar de luchar y esforzarnos en nuestras propias fuerzas para hacer todo lo correcto y, en cambio, descansar en Su fuerza. Cuando lo hacemos, nos volvemos como la rama de un manzano. M i e n t r a s l a r a m a p e r m a n e z c a conectada al árbol, producirá manzanas automáticamente, porque la vida del árbol fluye a través de ella. L o m i s m o p a s a c o n n o s o t r o s . Mientras permanecemos en contacto vivo con Jesús, Su vida fluye a través de nosotros y naturalmente producimos fr utos sobrenat ura les. Hacemos las obras de Jesús, nuestras oraciones son contestadas y Dios es glorif icado en nuestras vidas. Po r e l c o n t r a r i o , c u a n d o n o nos ma ntenemos en contac to v ivo con Jesús, deja mos de da r f r uto y comenzamos a marchitarnos. Perdemos nuestra energía espiritual, la fortaleza y la frescura. Nos volvemos como las ramas separadas de las que habló Jesús, que los hombres recogieron y arrojaron al fuego. Jesús no dijo que Dios quemaría esas ramas. Dijo que lo harían los hombres (o en otras palabras, el mundo). Dios es nuestro Padre celestial; Él nos ama. Él nunca nos descartaría ni destruiría. Sin embargo, tampoco puede hacer mucho para ayudarnos si no nos mantenemos en contacto vivo con Jesús. Es a través de nuestro contacto con Él que accedemos a la vida abundante de Dios y al poder liberador y vencedor. E s p er ma necer en Él lo que nos permite ser vencedores en este mundo en lugar de ser victimizados por él. Cuando abandonamos nuestra morada, no solo dejamos de dar fruto, sino que somos presa del mundo y del diablo y Quizás podrías decir: "No sé cómo acercarme a Dios." Es simple. Tan solo dirige tu corazón y tu mente hacia Él en una actitud de fe y obediencia. Simplemente reconoce Su señorío y Su presencia y, por fe, comienza a tener comunión con Él. Dondequiera que estés y lo que sea que estés haciendo, Jesús está allí. De día o de noche, no importa lo que esté sucediendo, Su Espíritu Santo está en ti y contigo, ni siquiera a un respiro de distancia. No tienes que esperar hasta llegar a la iglesia el domingo para estar cerca de Él. Ni siquiera tienes que esperar hasta que puedas arrodillarte para orar. P uedes habla r con Jesús toda la sema na , c ua ndo qu ieras, m ient ras conduces tu auto, en el trabajo, en casa o donde sea. ¡Puedes estar en contacto vivo con Él todo el tiempo! De hecho, eso es exactamente lo que Jesús nos ha instruido que hagamos. Él dijo en Juan 15:4-8: «Permanezcan en mí, y yo en ustedes. Así como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí ustedes nada pueden hacer. El que no permanece en mí, será desechado como pámpano, y se secará; a éstos se les recoge y se les arroja al fuego, y allí arden. Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan todo lo que quieran, y se les concederá. En esto es glorificado mi Padre: en que lleven mucho fruto, y sean así mis discípulos.» L a pa l abr a pe r m ane ce r sig n i f ic a "quedarse, vivir, habitar". No se refiere a entrar y salir, ni a estar en un lugar temporalmente. Describe tu residencia p er ma nente. Por ejemplo, pue de s registrarte en un hotel por un tiempo, pero no dirías que vives (o permaneces) en ese lugar. Tu lugar de permanencia es tu hogar. Lo mismo aplica espiritualmente. P e r m a n e c e r e n J e s ú s s i g n i f i c a

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