LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Mayo LATAM 2021

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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5:6) y, negarse a perdonar, es falta de amor. Por lo tanto, aferrarse a la falta de perdón cortocircuita nuestra fe. Nos coloca en un lugar donde la fe en Dios no operará porque Dios Mismo es Amor (1 Juan 4:16). Él no solo tiene amor; es Su identidad. Entonces, cuando actuamos fuera del amor, no estamos actuando en Él. Jesús lo expresó de esta manera: «"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas." El segundo en importancia es: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay otro mandamiento más importante que éstos.» (Marcos 12:30-31). «Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros.» ( Juan 13:34). Esas no son sugerencias. Son mandatos basados en la ley espiritual. Así es como nosotros vivimos, en nuestra condición de creyentes nacidos de nuevo y personas llenas del Espíritu Santo. Debemos responder al mandato de amar de Jesús diciendo, tal como me enseñó en la visión: "Yo Creo. Yo lo haré. Yo lo tomo. Yo lo tengo. Yo te agradezco por ello. ¡Yo perdono!" No tomes el veneno "¡Pero no sabes lo que esas personas me hicieron!" podrías decir. No, no lo sé. Pero sea lo que fuere, todavía se te ordena perdonarlos. Si no lo haces, te estás arriesgando. Pueda que no creas estar en riesgo. Quizás pienses que te estás protegiendo y, asimismo, castigando a los que te hicieron daño. Sin embargo, estás equivocado. ¡Es como tomar veneno y esperar que la otra persona se muera! (Esa podría ser la respuesta a la pregunta: ¿Cuán tonta podría ser una idea?) No funcionará. En lugar de lastimar a la otra persona, eres tú quien sufrirá el veneno de la falta de perdón. La persona a la que estás dañando eres tú. Con el tiempo, es posible que incluso te olvides de esa falta de perdón. Puedes andar haciendo tus confesiones de fe y diciendo: "Alabado sea el Señor", pensando que todo está bien. Pero, todo el tiempo, ese veneno seguirá alojado en tu espíritu, haciéndote daño y destruyendo tu fe. Sin embargo, estas son las buenas noticias: Aunque haya otros obstáculos para la fe, una y otra vez Él puso la falta de perdón al principio de la lista. Al enseñar sobre la oración de fe en Marcos 11, por ejemplo, dijo: «Tengan fe en Dios. Porque de cierto les digo que cualquiera que diga a este monte: "¡Quítate de ahí y échate en el mar!", su orden se cumplirá, siempre y cuando no dude en su corazón, sino que crea que se cumplirá. Por tanto, les digo: Todo lo que pidan en oración, crean que lo recibirán, y se les concederá. Y cuando oren, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en los cielos les perdone a ustedes sus ofensas.» (versículos 22- 25). Hace algunos años, recibí una nueva revelación de cómo poner en práctica esos versículos. A las 4 a.m. me desperté con una visión de Jesús. Podía verlo claramente en el espíritu, parado a los pies de mi cama, sosteniendo una gran bandeja llena de galletas. Uno pensaría que, dado que sostenía una bandeja de galletas, estaría sonriente. Sin embargo, no era así. Tenía una mirada muy severa en Su rostro. ¡Toma una galleta!, me dijo. Sin saber exactamente cómo responderle, dudé y Él volvió a hablarme. Tu respuesta debe ser: Yo creo. Yo lo haré. Yo lo tomo. Yo lo tengo. Yo te agradezco. Y yo perdono si guardo ofensa en contra de alguien. Luego, segundos después, la visión terminó. Continué acostado meditando al respecto, y descubrí que las galletas representaban la fe. Las seis declaraciones del "Yo" ("Yo Creo", "Yo lo haré", etc.) nos describen cómo debemos responder al mandato de Jesús: "Tengan fe en Dios." He decidido llamarlas, "Los seis ' Yo' de la fe." Yo perdono es el número seis. Eso significa que la oración de fe no culmina hasta que te hayas arrepentido y librado de toda falta de perdón. Significa que la fe y el perdón son un paquete inseparable. "Pero hermano Copeland, ¿por qué Jesús sería tan estricto al respecto? ¿Por qué haría que el perdón fuera una regla tan dura e innegociable?" Bueno, no es una regla. Es un principio o ley espiritual, como la ley de la gravedad en lo natural. «La fe obra por el amor» (Gálatas Eso significa que la oración de fe no culmina hasta que te hayas arrepentido y librado de toda falta de perdón. 8 : LV V C

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