""Tu abuelo falleció."
Estas fueron las palabras que mi papá
me dijo por teléfono ese cálido domingo de
primavera de 1972. A mis 18 años, estudiaba
arte en Boston, y ahora tenía que regresar a casa
para un funeral; uno que había temido.
Amaba a mi abuelo italiano. Él, mi abuela,
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Papá, no mires,
¡pero te están
observando!
por Pastor George Pearsons
mi madre y mi tía hicieron su camino desde
"el viejo continente" hacia los Estados Unidos
en 1921. Se establecieron en una ciudad
predominantemente italiana en el cabo de Cape
Cod: Sagamore. El abuelo pasó de construir
muros de piedra a ser dueño de un restaurante
y una posada muy exitosos. Adquirió unas 5
hectáreas de muy buena tierra y se ganó el
respeto entre sus compañeros. En mi opinión,
él podía hacer cualquier cosa y arreglar
cualquier cosa: para mí, era el hombre que
colgaba la luna cada noche.
De niño, quería estar con él todo el tiempo.
Traté de actuar como él, caminar como él,
incluso hablar como él. Era mi héroe.
Estaba devastado cuando murió mi héroe.
Los ojos
de tus
hijos están
sobre ti.
Solamente
asegúrate
de que valga
la pena lo
que vean
que estés
haciendo.