LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Junio 2021

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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principal. Al recordar lo que hizo papá en el funeral del abuelo, sonreí y saludé a sus amigos cuando entraban a la iglesia. Les di la mano, los abracé y me esforcé por hacer que todos se sintieran bienvenidos, tal como lo había hecho papá. El mayor honor llegó cuando la gente me miraba a los ojos y me decía: "Eres como tu padre." Ese fue el mejor cumplido. Esa noche, pude hacer por mi papá lo que hizo por el abuelo casi 30 años antes. Me convertí en un pilar en el que familiares y amigos podían apoyarse. Y aprendí a hacer eso con solo mirar a mi papá. Durante uno de nuestros últimos "viajes tradicionales", le conté a mi padre lo que había observado de él en el funeral del abuelo y el profundo efecto que tuvo en mi vida y en mi ministerio. Compartí cómo había transformado la manera en que podía llegar a las personas en situaciones difíciles. Recuerdo cuánto se sorprendió. "George", me dijo, aparentemente aturdido, "ni siquiera recuerdo cómo actué ese día. Y además, no sabía que estabas observándome." No sabía que lo estaba mirando. Los padres a menudo no se dan cuenta de lo poderosos modelos a seguir que son, y que sus hijos observan cada uno de sus movimientos. Los observan y estudian sus gestos. Observan cómo se manejan en los buenos tiempos y también en los difíciles. Aprenden con su ejemplo. No mires a hora, papá, pero te están observando. Los ojos de tus hijos están sobre ti. Solamente asegúrate de que valga la pena lo que vean que estés haciendo. Padres: hoy hagan un compromiso para permitir que todo lo que hagan re eje el corazón de Dios. Hablar palabras amables, acercarse a los demás y mostrar alegría en su hogar son solo algunas de las lecciones de vida que nuestros hijos aprenden a través de la observación. «Por lo tanto sean, imitadores de Dios [imítenlo y sigan Su ejemplo], como hijos amados [imitad a su padre]" (Efesios 5:1, Biblia Ampliada, Edición Clásica). LV V C : 1 9 "Los padres a menudo no se dan cuenta de lo poderosos modelos a seguir que son, y que sus hijos observan cada uno de sus movimientos." El mundo tiene mucho que decir sobre tus hijos en estos días, y la mayor parte es malo. Se nos dice que su futuro económico es sombrío, que su ética viene en caída y que, en su mayor parte, van de mal en peor. Pero, si has hecho de Jesús el Señor de tu vida, Dios tiene algo muy diferente que decir sobre tus hijos. Él dice que se dirigen al cielo, no al infi erno. Que son una bendición, y no una maldición. Así que ignora al mundo y confía en la Palabra. ¡Tiene el poder de cambiar la vida de sus hijos! Aquí hay algunos pasajes de las Escrituras que te ayudarán a mantenerte enfocado en las promesas de Dios con respecto a tus hijos. "Así ha dicho el Señor: «Reprime tu llanto y tus sollozos; seca las lágrimas de tus ojos, porque no has trabajado en vano: tus hijos volverán de ese país enemigo. —Palabra del Señor. Tus descendientes tienen esperanza; tus hijos volverán a su propia tierra. —Palabra del Señor." (Jer. 31:16-17). "Yo, el Señor, enseñaré a todos tus hijos, y su paz se verá multiplicada." (Is. 54:13). "… los justos y los suyos saldrán bien librados." (Pro. 11:21). "Dichoso el hombre que honra al Señor y se deleita obedeciendo sus mandatos. Sus hijos tendrán poder en la tierra, y serán bendecidos por su rectitud. (Salmos 112:1-2). "...Pues así dice el Señor: … yo defenderé tu causa, y salvaré a tus hijos." (Is 49:25). "El Señor es bueno con todos, y se compadece de toda su creación." (Salmos 145:9). "...voy a derramar mi espíritu sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos." (Is. 44:3). "El Señor ha dicho: «Éste será el pacto que haré con ellos: Mi espíritu está sobre ti, y desde ahora y para siempre las palabras que puse en tu boca nunca se apartarán de tus labios, ni de los labios de tus hijos, ni de los labios de tus nietos.»" (Is. 59:21). PALABRAS DE FE PARA TUS HIJOS PALABRAS DE FE P LV V C : 1 9

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