LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.
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¿Has estado alguna vez en una situación en la que sabías exactamente qué hacer? Yo sí. ¡La diferencia fue enorme! Sentí menos confusión y preocupación, y pude reaccionar rápidamente y hacer lo que sabía que era correcto. Cuando sabes qué hacer, el temor y la preocupación no entran tan fácilmente. Los próximos meses me gustaría compartir con ustedes una serie titulada: "Qué hacer cuando…". A medida que arrojamos luz sobre situaciones difíciles, confusas o incómodas, podemos plani car previamente las respuestas que nos ayudarán a superar esas situaciones. Mientras pienso en ti y en los problemas a los que podrías enfrentarte, uno me viene a la mente rápidamente: el temor o el miedo. El temor puede venir de muchas direcciones; sin embargo, una cosa es segura. ¡Dios no lo envió! Antes de continuar, debes saberlo. Aunque la Biblia habla del temor de Dios, no se re ere a tener miedo, sino al asombro, el respeto y la honra por Dios. Segunda de Timoteo 1:7 (La Traducción de la Pasión) dice: «Porque Dios nunca te dará espíritu de temor, sino el Espíritu Santo que te da gran poder, amor y dominio propio». Eso lo resuelve, ¿no? Esas son buenas noticias porque, si Dios me estuviera dando temor, no podría ir a Jesús para que me ayude a deshacerme de él, ¿verdad? ¡Ufff! Eso es un gran alivio. Ahora, hablemos del origen del temor. El miedo es una herramienta de nuestro enemigo, Satanás. Lo usa para mantener a la gente bajo su control. PERO, ¡Jesús ya lo ha vencido! El diablo sólo puede intentar engañarnos para que tengamos LV V C : 3 1 La esquina de la Comandante Kellie Kellie Copeland está a cargo de las Relaciones de Colaboradores de Pacto en los Ministerios Kenneth Copeland y además es la desarrolladora del currículum de la Academia Superkid. A través de su ministerio como la "Comandante Kellie", ella lleva a cabo su misión de atraer a las personas de todas las edades hacia una relación íntima y poderosa con Jesucristo. temor. Sin embargo, a pesar de sus intentos, mientras más preparados e inteligentes seamos, menos podrá engañarnos. Una forma en que puede surgir el miedo es mediante lo que llamo el "truco de la mitad de la historia". Es cuando escuchas a alguien decir algo que parece aterrador, hiriente o peligroso. Cuando los niños escuchan estas cosas y no se lo cuentan a un adulto, no se dan cuenta de lo que realmente está sucediendo. Es fácil imaginar todo tipo de cosas que no son ciertas cuando no conoces la historia completa. Déjame contarte un ejemplo. Hace años algo terrible provocó el colapso de un edi cio. Me enteré de un niño que vio las noticias y, aunque eso podría causar miedo, el edi cio estaba lejos y no era una amenaza para la seguridad del niño. Sin embargo, los noticieros continuaron transmitiéndolo día tras día durante semanas. ¡Este niño pensó que se estaban derribando edi cios en ciudades de todo el mundo! ¡Esa es una carga terriblemente pesada para que un niño pequeño la soporte solo! Sin embargo, los niños no siempre hacen preguntas ni aprenden la verdad sobre lo que han escuchado. No te sientas mal, ¡los adultos tampoco! ¿Cómo podemos prepararnos para evitar que este tipo de temor se desarrolle en nuestro corazón y en nuestra mente? Estas son algunas sugerencias prácticas para ti: No. 1: Cada vez que se presente algún tipo de temor, di: "¡NO! ¡Me niego a tener miedo!" Hay mucho poder en TU elección de no tener miedo. Imagina al temor como un animal que intenta meterse en tu canasta de picnic. No, no hablo de un oso… ¡imagínate un ratón! Los ratones son fáciles de ahuyentar cuando te das cuenta de lo GRANDE que eres, en comparación con lo pequeños que son. El miedo es como ese ratón: es impotente cuando te enfrentas a él. ¡Esa es TU canasta de picnic! ¡No dejes que ese ratón entre y no dejes que te engañe haciéndote creer que es un oso! ¡Es la misma forma en que velas por la paz de Dios en tu mente! No. 2: Dale ese miedo a Jesús y deja que te llene de paz. Él ES nuestra paz. El Salmo 23 es una de mis escrituras favoritas. El versículo 4 nos dice cómo Jesús es nuestra paz. Podemos recordarnos a nosotros mismos que Él está con nosotros todo el tiempo. "Incluso cuando tu camino me lleve a través del valle de la oscuridad más profunda, el miedo nunca me conquistará, ¡porque Tú ya lo has hecho! Tu autoridad es mi fuerza y mi paz. El consuelo de Tu amor quita mi temor. Nunca me sentiré solo, porque Tú estás cerca". No. 3: Ve directamente a tus padres o a tu líder y diles lo que escuchaste. Ellos pueden ayudarte a comprender mejor la situación. Muchas veces no hay nada de qué preocuparse. En esos momentos en los que ocurre algo inquietante, tus padres te ayudarán a lidiar con el temor. No. 4: Toma la decisión en tu corazón de confi ar en que el Señor y tus padres o líderes se encargarán de lo aterrador que escuchaste y te cuidarán. Si el miedo intenta regresar, ¡recuerda a ese ratón tratando de meterse en tu canasta de picnic! Imagínate tu almuerzo: un sándwich increíble, tus galletas favoritas y todo tipo de golosinas. ¡Son tuyas! ¡No vas a dejar que el ratón se acerque! ¡Y no permitirás que el temor te robe la paz! Superkids, quiero que entiendan algo: hay dos tipos de paz. Hay una paz natural que surge cuando comprendes los hechos sobre lo que está sucediendo. El conocimiento te da algo de paz y soluciona parcialmente la confusión. Pero, mejor aún es aquella verdadera paz que solo puede venir de Jesús. La Biblia dice que este tipo de paz va más allá de nuestra propia capacidad para comprender la situación. Jesús la trae a nuestros corazones cuando se lo permitimos. Ahora que sabes qué hacer, la próxima vez que escuches algo que te asuste, estarás armado y listo para decir "¡NO!" ¡Superkid, puedes hacerlo! Mejor aún, ¡Jesús te respalda! No temas, Superkid. Comandante Kellie escuchas algo que te asusta SUPERKID: ¿ALGUNA VEZ TE HAS ENCONTRADO EN UNA SITUACIÓN DIFÍCIL SIN SABER QUÉ HACER? YO HE ESTADO EN ESA SITUACIÓN. PUEDE RESULTAR INQUIETANTE HASTA QUE SEPAS CÓMO RESPONDER. ¡ El miedo nunca me conquistará! Qué hacer cuando…