LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Julio 2021

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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LV V C : 2 9 ¿Alguna vez te has preguntado cómo pudo Jesús mirar a aquellos que lo estaban crucificando, —a quienes se burlaron de Él, lo escupieron y lo sentenciaron a muerte— y orar por ellos: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» (Lucas 23:34)? ¿Cómo pudo en medio de tal sufrimiento responder con tanto amor? ¿Por qué no se enojó ni actúo con amargura en contra de esas personas, a raíz de la conducta tan malvada contra Él? Porque Jesús sabía que ellos no eran sus verdaderos enemigos. Jesús caminaba conforme al espíritu, y comprendía que el reino espiritual es más real que el reino que puedes ver con tus ojos físicos. El reino espiritual es donde sus verdaderos enemigos, el diablo y todas sus fuerzas demoniacas, obran. Sus enemigos fueron quienes en realidad presionaron e incitaron a la gente a gritar: "¡Crucifíquenlo!". Utilizaron a las personas, a fin de llevar a cabo su perversa labor. Por lo tanto, Jesús los contra atacó con el arma más efectiva del arsenal de cielo: el poder del amor. Si Jesús hubiera respondido con amargura y falta de perdón hacia las personas que lo crucificaron, el diablo habría frustrado todo el plan de salvación. Hubiera conseguido que Jesús pecara, y no habría sido el Cordero sin mancha para el sacrificio. Sin embargo, Jesús no cayó en esa trampa. Reconoció que Su lucha no era contra carne ni sangre, sino contra principados, potestades, gobernadores de las tinieblas y espíritus inmundos en las regiones celestes. Y Él ganó esa guerra con la compasión de Dios. La ganó porque sus emociones no lo gobernaron; Jesús le obedeció al Espíritu Santo de Dios, quien es la Compasión en persona. Como siempre, Jesús obedeció a Su Padre y, de ese modo, actuó en amor. Quizás puedas decir: "Pero ése era Jesús, tenía una comunicación directa con el Padre. ¡Y yo no!". Tú también puedes tenerla. Posees la habilidad, por medio del mismo Espíritu Santo que habitó en Jesús, para actuar motivado por la compasión de la misma manera en que Él lo hizo. En Romanos 5:5, leemos que el amor de Dios se ha derramado en nuestro corazón por el Espíritu Santo. Sólo debemos tomar la decisión de actuar motivados por Su amor, no por nuestros sentimientos. No importa con cuánta ferocidad ruja el diablo contra nosotros, siempre podremos vencerlo al usar las armas espirituales —no contra las personas que nos lastiman, sino contra las fuerzas de las tinieblas—. Podemos levantarnos como más que vencedores, y obtener la victoria con el poder del amor. Reconociendo a tu verdadero enemigo «La batalla que libramos no es contra gente de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los que gobiernan las tinieblas de este mundo, ¡contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes!» Efesios 6:12 por Kenneth Copeland

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