1 2 : LV V C
por Gloria Copeland
UN ENEMIGO
DEL AMOR
La envidia:
Lo intentará al introducir en tu vida cosas
diseñadas específicamente para oponerse y
obstaculizar tu caminar en amor. Llamaré
a estas cosas: "los enemigos del amor". Así
como la fuerza del amor produce victoria
y bendición en nuestra vida, los enemigos
del amor le abren la puerta a Satanás. Nos
ponen en una posición vulnerable para que
él pueda entrar y hacer su trabajo sucio.
Sin embargo, si aprendemos a identificar
sus estrategias, podemos protegernos de las
mismas. Por lo tanto, es importante que nos
familiaricemos con sus métodos.
Una enemiga del amor especialmente
peligrosa es la fuerza diabólica de la envidia.
L a env id ia e s u n s ent i m iento de
descontento y mala voluntad a causa de las
ventajas, las posesiones o el éxito de otras
personas. Es el anhelo de poseer algo que le
ha sido otorgado a otro u obtenido por un
logro. Está estrechamente asociada con los
celos, los cuáles denotan resentimiento por
el hecho de que otro haya obtenido algo de
lo que uno se siente merecedor.
Primera de Corintios 13:4 (A MPC)
dice enfáticamente que : "¡El amor nunca es
envidioso!"
El amor se regocija en el éxito de los
demás y celebra cuando éstos prosperan.
La envidia hace todo lo contrario. Te
entristecerá cuando alguien se adelante
de alguna manera. Te hará pensar cosas
como: ¡Mira el auto nuevo de fulanito! ¡No
se esfuerza como yo! ¡Soy yo quien debería
conducir un auto así! También podría decir:
Mira la nueva casa de fulanita. Seguro no
necesita una casa tan grande y cara. Mi familia
es mucho más grande que la de ella y vivimos
en una casa de la mitad de ese tamaño.
Aun si estamos caminando en amor,
siempre habrá momentos en que esos
pensamientos nos l leg uen a todos. A
veces alcanzan nuestra mente antes de que
podamos reconocer lo que está sucediendo.
Sin embargo, no tenemos que pensarlo
dos veces. Cuando surge un pensamiento
o sentimiento de envidia, podemos lidiar
con él de inmediato y decir: "No, ese
pensamiento no es de Dios y no lo voy a
tomar en mi vida. Envidia, te reprendo. No
eres el amor. Apártate de mí. No recibiré
ese pensamiento."
Mi padre en la fe, Kenneth E. Hagin,
solía decir: "No podrás evitar que los
EL DIABLO ES UN LADRÓN.
VIENE «PARA HURTAR, MATAR Y DESTRUIR» (JUAN 10:10). POR LO TANTO, NO
DEBERÍAS SORPRENDERTE DE QUE, APENAS COMIENCES A PRODUCIR EL
FRUTO DEL AMOR, ÉL INMEDIATAMENTE SE DISPONGA A ROBÁRTELO.