LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Julio LATAM 2021

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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compañía. La identifica como una obra de la carne y la enumera en Gálatas 5 junto al adulterio, la fornicación, la inmundicia, la lascivia, la idolatría, las hechicerías, la enemistad, los pleitos, los celos, la ira, la contienda, las disensiones, las herejías, el homicidio, las borracheras, y las orgías (versículos 19-21). La envidia incluso se menciona en las Escrituras como el síntoma de una mente reprobada. Se nombra como una de las características de las personas que, según lo expresa Romanos 1: «están atiborrados de to d a c l a s e de i nju st ic i a , inmoralidad sexual, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades. Son murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, insensibles, implacables, inmisericordes.» (versículos 29-31). ¡La envidia realmente tiene muy mala compañía! No es algo con lo que deberías perder el tiempo. Es una f uerza destr uctiva e impía. Es una manifestación de la oscuridad y enemiga absoluta del amor. Desbordantes de amor, gozo y alegría Si vives de acuerdo con Su sabiduría, no serás muy susceptible a la envidia. No tendrás que estar celoso de otras personas, porque tu Padre celestial te bendecirá tanto como a cualquier otro a tu alrededor. Al deleitarse en Él: «…él te dará lo que de corazón le pidas.» (Salmo 37:4). Además, si te deleitas en Él, pasas tiempo en Su Palabra y en oración, te sentirás divinamente contento. No te sentirás inclinado a envidiar el estilo de vida o las posesiones de otra persona porque estarás ocupado, disfrutando de la riqueza de la vida en Jesús. Lo alabarás, disfrutarás de la satisfacción que solo Él puede darte y dirás: «Tú me enseñas el camino de la vida; con tu presencia me llenas de alegría; ¡estando a tu lado seré siempre dichoso!» (Salmo 16:11). Por el contrario, si no te tomas el tiempo para deleitarte en el Señor, y dedicas todo tu tiempo a las cosas naturales y pones tu afecto en ellas, no disfrutarás esa sensación interna de satisfacción. Enfria rás t u relación con Dios, t u hombre espiritual ocupará un segundo lugar y comenzarás a buscar en las cosas del mundo el gozo, la paz y tu deleite. Comenzarás a notar que otros tienen cosas que tú quieres y aún no tienes, y te volverás vulnerable a la envidia. La envidia es algo diabólico. Ha sido utilizada por Satanás a lo largo de la historia para provocar persecución contra el pueblo de Dios. ¿Recuerdas en el Antiguo Testamento a los hermanos de José, cuando lo vendieron como esclavo a los egipcios y luego le dijeron a su padre que lo habían matado? Hechos 7:9 dice que «por envidia, vendieron a José.» En el Nuevo Testamento, los líderes judíos entregaron a Jesús a los romanos para que lo crucificaran. Según Marcos 15:10, lo hicieron «por envidia». ¿Recuerdas todos los problemas que atravesó el apóstol Pablo en el libro de los Hechos solo para predicar el evangelio? Casi todo fue causado por un espíritu de envidia. Ese espíritu se apoderó de los líderes religiosos incrédulos de la época y los impulsó, situación tras situación, a tratar de destruir el ministerio del apóstol Pablo, sin importar el precio. Todos debemos estar alertas El mismo tipo de envidia que se apoderó de los líderes religiosos en el tiempo de Pablo todavía asoma su horrible cabeza en la Iglesia de nuestra época. A veces aparece en las relaciones entre creyentes y genera división en las congregaciones. Incluso puede apoderarse de los ministros. Por ejemplo, el pastor de una iglesia pequeña puede sentir la tentación de envidiar a la nueva iglesia que abrió sus puertas a solo unas cuadras, especialmente si la misma atrajo a miles de miembros aparentemente de la noche a la mañana. Podría generar sentimientos de mala voluntad y pensamientos de descontento cada vez que pase en frente y la vea prosperar. Después de un tiempo, si no reconoce lo que está sucediendo y se arrepiente, encontrará razones para criticar lo que está haciendo el otro pastor. Les contará a todos en la cafetería cada defecto que ve en ese pastor. ¡Eso no es amor! Cuando nos sentimos agraviados por lo bien que le está yendo a otra persona u a otro ministro, ese es el mismo espíritu de envidia obrando en nosotros, y nos impedirá prosperar. Interferirá en nuestra relación con Dios y evitará que Su poder se manifieste en nuestras propias vidas e iglesias. 1 4 : LV V C El amor se regocija en el éxito de los demás y celebra cuando éstos prosperan.

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