LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Agosto LATAM 2021

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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LV V C : 1 1 y destacó a Millicent como la estudiante Valedictorian de la clase 2020. "Mi amiga vino de Colorado para la graduación y nos quedamos juntas en un hotel. La mañana de la graduación, de repente, tuve un dolor de espalda grave. Ni siquiera podía subir los escalones correctamente. Confesé la Palabra de Dios, declarando mi sanación, pero el dolor continuó todo el día." "Cuando entré al pasillo, todos los dolores desaparecieron de mi cuerpo. Los Dres. George y Terri Pearsons anunciaron que yo era la mejor alumna. L eyeron mis log ros, que inc lu ían un GPA de 4.0 y A en cada examen. También leyeron mi declaración de misión: Defender, promover y facilitar la justicia para los grupos minoritarios, como los jóvenes, las mujeres y los niños en situación de riesgo." "Papá Copeland me regaló una placa y mi anillo. 'Nunca habrá otro anillo como este'", dijo. 'Es único en tu clase, ¡único en tu clase!' Luego pronuncié mi discurso. Toda la experiencia fue gloriosa." "La colaboración con KCM es una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida", dice Millicent. "Me han enseñado cómo aferrarme a la Palabra de Dios, superar la escasez y prosperar. He aprendido a defender mi sanación y mis finanzas. La colaboración con KCM me ha llevado a lugares a los que nunca imaginé que iría." Después de graduarse, Millicent le preguntó a Dios qué quería que hiciera a continuación. Alguien la bendijo con dinero y ella compró un terreno en Sierra Leona, donde Dios le indicó que iniciara un centro de recursos. Después de todos estos años, la Palabra de Fe todavía no se enseña mucho en su país, dice Millicent. No porque los pastores no estén dispuestos. Simplemente no tienen los recursos que necesitan. Además de proporcionar esos recursos, el Señor le indicó que iniciara un centro de alfabetización para niños, así como para jóvenes y adultos mayores. Se le enseñará a cualquier adulto que quiera aprender a leer, nos comparte Millicent. ¿Cuál es el currículo? Por supuesto: la Biblia. LV VC . S ent ía que e so er a a l go demasiado grande para mí, pero había aprendido que todos mis argumentos eran solo dudas e incredulidad. Hice otro tablero de visión, esta vez incluyendo mi foto en la revista. La miraba todos los días, agradeciéndole a Dios." "Disfrutaba escribiendo, así que me ofrecí como voluntaria para trabajar en nuestro anuario. El pastor de jóvenes adultos vino a la universidad un día. Dijo que necesitaban algunas caras mayores para servir en las clases de 18 a 30 años. El Señor me instó a que fuera y participé allí todas las semanas. Muchos de mis jóvenes compañeros de clase estaban en ese grupo. Dios me dio la tarea de ser una guerrera de oración por ellos." "También estaba el ministerio de prisiones", recuerda Millicent. " F u i c on e l lo s e n u n a d e l a s campañas", comenta. "Cuando llegó la pandemia, ya no pudimos reunirnos en clases. Nuestras clases se volvieron virtuales. La vida era tan diferente, pero así es como terminamos nuestro año." Millicent se graduó con su clase en el 2020. Debido a la pandemia, no pud ieron tener un ser v icio de graduación normal. En cambio, estaban programados para graduarse el viernes 7 de agosto por la noche, durante la Convención de Creyentes del Suroeste. "Valedictorian" Cuando se llevó a cabo el servicio, Mil licent Macauley f ue anunciada como la mejor alumna de la clase. Un artículo sobre la graduación apareció en la edición de octubre de la revista LVVC de orar, salí con fe y volé de regreso. Tenía $40 en mi cartera. Alguien me recogió en el aeropuerto y les di $20 para la gasolina. Eso me dejó con $20." "El día siguiente fue de orientación. Tenía otra batalla en mi mente. ¿Debería ir sin dinero para pagar la matrícula? Entonces recordé que la orientación era obligatoria. Decidí ir y confiar en Dios." Millicent hizo la cola para hablar con la mujer que aceptaba el pago de la matrícula. En voz baja, la mujer dijo: "¿Tienes algo para mí?" "No", le respondió Millicent, "pero dame hasta el lunes". No sabía por qué dijo el lunes. Las palabras simplemente salieron de su boca. Al día siguiente, Millicent estaba adorando cuando un pariente la llamó. "¿Ya pagaste tu matrícula?" "No, pero confío en Dios." "Usa mi tarjeta de crédito y paga $1.000. Te prestaré el dinero." El lunes Millicent pagó $1.000 para su matrícula. Durante esa misma semana, una de sus amigas le transfirió $2.500 a su cuenta. "De repente mis cuentas f ueron pagadas", dice Millicent. "En un mes, mi casa se vendió. A pesar de que fue una venta de remate, recuperé algo de dinero. Pagué los $1.000 que debía y tenía dinero para seguir adelante por un tiempo." Una vez más, Dios puso algo en el corazón de Millicent que, nos admite, era demasiado grande para que ella lo creyera. "Me dijo que le creyera para que mi historia fuera contada en la revista La graduación de KCBC Clase 2020

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