por Gloria Copeland
La mayoría de la gente optaría por la última
opción. Pensarían en todas las ocasiones en
sus vidas en las que necesitaron que Dios los
rescatara de distintos problemas y decidirían
que obtener un milagro cuando fuese necesario
sería la mejor alternativa.
Pero, ¿realmente sería lo mejor?
Ciertamente, los milagros son maravillosos. Y,
en nuestro momento de necesidad, cuando Dios
nos envía uno, siempre estamos agradecidos. Sin
embargo, ¿será que vivir de milagro en milagro
es realmente el mejor plan de Dios para nuestra
vida? ¿Es realmente la mejor forma de vivir?
No, no lo es.
Si bien es maravilloso ser sanado milagrosa-
mente de una enfermedad, mejor aún es caminar
continuamente en LA BENDICIÓN de la salud
divina para que no te enfermes en primer lugar.
Si bien es maravilloso recibir dinero milagrosa-
mente por correo cuando te encuentras quebrado
sin posibilidad de pagar el alquiler, es mucho
mejor vivir en LA BENDICIÓN de la prosper-
idad divina para que siempre tengas lo suficiente
para pagar tus cuentas y ser de BENDICIÓN
para los demás.
Puedo dar fe de esto por experiencia porque
Ken y yo hemos vivido de ambas maneras. Una
vez nacidos de nuevo, durante los primeros
cinco años, necesitamos de muchos milagros.
Especialmente cuando se trataba de finanzas,
siempre estábamos al borde de la quiebra. Dios
nos ayudó y milagrosamente nos mantuvo a flote;
sin embargo, disfruto más dónde estamos hoy
en día. Ya no necesito un milagro para pagar mi
factura de luz. No estoy viviendo en escasez y
desesperación financiera, porque hemos aprendido
a caminar en la BENDICIÓN de Dios.
¡LA BENDICIÓN siempre ha sido el plan
de Dios para Su pueblo! Es por eso que en
Génesis 1, lo primero que hizo Dios cuando
creó al hombre fue BENDECIRLO y ponerlo
en el Jardín del Edén.
SI PUDIERAS ELEGIR ENTRE VIVIR EN LA BENDICIÓN
O VIVIR DE MILAGROS, ¿QUÉ ELEGIRÍAS?
Mejor
que un
milagro