LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Septiembre 2021

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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LV V C : 2 5 Dios puede hacerlo Ese era el pla n de Dios. Aquel día no quería que Sus discípulos estuvieran a la merced de los recursos de este mundo. ¡Él quería que ellos fueran la fuente de esos recursos! Si tan solo se hubieran dado cuenta, le hubieran respondido correctamente a J e s ú s c u a n d o l e s p r e g u n t ó : « … ¿ D ó n d e compraremos pan, para que éstos coman?». Habrían contestado: "SEÑOR , no hay ning ún luga r en la Tierra que tenga sufi ciente comida para alimentar a esta gran multitud. ¡La comida tendrá que venir directamente del cielo!" Lo mismo aplica en tu vida hoy en día. No hace falta que tengas sufi cientes recursos naturales para ser el tipo de BENDICIÓN que Dios quiere que seas en el mundo. Tampoco puedes trabajar sufi cientes horas para ganar todo el dinero que Dios quiere poner en tus manos. Esto solo significa que existe otra manera de obtener esas fi nanzas, y consiste en tomar lo poco que Dios ya ha puesto en tus manos, ¡a la expectativa de que Él lo multiplique! En lugar de poner tu mirada en los recursos limitados de esta Tierra, ¡tendrás que enfocarte en los recursos ilimitados del cielo! Sin embargo, para hacerlo, tendrás que dejar de sentarte a pensar en tu pobre capacidad fi nanciera, y en lo que puedas o no hacer. Deja de pensar en lo que pue de s h a c er en t u s pr opi a s f uer z a s , y comienza a pensa r más a llá de las limita ntes. Empieza a medita r en la PA L A BR A y en lo que Dios puede hacer. Cuando deja s de pensar en lo que puedes hacer por ti mismo, y comienzas a pensar en lo que la PALABRA de Dios puede hacer, ¡saldrás de tus limitaciones y accederás al poder ilimitado del Dios todopoderoso! ¡Su poder es verdaderamente ilimitado! Él puede resolver cua lquier necesidad financiera que este mundo te presente. De hecho, ni siquiera toda la necesidad fi nanciera del mundo puede poner presión a lg una ante los recursos de Dios. Podrías tomar todas las riquezas del mundo y apilarlas, y aun así no impresionarían a Dios ni por cinco segundos. ¡Él lo creó todo! Así que, deja de pensar en lo que puedes hacer, y comienza a pensar en lo que Dios puede hacer. Cuando tengas una presión fi nanciera, y comiences a pensar: "¿Cómo obtendré lo sufi ciente para…?", ¡ni siquiera termines ese pensamiento! Por el contrario, comienza a pensar en Jesús. Deja que Su PALABRA te hable. Abre tu boca y confi esa: "¡Mi Dios suplirá todas mis necesidades conforme a Sus riquezas en gloria! Él puede hacer que toda la g racia abunde sobre mí, pa ra tener siempre sufi ciente en todas las cosas, y ¡en abundancia para toda buena obra!" Comienza a pensar más a llá de lo que puedes hacer en t us propia s f uerza s medita ndo en la PALABRA — ¡y deja que Jesús BENDIGA al mundo a través de tu vida! Keith Moore es el fundador y presidente de los Ministerios Moore Life y la Iglesia Faith Life ambos en Branson, Mo., y Sarasota, Florida. Para conseguir más información acerca del ministerio o material, visita: moorelife.org. i por Keith Moore En Salmos 64:3, David comparó las palabras con echas. Los impíos, dijo: "A lan su lengua como espada y lanzan como echas palabras ponzoñosas" (NVI). Hace algunos años, recordé esa comparación cuando me regalaron un arco y un set de echas con puntas a ladas. Debido a su fuerza y el lo de las echas, el arco es un arma letal. Por consiguiente, debo ser cuidadoso al usarlo. Mientras sostenga la cuerda del arco con mi mano, estoy en control de la echa. Pero, en el momento en el que suelto la cuerda, ya no está más bajo mi control. La echa simplemente se dirige hacia el lugar donde fue apuntada. No puedo detenerla, ni bajarle la velocidad. Una vez lanzada, va por sí sola hacia su objetivo. Y es así exactamente como son las palabras. Mientras las palabras estén en tu mente y en tu corazón, sin haberlas dicho, tienes tu mano sobre el arco. Están bajo tu control. Puedes bajar el arco y no dispararlo. Pero si sueltas la cuerda —declaras las palabras—, la echa saldrá disparada. Y no habrá forma de detener esas palabas que has dicho. Y si tus palabras son " echas mortales", podrían causar daño no intencionado. Imagina que llevo mi arco al trabajo en la mañana, me enojo y empiezo a disparar echas en todas las direcciones. ¿Qué crees que pasaría? En el momento en el que me tranquilizo, veo a la gente a mí alrededor, tirada en el suelo con echas que los atraviesan. Por supuesto, puedo correr a la primera víctima que encuentre y disculparme: "¡Oh, por favor perdóname, estaba enojado por algo. No era mi intención dispararte. No estaba ni siquiera pensando en ti. No te apuntaba, sólo comencé a disparar. ¡Lo siento!" Pero, ¡el problema es que sigues herido! Puedo quitarte la echa, ponerte aceite y vino en la herida; sin embargo, no importa cuánto me disculpe, no puedo deshacer las palabras que te han herido. Aun estás herido, y tendré que dar cuenta de esas palabras ociosas (Mateo 12:36). Podemos evitar desastres como éste si obedecemos los principios de la Palabra de Dios. En Proverbios 15:28 vemos que: "El justo piensa bien antes de responder; la boca de los impíos pro ere malas palabras". Y en Santiago 1:19, se nos pide que seamos: "… lentos para hablar…" Por tanto, la próxima vez que te sientas tentado a "disparar palabras con tu boca", detente; y considera si tus palabras pueden convertirse en " echas mortales". Re exiona en el efecto que tus palabras tendrán antes de decirlas. Y así, después, no tendrás que disculparte por lo que dijiste. FLECHAS MORTALES

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