LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Octubre 2021

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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Tan solo piensa en la conmoción que ha sufrido este planeta. Durante años, la gente ha hecho excavaciones, moviendo grandes montones de tierra de un lugar a otro. Se han explotado montañas y detonado bombas. Piensa en todos los terremotos que ha resistido la Tierra. Sin embargo, todavía se mantiene en equilibrio, trasladándose a través del espacio a una velocidad de 1.600 Km/h en una dirección y a 16.000 Km/h en otra; sencillamente continua avanzando. ¿Quién es este Espíritu de Poder? E s A q u é l q u e s e m a n i fe s t ó e n c a d a e v e nt o sobrenat ura l del A ntig uo Testa mento. Es Quién milagrosamente empoderó a Abra ham a los 100 años y a su esposa de 90 a pesar de su esterilidad para dar a luz. Es Aquél que partió el Mar Rojo, derribó los muros de Jericó, le permitió a David aniquilar a Goliat, resucitó al hijo de la viuda de Sarepta e hizo todo tipo de hazañas divinas. En el Nuevo Testamento, es Aquél que facilitó la totalidad de las poderosas obras de Jesús. Incluso Jesús no tenía el poder por Sí Mismo para hacer mila - gros, señales y prodigios en Su ministerio terrenal. Se despojó de esos poderes divinos cuan- do se hizo carne y hueso; un ser humano. Entonces, a pesar que se trataba del Hijo de Dios desde Su nacimiento, Su min- isterio sobrenatural no comenzó hasta que fue, a la edad de 30 años, bautizado en el río Jordán, y el Espíritu Santo vino sobre Él, ¡invistiéndolo con el Espíritu de Poder! Un milagro viviente de Dios El Espíritu de Poder es el Espíritu del Padre. «Yo estoy en el Padre, y … el Padre está en mí» dijo Jesús. «Las pa labras que yo les hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre, que vive en mí, es quien hace las obras.» (Juan 14:10). Jesús ta mbién dijo que después de Su muer te y resurrección, haríamos esas mismas obras, de la m isma ma nera . «El que cree en m í», dijo, «ha rá también las obras que yo hago; y aun mayores obras hará, porque yo voy al Padre.» (versículo 12). Prosiguió: «…y él les da rá otro Consolador, pa ra que esté con ustedes para siempre: es decir, el Espíritu de verdad, a l c u a l el mu ndo no puede re cibi r porque no lo ve, ni lo conoce; pero ustedes lo conocen, porque permanece con ustedes, y estará en ustedes… El que tiene mis mandamientos, y los obedece, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo lo amaré, y me manifestaré a él.» (versículos 16-17, 21). ¿ A l g u n a v e z t e h a s pr e g u nt a d o c óm o s e t e manifestará Jesús ahora que ya no está en la Tierra? ¡A través del Espíritu de Poder! Así lo hará. ¡Por el Espíritu Santo, el Consolador que te ha enviado para que viva en ti, contigo para siempre! El Espíritu Santo es Quién te manifiesta a Jesús: en ti y a través de ti. Vives en Jesús, y Él en ti, ¡y Él hace las obras! "Pero hermano Copeland, no estoy seguro que haya sido llamado a hacer las obras de Jesús", podrías decir. "No soy un ministro de tiempo completo como Él o como Usted. Solo soy un creyente común y corriente." ¡No existe ta l cosa como un creyente "ordinario"! Como creyente, eres un milagro viviente de Dios. En tu interior mora el mismo Espíritu de Poder que tenía Jesús. Has recibido el mismo Espíritu que recibieron los primeros discípulos. Después de la resurrección, Jesucr isto «sopló y les dijo: «Reciba n el Espír it u Santo»» (Juan 20:22). En ese momento, los discípulos nacieron de nuevo. De la m isma ma ne- ra que tú recibes a Jesús como t u S E Ñ O R , e l l o s sufrieron un cam - bio milagroso. Sus espí r it u s f ueron recrea dos por el Espíritu Santo, Él vino a vivir en ellos e inmediatamente comenzaron a pro - ducir Su fruto. P a s a r o n d e e s t a r d e p r i m i - dos a estar llenos de gozo. De estar e n c e r r a d o s a causa del temor, s i n s a b e r q u é hacer, a marchar valientemente hacia Jerusalén para esperar la «Promesa del Padre», el derramamiento del Espíritu Santo sobre ellos en Su plenitud y poder; Aquél que Jesús prometió que vendría. Si ha s leído Hechos 2 , ya est á s fa m i l ia r i za do con el resto de la historia: «Cuando llegó el día de Pentecostés, todos ellos estaban juntos y en el mismo lugar. De repente, un estruendo como de un fuerte viento vino del cielo, y sopló y llenó toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron unas lenguas como de fuego, que se repartieron y fueron a posarse sobre cada uno de ellos. Todos ellos fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu los llevaba a expresarse.» ¡A eso le llamo un evento extraordinario! Dios no había podido tocar físicamente a Su pueblo durante 4.000 años. Hasta ese instante, había evitado todo el tiempo tan solo acercarse a ellos porque Su absoluta pureza y santidad, al entrar en contacto con su pecado, los habría destruido. Pero a hora ten ía u na nueva ra za de persona s. Habían nacido de nuevo. Habían sido hechos nuevas criaturas en Cristo Jesús. Así que, cuando finalmente tuvo la posibilidad de abrazarlos en plena seguridad, Dios se apresuró a entra r en la habitación donde lo estaban esperando y se POSÓ SOBR E ellos. Los envolvió con el fuego de Su presencia y, en lugar de destruirlos, fueron llenos del Espíritu Todopoderoso de Poder hasta rebosar. Eso mismo fue lo que experimentaste si has recibido el Bautismo en el Espíritu Santo. Es posible que no hayas escuchado un viento impetuoso, ni visto lenguas de fuego; sin embargo, el Espíritu Santo vino sobre ti 6 : LV V C SU PODER YA ESTÁ EN NOSOTROS Y SU PROVISIÓN YA ESTÁ EN NOSOTROS. ¡INCLUSO SU REINO ESTÁ EN NOSOTROS!

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