por Gloria Copeland
Esas son preguntas que vale la pena considerar
porque, contra rio a lo que muchos cristia nos
piensan, Dios no es Quien determina la respuesta.
Él no es Quien decide cuán fructíferos, ungidos o
victoriosos seremos los creyentes.
Nosotros lo hacemos.
Dios ya ha hecho Su parte. Nos libró del poder
de la s tiniebla s y nos tra sladó a l reino de Su
a mado Hijo (Colosenses 1:13). Hizo que Jesús
fuera pecado por nosotros, pa ra que fuéra mos
hechos la justicia de Dios en Él (2 Corintios 5:21).
Envió Su Espíritu a vivir en nuestro interior.
¿Y sabes qué más hizo? Nos dio Su Palabra.
La Pa labra de Dios, dijo Jesús en Ma rcos 4,
es la semilla del Reino. Contiene el poder divino
pa ra producir el reino (o el dominio) de Dios
en la Tierra . Cua ndo es pla ntada en nuestros
corazones, la misma manifiesta las condiciones
de Su reino en nuestra vida.
LV V C
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¿Cuán fructífero
te gustaría ser en
el reino de Dios?
¿Alguna vez te has
hecho esa pregunta?
¿Cuánto de Jesús te
gustaría que otros
pudieran ver en
ti? ¿Cuánto de Su
carácter, poder y
unción te gustaría
manifestar? ¿Cuán
victorioso te gustaría
ser, en espíritu, alma,
cuerpo, tus relaciones
y financieramente?
EL
TAMAÑO
DE TU
COSECHA
DEPENDE
DE TI