LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Febrero LATAM 2022

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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B V O V : 1 1 Señor, y no había mucho en lo que estuviéramos de acuerdo. Ella se hubiera sorprendido al saber que yo estaba de acuerdo con ella sobre la s diferencias entre Cathy y yo." "Pa ra mí, Cathy era pura y yo una basura. No me hacía ilusiones sobre mí mismo. Cathy era como una muñeca de porcela na pa ra mí: hermosa y buena. La necesitaba porque era lo contra rio de lo que yo había l legado a ser ", recuerda Jesse. "Intenté vivir una vida dividida. Tenía mi vida profesional, que incluía todas las drogas y el alcohol que podía manejar. Pero intenté proteger a Cathy de esa parte de mi vida." " E l l a no s a bí a que y o er a a lc ohól ic o o drogadicto cuando nos casamos, pero no tardó en darse cuenta de que las cosas no eran lo que parecían… bebía un quinto de whisky al día." A pesar de ello, el nombre artístico de Jesse, Jerry Jaxon, se había convertido en algo habitual en l a s m a r q ue s i n a s . L a a genc i a W i l l i a m Morrison lo contrataba para espectáculos en todo el país. Y sus ingresos pasaron de $1.300 a $13.000 por semana. Un cambio de rumbo Jesse creía tenerlo todo. Pero sucedió algo que cambiaría su vida para siempre. El 25 de octubre de 1971, nació su hija, Jodi. De pie, mirando a su preciosa niña, Jesse Duplantis, el hombre que siempre se había sentido cómodo ante audiencias de miles de personas, se quedó sin aliento. Tiene que ser la primera cosa buena que he hecho, pensó Jesse. "No podía entender la insistencia de Jesse para que dedicáramos a Jodi a Dios", recuerda Cathy. "Dios no tenía lugar en nuestras vidas y, además, nunca había oído hablar de dedicar un bebé. De católica, bautizamos a los bebés, pero Jesse insistió en que la dedicáramos a Dios." "Pasa ron a ños pa ra que comprendiera que Jesse sabía que se encaminaba a una muerte segura. Sabiendo que no estaría presente para ay uda rla, buscaba proporciona rle a Jodi una oportunidad en la vida." Un a ño y medio después, m ientra s Jesse estaba de concierto en Minneapolis, Cathy estaba viendo la televisión en su habitación del hotel cua ndo se topó con a lg uien de nombre Billy Gra ham. Las pa labras que compartía, acerca de un Dios que amaba tanto a l mundo que había entregado a su Hijo, atravesaron su corazón. A l fina l del mensaje, Cathy inclinó la cabeza e invitó a Jesús a entrar en su corazón. " F u i muy va l iente pa ra eva n gel i za r." recuerda Cathy. "Le hablaba a Jesse de Dios todo el tiempo, pero a él no le interesaba. Compartí a Jesús con toda la banda." "Cada día que pasaba, comprendía más y más que Jesse estaba fuera de control con las drogas. Incluso, como nueva creyente, entendí que su única esperanza era Jesús. Durante el siguiente año y medio, oré diariamente por la salvación de Jesse." El 4 de septiembre de 1974, Jesse se preparaba para un concierto en Boston. Mientras se vestía, Cathy encendió la televisión para ver una cruzada de Billy Graham. "¿Por qué no ves este programa?", le preguntó Cathy. "¡No qu iero escucha r a Bi l ly Gra ha m!" le respondió Jesse. Fue entonces que el Espír it u Sa nto habló a través de Cathy, ex presa ndo la única fra se garantizada que obtendría la atención de Jesse. "Bueno", dijo ella, "él atrae un público más grande que el tuyo." Jesse se detuvo y miró la pantalla de televisión con atención. "Mira eso", le dijo Cathy, mientras la cámara hacía un paneo de la audiencia. "Ustedes no llenan estadios de ese tamaño." Jesse se sentó pa ra escucha r el mensaje de Dios que había llenado el estadio. El mensaje que escuchó despedazó sus críticas a las iglesias. Era un mensaje que eliminaba las diferencias entre denominaciones. Se trataba de Jesse… Jesús… y la eternidad. Por primera vez en su vida, Jesse entendió que no tenía que ser lo suficientemente bueno para Dios. Jesús ya lo era. Una nueva criatura Jesse se encer ró en el ba ño y sol lozó u n a rrepentimiento a nte su Sa lvador. Momentos después, sa lió de ese ba ño como u na nueva criatura. " El ca mbio en Jesse f ue ta n drá stico que, cuando llegó del show esa noche, el baterista le preguntó qué le había pasado", recuerda Cathy. "Antes de su salvación, Jesse usaba palabrotas como si fuera el inglés del rey. Cuando salió de allí, no volvió a maldecir. No volvió a beber. Nunca volvió a drogarse." "Esas cosas eran parte de su viejo hombre, y ese hombre simplemente se había ido", nos dijo. "A la mañana siguiente, nos levantó a todos y encontró una iglesia a la que asistir en Boston. Acababa de firmar un contrato de $80.000 dóla res y, aunque no sabía nada del diezmo, ofrendó a la iglesia $8.000 dólares esa misma mañana, simplemente porque a maba a Dios. A pa r tir de ese día , no importaba donde estuviéramos, nuestra familia asistía a la iglesia siempre que LV V C : 1 1 El mensaje que escuchó despedazó sus críticas a las iglesias. Era un mensaje que eliminaba las diferencias entre denominaciones. Se trataba de Jesse… Jesús… y la eternidad

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