LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Febrero LATAM 2022

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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por Gloria Copeland LV V C : 1 3 "No puedes desconectar tu andar en amor de la manifestación de la bendición de Dios en tu vida, porque el amor es nuestro mandamiento del Nuevo Testamento." tesoro especial Eres un Si escuchas a algunas personas, pensarías que el secreto para andar en medidas cada vez grandes del poder de Dios es a lgo misterioso y oculto. Pensarías que es muy difícil descubrir aquello necesario para abrirle la puerta a mayores manifestaciones de Su gloria. Pero en realidad, no lo es. E s t á c l a r a m e n t e r e v e l a d o e n l a B i b l i a . D e s d e e l Génesis hasta el Apoca lipsis, Dios le dice repetidamente a Su pueblo que, pa r a ex per i ment a r Su g lor i a , poder y bend ición ma n i f iest os, si mplement e deben ha cer lo siguiente: Dejar que Él sea Dios en Sus vidas. ¿Qué sig n i f ica deja r que Dios sea Dios en nuestra s vidas? Significa que hacemos de Él y de Su Palabra nuestra primera prioridad y la autoridad f ina l. Que en luga r de deci rle t odo el t iempo lo que queremos que ha ga por nosotros, lo escuchamos para saber lo que Él quiere que hagamos... y luego le obedecemos. Ese estilo de vida es maravilloso. Debido a que Dios es Amor, todo lo que nos dice es para nuestro bien. Así que uno pensaría que, a lo largo de la historia, Su pueblo siempre habría estado ansioso por escucharlo y hacer lo que Él le dijera. Pero ese no es el caso. En el Jardín del Edén, por ejemplo, Dios les dio a Adán y E v a u n solo m a nd a m ient o: No c omer del á rbol de la ciencia del bien y del ma l. Si hubiera n obedecido ese único mandamiento, podrían haber pasado a la eternidad caminando en la gloria y el dominio de Dios. Pero eligieron no hacerlo. Prefirieron hacer las cosas a su manera. Desobedecieron a Dios, escucharon al diablo y cambiaron la bendición por la maldición. Por muy trágico que fuera, Dios no renunció a Su sueño de tener un pueblo que le permitiera ser Dios entre ellos. Empezó de nuevo con Abraham, levantó la nación de Israel para Sí Mismo, y les dijo: Si a hora ustedes prestan oído a mi voz, y cumplen mi pacto, serán mi tesoro especia l por encima de todos los pueblos… Ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y un pueblo santo. Estas mismas palabras les dirás a los hijos de Israel… Y sucederá que si escuchas diligentemente la voz del SEÑOR tu Dios, procurando poner por obra todos sus ma nda m ient os que yo t e ma ndo hoy, t a mbién el SEÑOR tu Dios te enaltecerá sobre todas las naciones de la tierra. Cuando obedezcas la voz del SEÑOR tu Dios, vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán.» (Éxodo 19:5-6; Deuteronomio 28:1-2, RVA-2015). La frase «Y sucederá» en hebreo significa que no había ning una duda a l respecto. Era un hecho garantizado. Si los israelitas escuchaba n diligentemente la voz de Dios y le obedecía n, era inev itable: sería n bendecidos. Dios descendería en medio de ellos en Su gloria ma nif iesta . (Éxodo 19:18). Él se encargaría de que prosperaran perpetuamente en

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