LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Febrero LATAM 2022

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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en la iglesia, su respuesta fue sencilla y contundente: "¿Cuánto me van a pagar?" Jesse tenía negocios en mente, y no tenía ningún interés en Dios. Sus padres lo había n a rra strado a la misa católica durante años. Luego, c u a n d o t u v i e r o n u n a e x p e r i e n c i a p e r s o n a l c o n Je s ú s , s e v o l v i e r o n miembros de la Primera Iglesia Bautista. A c ont i nu a ción , e l pa d r e de Je s s e experimentó el Bautismo en el Espíritu Santo y se hizo miembro de una iglesia de las Asambleas de Dios. Jesse asistía a los ser v icios porque sus padres le insistían, pero nunca se hizo miembro. A Jesse no le gustaban las iglesias ni la gente de la iglesia. Predicaban sobre el amor, pero calumniaban entre ellos. Predicaba n sobre la tolera ncia , pero se negaban a que las personas de color se unieran a sus congregaciones. Jesse los veía como un g r upo de enfermos, quebrados y amargados. De todas las iglesias a las que Jesse había a sistido, la que má s respetaba era la Iglesia Católica . No recordaba h a b er v i s t o nu nc a u n a d iv i sión en una congregación católica. Aun así, se metía en el confesionario cada semana y mentía como un perro para evitar la penitencia. Drogas y alcohol Tenía buenas razones pa ra mentir. A lo s 1 1 a ño s , Je s s e y a b ebí a c on reg ula ridad. Empezó con la cer veza , pa só a l whisk y y se conformó con el vod ka porque sus pad res no podía n olerlo. A los 14 a ños , y a er a u n mú sic o profesiona l en todos los sentidos. Se dedicaba a hacer f iesta s en clubes y locales de striptease de Bourbon Street, y se codeaba con la "gente persuasiva" del crimen organizado, entreteniéndose en sus clubes y en sus yates. Llevaba g inebra a la escuela en un termo y bebía todo el día, y luego tomaba pa stilla s pa ra ma ntenerse despier to. Jesse consumía ma rihua na , luego se graduó al speed, la cocaína y un poco de PCP. M ient ra s su pa d re l levaba a ca sa $100 dólares semanales, Jesse ganaba $40.000 dólares al año, en efectivo. Jesse D upla nt is sabía que era u n éxito. También sabía algo más: se había convertido en un alcohólico. Había luchado para salir de la pobreza a l éxito. Pero el éxito seg uramente lo mataría. " H ic e u n a a ud ición pa r a el c or o cua ndo est aba en el noveno g ra do", recuerda Jesse. "Cua ndo la directora del coro me escuchó tocar la guitarra, supuso que sabía leer música, pero no era así. No tocaba las notas en papel, sino en mi cabeza. Si escuchaba una canción, podía tocarla. Me sentó a l piano y me enseñó algunas notas. Al final del día, ya había entendido la estructura de los acordes. En seis meses, ya tocaba en bares con piano." "Siempre que mis a migos y yo nos quedábamos sin dinero, encontraba un piano bar. Podía ganar 250 dólares en propinas en una o dos horas. Se gana dinero teniendo un gran repertorio de canciones", relata Jesse. Ha bía memor i za do m á s de 3 .0 0 0 canciones. "Mis padres siempre me decían que mi capacidad musica l era un don de Dios", recuerda Jesse. "Yo rechazaba esa idea. Pensaba que era mi habilidad, mi esfuerzo y mi éxito." La señora Hubley, la directora del coro, también le enseñó canto. Cuando lo hizo bien en una actuación en solitario durante un concierto en su último año, la directora le pidió a Jesse que tocara la guitarra. Más tarde, un hombre salió del público para hablar con la directora, y se ofreció a pagar para que Jesse pudiera estudiar en la Escuela de Música Ju l lia rd de Nueva York. La idea de aprender a ser un músico serio atrajo a Jesse. Pero el d i nero que pod r ía ga na r toca ndo música rock lo atraía aún más. Terminó rechazando la oferta. A l f i n a l i za r la secu nd a r i a , Jes se dedicó más tiempo a toca r en clubes nocturnos, salones y salas de baile. Poco después, él y un amigo se presentaron a un concurso de talento en el que uno de los premios era ser teloneros de la cantante Anita Bryant. Hicieron un dúo y ganaron. El espect ácu lo de la Sr t a . Br ya nt se prog ra mó pa ra el a ño si g u ient e. Mientras tanto, Jesse seg uía tocando en clubes por la noche, pero con sus días libres ese verano, comenzó un trabajo de día como socorrista. Ta mbién tenía mucho tiempo pa ra las chicas. Su futura esposa "Quiero que veas a una chica que me gusta", le dijo un día el amigo de Jesse, Mat t, mientra s estaba en la piscina . " Está en el vestua rio con sus cuatro h e r m a n a s . Te l a s e ñ a l a r é c u a n d o salgan." Unos minutos después, las hermanas Carrere sa lieron del vestuario y Matt señaló a la tercera hermana. "¡Es ella!", le dijo. "Se llama Cathy. ¿Qué te parece?" "Es demasiado delgada", le respondió Jesse. Sin emba rgo, a Jesse le g ustaba la hermana de Cathy, Deborah, y la invitó a salir. Habían salido ocasionalmente, cuando Deborah le dijo a Jesse que había aceptado salir con otra persona. "Está bien, ¿quién más está contigo?", l e p r e g u n t ó J e s s e d u r a n t e u n a conversación telefónica. " C a t h y e s t á a q u í ", l e r e s p on d i ó Deborah. "¡Pásamela!" "Cathy acababa de cumplir 16 años cuando la invité a salir", recuerda Jesse. "Norma lmente intentaba ma ntener a todas las chicas a lejadas de mi madre porque era probable que la s l la ma ra Jezabel o Da lila. Una vez, Cathy y yo e s t á ba mo s en u n a cit a c u a ndo me d i cuent a de que había olv ida do m i billetera. De vuelta a casa, le presenté a Cathy a mi madre. Mamá no la insultó, pero me hizo enfurecer." "¡Es ella!" había dicho la madre de Jesse. "¿De qué estás hablando, mamá?" "¡Ella es con la que te vas a casar!" "¡ No me voy a ca sa r con la ch ica , mamá! ¡Sólo estoy saliendo con ella!" "¡Ya he oído a Dios!" "¿Puedes dejar de lado las cosas de Dios?" Ella no lo haría. Jesse tenía 21 años y Cathy 17 cuando se casaron en 1970. Tres días después, e mp a c a r on s u a u t o p a r a mu d a r s e a Dallas. La madre de Cathy, que no le tenía mucho cariño a Jesse, siguió a su hija afuera para despedirse. "Cariño", le dijo, "recuerda que siempre puedes dejar esa basura." "No había amor alguno entre la madre de Cathy y yo en aquellos días", comenta Jesse. "Ning uno de los dos conocía a l 1 0 : LV V C

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