LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Marzo LATAM 2022

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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de mentores para ayudar a los adolescentes con problemas. Los resultados han sido sorprendentes. Cua ndo una ig lesia pla nta semi l la s en la s a lma s, cosecha a lma s. Cua ndo una iglesia siembra tiempo en las familias con problema s, cosecha fa m i lia s f uer tes y sanas. En la actualidad, la Iglesia Internacional World Changers ha crecido hasta contar con u nos 30.0 0 0 m iembros. Su World Dome, una insta lación de 16 millones de dólares, se encuentra ubicada en 60 acres en College Park, Georgia. El terreno, y el edificio, son la evidencia de la fidelidad en la oración y la fidelidad en la siembra. No tienen deudas. Se pod r ía deci r que t oda la v ida de Cref lo Dollar es un ejemplo tras otro de la siembra, tiempo de espera y cosecha. Pl a nt ó l a r e c onc i l i a c ión r a c i a l en e l colegio en la primaria Kathleen Mitchell, y la está cosechando en la misma ciudad que una vez lo recha zó. Pla ntó semillas espiritua les de paternidad en la vida de Greg, y cosechó un padre espiritua l en Kenneth Copeland. L a v i d a no p o d r í a s er m ejor p a r a Cref lo y Taffi como líderes de una iglesia floreciente y próspera. Sería suficiente para cualquiera, pero ellos sirven al Dios que es más que suficiente. Dios sig ue abr iendo la s puer t a s del destino ante ellos. A lo la rgo de los a ños , el her m a no Copela nd si g u ió i nv it a ndo a Cref lo a ministrar junto a él en Conferencias de Ministros y Convenciones de Creyentes. Cref lo y Ta ff i acababa n de sa lir de una de esas citas divinas en una Convención de Creyentes de la Costa Oeste cuando el hermano Copeland salió corriendo hacia su auto. "El Espíritu de Dios nos ha hablado a Gloria y a mí, a Jerry y a Carolyn, y a Jesse y a Cathy", dijo. "Todos creemos que tú debes ser miembro de nuestro equipo. ¿Podrías ora r acerca de ministra r con nosotros alrededor del mundo?" "Sí, señor", dijo Cref lo en voz baja, "lo haré". E s t uvo ca l l a do y ref lex ivo du ra nt e los primeros minutos después de que se fueran. Luego, de repente, gritó: "¡Detén el auto!" Cuando el coche se detuvo, Creflo saltó, riendo y llorando. "Taffi", gritó, "¡te lo dije!" El miedo podría haberle impedido a Creflo atravesar las puertas del destino que Dios le había abierto. Afortunadamente, no lo hizo. Creflo sabía que Dios le había dado un antídoto para el miedo. Se llama la "fe". La utilizó e hizo que el miedo huyera de su presencia. Acudió a su cita con el destino. bautizado: Ministrarás a miles, y miles... y a cientos de miles. "El Señor comenzó a tratar conmigo", recuerda Cref lo. " Él ya había t rat a do con m i go sobre m i m iedo a m i n i s t ra r. A hor a , É l c omen z ó a t r at a r c on m i go sobre mi temor a Kenneth Copeland. Era un temor reverencia l, porque lo honraba mucho. Sin embargo, ese temor reverencial s e h a b í a d e s e q u i l i b r a d o y e s t a b a bloqueando el plan de Dios para mí. Si iba a cumplir con todo lo que Dios me llamaba a hacer, no sólo iba a tener que dejar el miedo, sino que iba a tener que operar con fe." "Padre", declaró Creflo, "en el nombre de Jesús, voy a ser lo que me has llamado a ser: ¡sin miedo!" La sig u iente vez que Cref lo y Ta f f i asistieron a una Convención de Creyentes, él seña ló la plata forma donde Kenneth predicaba. "Uno de estos días, voy a estar a hí abajo ministra ndo con el herma no Copeland", le dijo. Creflo no sólo hizo esa audaz declaración una vez. La hizo cada vez que iba a una Convención de Creyentes. "Me ayudó el hecho de empezar a estar de acuerdo con el pla n de Dios pa ra mi vida", recuerda Cref lo, "pero cua ndo el hermano Copeland me pidió que saliera en la televisión con él, no dejaron de sudarme las palmas de las manos. A pesar de eso, resistí el espíritu de miedo hasta que tuvo que salir corriendo." "Cada vez que Ta f f i y yo nos hemos e n c o n t r a d o c o n t r a u n m u r o , h e m o s descubierto el mismo problema de fondo. O bien no teníamos suficiente semilla en la tierra para producir la cosecha de fe que necesitábamos, o bien nuestras palabras no se ajustaban a ella." En los a ños tra nscurridos desde que empeza ron a escucha r a los Copela nd, Cref lo y Taffi han pronunciado palabras llenas de fe y ha n pla ntado semillas en todos los ámbitos de su vida y su ministerio. No siempre ha sido fácil, pero siempre ha funcionado, tal como dice la Biblia. Una vez, por ejemplo, se encontraron en medio de una construcción sin deudas y con la necesidad de reunir 1,5 millones de dólares en 10 días. " T o m a m o s c a d a p e n s a m i e n t o y cada pa labra cautiva", recuerda Cref lo. " Ent onces empez a mos a pl a nt a r m á s sem i l la s . R ega la mos ca si t odo lo que tenía mos. Una vez má s, Dios satisf izo nuestra necesidad." La s f ina nza s no son lo único que la Ig lesia Int er na ciona l Wo rld C hange rs siembra en abundancia. Aunque Greg ya ha crecido, se ha casado y es padre, Creflo ha seguido acogiendo a adolescentes con problemas y dándoles clases. Siguiendo su ejemplo, la iglesia comenzó un programa Suroeste de 1987 en Fort Worth. " El Señor me dio cuatro claves pa ra que la iglesia tuviera éxito", dijo Cref lo. "Primero, me dijo que hiciera de la oración nuestro fundamento. Me instruyó para que enseñara a la gente a orar durante una hora al día. Segundo, me dijo que hiciera que la iglesia fuera colaboradora de Kenneth y Gloria (Copela nd). Debía mos diezma r y sembrar semillas en su ministerio. Tercero, me dijo que enseñara la Palabra de Dios de manera tan sencilla que la gente pudiera hacer lo que yo enseñaba. Cuarto, me dijo que fuera consistente." " Ta n pr ont o e s c uc hé a K en ne t h y Gloria predicar, supe que eran mis padres espirit ua les. Estaba ta n cla ro pa ra mí como cuando supe que iba a ser el padre de Greg. Compré todas las cintas que Kenneth y Gloria ofrecían. Las escuché hasta que empecé a sonar como Kenneth. También puse en práctica las claves que Dios me dio. ¡La iglesia simplemente despegó!" "Al año siguiente, en la Convención de Creyentes, alguien me presentó a Kenneth. Estaba tan asombrado que apenas podía hablar." Má s t a rde, Cref lo pudo a si st i r a la p r i m e r a C o n f e r e n c i a d e M i n i s t r o s celebrada en los terrenos de los Ministerios K e n n e t h C op e l a n d . S e nt a d o j u nt o a Greg, Cref lo observó con interés cómo el hermano Copeland hacía señas para que alguien subiera al púlpito, y decía: "Di lo que Dios ponga en tu corazón." " P a p á ", s u s u r r ó G r e g , " ¡ t e e s t á llamando!" No… pensó Cref lo. Miró hacia arriba, d i re c t a ment e a los ojos del her m a no Copeland. ¡Me está hablando a mí! se dio cuenta Creflo. D u r a n t e u n o s m i n u t o s , C r e f l o per m a ne ció en el pod io del her m a no C o p e l a n d . L a e x p e r i e n c i a l o d e j ó con mociona do. No había duda de que Kenneth había estado observando a Creflo. Cua ndo Cref lo a sistió a la seg u nda Conferencia de Ministros al año siguiente, fue invitado a la casa de los Copeland para compartir. Durante esos instantes, los ojos azules del hermano Copeland se conectaron con los ojos marrones de Creflo. "Creo", dijo el hermano Kenneth, "que hoy el destino nos está mirando a los ojos." ¿Destino? " E s t a ba t a n a s u s t a do que no pude quedarme", admite Cref lo. "Me levanté y me fui." Pero las palabras del hermano Copeland no se iban. Creflo manejó su auto con incomodidad. Por a l g u n a ra z ón recordó l a profecí a pronunciada sobre él el día que había sido LV V C : 1 5

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