LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Junio 2022

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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LV V C : 1 1 sabiduría de Dios al respecto. Así que vamos a irnos con anticipación. Pasaremos un par de días orando juntos." A sí que vola mos a Bi r m i ng ha m en el pequeño Cessna 310 del hermano Copeland. Nos alojamos en un hotel en Birmingham, y la primera noche me dijo: "Quiero que nos encontremos en mi habitación a las 6 de la mañana para orar juntos, esperando escuchar de Dios con respecto a estas cosas." Estaba rea lmente emocionado porque era la primera vez que él rea lmente me invitaba a participar en su tiempo de oración personal. Lo había visto orar públicamente en reuniones, pero nunca me había invitado a participar en la misma habitación con él durante su tiempo de oración en privado. Usualmente, él se aísla durante su tiempo de oración. Tiempo de oración con el hermano Copeland A la mañana siguiente nos reunimos a las 6:00, y me dijo: "Comencemos a orar en el espíritu. Si recibes algo de Dios, simplemente dilo." Entonces comenzamos. Estaba sentado en una esquina de la habitación del hotel, y noté que el hermano Copeland se arrodilló junto a su cama y sacó su cuaderno y su Biblia. Él oraba en el espíritu, y luego hojeaba páginas de la Biblia de vez en cuando. Pensé: eso luce bien. Así que me puse de rodillas frente a la silla y oré en el espíritu, hojeando mi Biblia tal cual él lo estaba haciendo. Él oraba un rato en el espíritu y luego citaba un versículo que había visto en la Palabra rela ciona do a la sabidu r ía de Dios. Por ejemplo, en Corintios dice: «Cristo Jesús, a quien Dios hizo para nosotros sabiduría». Luego, fue a Santiago donde dice: «Si alguno de ustedes requiere de sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios se la da a todos en abundancia y sin hacer ningún reproche.» É l c om en z ó enc ont r a n do ver s íc u lo s que era n opor t u nos por a quel lo que le estaba creyendo a Dios, y luego los citaba. Mientras los declaraba, yo también iba a esos versículos y también los leía. Yo no lo hacía en voz alta, pero yo los seguía y los leía mientras él los declaraba en voz alta. Luego l legó u n moment o de si lencio. Noté que se quedaba rea lmente ca l lado y que e s c uc h a ba . L o h ici mo s du r a nt e aproximada mente dos horas esa primera ma ña na. Después me dijo: "Bueno, a hora continuemos con el día , a rreglémonos y vayamos a desayunar." A la ma ña na sig uiente, repeti mos los m i smos pa sos. Nos reu n i mos a la s 6 y ejecutamos básicamente el mismo proceso. Después del desay uno esa ma ña na, me llamó a su habitación y me dijo: "Creo que tengo la mente de Cristo sobre cómo vamos a comenzar este ministerio de televisión. Recibí el formato básico." Y prosig uió: " Estoy creyendo que Dios pagará en efectivo por esto. Nos va a costar mucho dinero ir a l estudio de televisión en Dallas. Pero creo que tengo la mente de Dios al respecto. Pero primero, tenemos que sembrar una semilla para obtener la cosecha y hacer el pago." Por supuesto, yo estaba de acuerdo con todo, pero más que nada, estaba de veras escuchando cómo planeaba hacerlo. Estaba aprendiendo cómo acceder a la sabiduría de Dios, y estaba aprendiendo a apropiarme de esa sabiduría una vez que la recibía. El hermano Copeland continuó: "Entonces, necesitamos dinero para los programas de televisión, y el dinero para un nuevo avión. Como ya lo sabes, no pido dinero prestado. Pagamos en efectivo por todo lo que hacemos. Obviamente, no hay otra manera de llevar a cabo esta obra, sin que primero sembremos sem i l la s. Tend ré que pla nt a r m i mejor semilla. La mejor semilla que tengo es mi avión. Sembraré mi avión." ¿Cómo regresaremos a casa? Por l o ge n e r a l , c u a n d o e l h e r m a n o Copeland decía que regalaría algo, lo hacía en el mismo instante. Por lo tanto, estaba preocupado por nuestro viaje de regreso. Por consiguiente, no dije: "¡Alabado sea Dios!" Simplemente me quedé callado y actué como si estuviera en total acuerdo. A veces la gente no descubrirá cuán ignorante eres si solo te quedas callado. Él continuó: "Dios me dijo el nombre del predicador al que quiere que se lo dé. Lo voy por Jerry Savelle No puedes vivir de la revelación de otra persona; tendrá que volverse tu propia revelación.

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