LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Junio LATAM 2022

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

Issue link: http://read.uberflip.com/i/1468680

Contents of this Issue

Navigation

Page 12 of 31

LV V C : 1 3 razonamiento. Cuando Marta, la hermana de Lázaro, le dijo a Jesús que su hermano no habría muerto si él hubiera estado allí, Jesús le hizo una pregunta. ¿Crees que yo soy la resurrección? Ella sí creía –hasta el momento en que Jesús les dijo que hicieran roda r la piedra—. Ma r ta sabía que pa ra entonces su cuerpo apestaría. Su cabeza se interpuso y chocó contra el muro de la ra zón. Seg uí golpea ndo el mismo muro hasta que el Señor me habló." Tu cabeza está haciendo lo que se supone d eba h a ce r: ra z o n ar. T u co ra z ó n está haciendo lo que se supone deba hacer: creer. Sigue a tu corazón. A veces, cuando la victoria parecía lejana, Evelyn y Gabriel se fortalecían recordando l a s p e q u e ñ a s v i c t o r i a s q u e h a b í a n disfrutado en el pasado. Evelyn había crecido en Detroit, en una familia cristiana que asistía a una iglesia denominacional. Cuando tenía 10 años, la tía pentecostal de Evelyn la tomó bajo su ala y le enseñó a vivir para Dios. El llamado "Mi tía me enseñó que podía creer en Dios por cua lquier cosa", explica Evelyn. "Me dijo que Dios quería una relación conmigo. A los 10 años ya estaba llena del Espíritu Santo. Ella también me pasaba a escondidas libros de Kenneth Hagin. Mis padres no entendían nada de esto en ese momento, así que pasé muchos días del bachillerato enc er r a d a en m i h a bit a c ión , or a n do en lenguas y leyendo libros del hermano Hagin." "Cuando tenía 16 años, el Señor me llamó a predicar. Pensé que Dios debía saber que en nuestra denominación las mujeres no predicaban. Incluso fui a mi pastor y le dije que había sido llamada a predicar. Me dijo: 'No, es imposible que Dios te haya dicho eso.'" "Como sabía que no podía predicar, me metí en la carrera de medicina para ser doctora. Dura nte mi seg undo a ño en la universidad, conocí a Gabriel." "Gabriel también llevaba una vida santa. Había sido llamado a predicar a los 18 años, y a los 19 ya tenía licencia y predicaba. Era un apasionado de su fe. Mientras yo leía los libros del hermano Hagin, la abuela de Gabriel le había presentado las enseñanzas del hermano Copeland en 1989. Un día, por teléfono, me dijo: 'Creo que estás llamado a predicar.'" "Gabriel asistía a una iglesia pentecostal que yo visitaba. Cuando me iba, el pastor me dijo: 'Jovencita, creo que hay un llamado en tu vida a predicar. Si vas a responder esa llamada, me encantaría que predicaras tu primer sermón aquí mismo.'" "A l pr i ncipio hubo oposición porque a l g u n o s n o c r e í a n e n l a s m u j e r e s predicadoras. Sin embargo, todos vinieron al servicio para ver qué pasaría. Hubo un poderoso movimiento de Dios. Él confirmó Su palabra." Gabriel y Evely n se ca sa ron en junio de 1993. Al año siguiente, estaban viendo televisión cristiana y les llamó la atención la ciudad de Tulsa, Oklahoma. Una cita divina ¿Qué estaba pasando en Tulsa? Lo único que conocían de Tulsa era la Universidad Oral Roberts. Llenos de curiosidad, durante las vacaciones de verano en julio de 1994, tomaron un mapa y condujeron hasta Tulsa. Al llegar al centro, encontraron un hotel y reservaron una habitación. E v e ly n e s t a b a e n e l pi s o s up e r ior mientras Gabriel estaba en el vestíbulo cua ndo oyó que a lg uien mencionaba a Kenneth Hagin. "Disculpe", dijo, "he oído mencionar al hermano Hagin. ¿Está aquí?" " S í , e s t á n t en ien do s u r e u n ión de campamento." "Nunca he oído hablar de una reunión de campamento." "Es la gran reunión del Hermano Hagin. Se reúnen justo al final de la calle, como a una cuadra de aquí." Gabriel subió corriendo seis tramos de esca leras. "¡Evelyn! ¡Kenneth Hagin está aquí celebrando una reunión! ¡Justo al final de la calle!" "¡Gabriel, este debe ser el lugar donde se encuentra Rhema!" Asistieron a la reunión del campamento esa noche y nunca habían experimentado ta l poder. " Nos queda mos una sema na y s ent i mo s que D io s quer í a que no s Mi tía me enseñó que podía creer en Dios por cualquier cosa.

Articles in this issue

Archives of this issue

view archives of LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Edición Junio LATAM 2022