LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE

Edición Julio LATAM 2022

LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.

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Por ejemplo: si un hombre se me acerca y me dice que se cayó del transbordador espacial la semana pasada, se desplazó por el espacio exterior un par de días, luego volvió a entra r en la atmósfera terrestre cayendo al océano Pacífico y na dó a Ca l i for n ia bajo el poder del Espíritu… por supuesto que en lo natural no le prestaré atención a una historia tan loca como esa. Pero cuando el Espíritu Santo está involucrado, eso lo cambia todo—la creería. Al menos, la creeré hasta que alguien demuestre lo contrario. Por supuesto, entiendo que a lg unas personas pueda que piensen que creer una historia como esa una tontería. Sin embargo, pueden pensar lo que quieran. Me he acostumbrado a creer siempre. He escogido vivir en el lado de la vida identificado con creer. A propósito, me mantengo en el lado positivo… ese lado que dice: "¡Todas las cosas son posibles!" Ten un corazón que cree Conocemos a l menos u na oca sión cuando Jesús reprendió a sus discípulos p or l a du rez a de s u c or a z ón . To do c o m e n z ó c u a n d o To m á s t o m ó l a decisión de no creer después de haber escuchado los r umores de que Jesús había resucitado. Tomás les dijo a los discípulos: «Si yo no veo [a Jesús] no creeré» (Juan 20:25). Bueno, no mucho tiempo después Jesús «…apareció a los once cuando estaban sentados a la mesa, y les reprendió por su incredulidad y dureza de corazón porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado» (Marcos 16:14, RVA-2015). Jesús l la mó a Tomá s «i ncrédu lo» (Juan 20:27). Lo hizo con todo el derecho. Tomás rechazó la PA L A BR A de Dios. Él recha zó las cosas que Jesús había dicho los últimos tres años. Y rechazó los testimonios que había escuchado acerca de la resurrección. Sin embargo, Tomás no fue el único. Los otros discípulos no creyeron lo que Jesús les había dicho en lo que concierne a Su muer te y resurrección. Ellos, de igual manera, rechazaron los testimonios de aquellos que dijeron que habían visto a Jesús vivo. Así que Jesús los regañó a todos por "la dureza de corazón". Sus corazones estaban duros porque ninguno de ellos tenía la costumbre de creer. C om o mu c h o s c r e y e nt e s h o y e n día , los discípu los había n procesado prácticamente todo lo que habían visto u oído con su mente, en lugar de su corazón. La Fe es una palabra que actúa Muchos cristianos fallan en entender que la fe es una acción del cora zón, definida y con propósito. No se trata de un ejercicio mental. Aceptar algo como un hecho no es fe. Eso solamente es asentir mentalmente. E s r a z on a r c on t u m e nt e . P u e d e s reconocer mentalmente algo como cierto y todavía no creerlo verdaderamente en tu corazón. La fe rea l y bíblica es un asunto del corazón, y lleva consigo las responsabili- dades dadas por Dios. Un hombre una vez fue a Jesús para pedirle ayuda por su hijo. «Maestro, te he traído a mi hijo. Tiene un espíritu que lo ha dejado mudo. Cada vez que se posesiona de él, lo sacude; entonces mi hijo echa espuma por la boca, rechina los dientes, y se queda rígido…» (Marcos 9:17-18). Después el desa f ió a Jesús con la siguiente declaración: «Si puedes hacer a l go, ¡t en c ompa sión de nosot ros y ayúdanos!» (versículo 22). Cuando el padre rogó por compasión, Jesús le devolv ió la responsabi lidad, diciéndole: «¿Cómo que "si puedes"? Para quien cree, todo es posible.» (versículo 23). El padre del niño estaba tratando de que Jesús creyera por él. Pero Jesús no puede hacer eso. Fina lmente, el hombre se derrumbó por Kenneth Copeland Acostúmbrate a creer DURANTE EL TRANSCURSO DE LOS AÑOS ME HAN LLAMADO DE MUCHAS MANERAS; UNA DE ELLAS ES CRÉDULO. PROBABLEMENTE SOY CRÉDULO, PERO PREFIERO SERLO A TENER EL CORAZÓN DURO. en medio de lla ntos y cla mó: «¡Creo! ¡ Ay ú d a m e e n m i i n c r e d u l i d a d ! » (versículo 24). Él estaba creyendo en su corazón, pero aun así estaba teniendo problemas con su cabeza. Su corazón decía: ¡creo, creo, creo!, pero su mente se resistía. S i e s t e h o m b r e h u b i e r a e s t a d o familiarizado con Proverbios 3:5: «Confía en el SEÑOR con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia» (RVA- 2015), no hubiera tenido ningún problema con su cabeza. Él hubiera podido confiar má s con su cora zón y menos con su mente. Jesús hará la obra por ti, pero Él no puede hacer la parte que te toca a ti: creer. Tú tienes que hacer eso. Si n emba r go, r e c uer d a : l a fe de l corazón brota de la PALABRA de Dios. Si quieres acondiciona r tu cora zón para que tenga la costumbre de creer, entonces deberás darle a la PALABRA de Dios el primer lugar en tu vida. Deberás a limentar constantemente tu corazón con ella. Tienes que darte cuenta que la PALABRA es en realidad el mismo Dios hablándote en persona. No es solamente u n m o n t ó n d e i n f o r m a c i ó n p a r a almacenar en tu cabeza. Entonces, debes hacer la decisión de calidad de que tu cuerpo y todos tus sentidos nunca estarán por encima de la PALABRA de Dios en ninguna situación o circunstancia. Si tu cuer po g rita : ¡Estoy enfermo! ¡Estoy e nfe r m o! ¡Estoy e nfe r m o!, no per m ita s que la ev idencia nat ura l y física sea la autoridad f ina l acerca de lo que crees. Ve a la PALABRA como tu autoridad final. Y la PALABRA dice: Por sus heridas [de Jesús] fueron ustedes sanados (1 Pedro 2:24). Así que habita en la PALABRA y deja que la PALABRA habite en ti (Juan 15:7). Esta llegará a tu cabeza y a tu corazón. Te sacará de lo imposible y te llevará a lo posible. Te acostumbrarás a vivir en el lado de la vida identificado con creer.

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