LA VOZ DE VICTORIA DEL CREYENTE - Revista publicada por los Ministerios Kenneth Copeland, disponible gratuitamente para personas que deseen suscribirse.
Issue link: http://read.uberflip.com/i/1482239
¿Es eso un impedimento? En Juan 6, los discípulos de Jesús tampoco tenían mucho que ofrecer. Probablemente recuerdas lo que sucedió: Cuando Jesús alzó la vista y vio que una gran multitud se acercaba a él, le dijo a Felipe: «¿Dónde compraremos pan, para que éstos coman?» Pero decía esto para ponerlo a prueba, pues él ya sabía lo que est aba por hacer. Felipe le respond ió: «Ni doscientos denarios de pan bastarían para que cada uno de ellos recibiera un poco.» Andrés, que era hermano de Simón Pedro y uno de sus discípulos, le dijo: «Aquí está un niño, que tiene cinco panes de cebada y dos pescados pequeños; pero ¿qué es esto para tanta gente?» (Juan 6:5-9). La pregunta de Andrés parecía razonable. Después de todo, aquel día había más de 20.000 personas en la multitud, incluyendo mujeres y niños. Cinco panes de cebada, cada uno del tamaño de una ga lletita, y un par de pececillos no parecían nada en compa ración. Sin emba rgo, a l no tener otras opciones, los discípulos pusieron esa pequeña porción de comida en las manos de Jesús. Él les dijo que hicieran sentar a la multitud y… Jesús tomó aquellos panes, y luego de dar gracias los repartió entre los discípulos, y los discípulos ent re los que est aban re cost a dos. Esto m ismo h i zo con los pescados, y les dio cuanto querían. Cuando quedaron saciados, les dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada.» Entonces ellos los recogieron, y con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada a los que habían comido, llenaron doce cestas. (Versículos 11-13) La pa labra traducida como cestas es la misma que se utiliza para describir la cesta en la que se escondió el apóstol Pablo en Hechos 9:25 cuando los judíos de Damasco pretendían matarlo. ¡Eran cestas de sobras del tamaño de un hombre! Así que el almuerzo del niño alimentó a toda la multitud, y a cambio recibió una gran BENDICIÓN. Sin embargo, observa que lo primero que hizo Jesús en esta situación fue hacer una pregunta: "¿Dónde compraremos pan, para LV V C : 1 1 que éstos coman?" Los discípulos nunca le respondieron. En cambio, inmediatamente empez a ron a h a bl a r de c u á nt o d i nero costaría. Jesús no les pidió que consiguieran las finanzas. Les dijo: "¿Dónde compraremos l a c o m i d a ? " P e r o e l l o s n o e s t a b a n escuchando. Como creyentes, a menudo hemos tenido el mismo problema. No hemos escuchado a Jesús cua ndo trató de habla rnos de la economía celestial. Sólo miramos nuestra situación financiera y tratamos de averiguar Cuando dejas de trabajar "para vivir" y empiezas a trabajar "para ser una BENDICIÓN", ¡serás BENDECIDO!