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Entonces, el pastor hizo un llamado a l
altar y tuvo una respuesta del 100%. Cada
niño entregó su corazón a Jesús. Ese había
sido el objetivo de la tía Ja nice: que sus
sobrinos nacieran de nuevo.
Décadas más tarde, sentado en la camilla,
Dan se sentía horrible por su tía. La había
llevado desde Ohio a Fort Worth para unas
vacaciones muy necesarias. En cambio, la tía
Janice se había convertido en niñera porque
tanto Dan como su esposa Va lerie habían
sido diagnosticados con COVID-19.
La primera sema na no había sido ta n
mala. Los habían tratado con ivermectina,
dos inyecciones de esteroides y antibióticos.
Tras unos días con la ivermectina, Dan se
sentía muy bien. Sin embargo, al sexto día,
después de que se le pasara el efecto de la
medicación, se desplomó.
Pe n s a n d o q u e s ólo n e c e s it a b a o t r a
inyección de esteroides, Dan le pidió a la tía
Janice que lo llevara a la clínica.
En ese momento, el médico entró en la
habitación. "El nivel normal de saturación
de oxígeno en sangre es entre 95 y 100%",
explicó el médico. "Tu saturación de oxígeno
está en los 80 bajos, lo que es muy peligroso.
Tienes que ir a un hospital ahora mismo."
Mientras Janice llevaba a Dan al hospital,
este se sentía como si viviera la versión
adulta de otra casa encantada. Se parecía a
una casa de espejos donde la tierra se movía
sobre su eje y él perdía el equilibrio. Un lugar
tan extraño, y con un aire tan fino, que era
imposible respirar profundamente.
Sin oxígeno suficiente
"El 16 de agosto de 2021 me ingresaron
a l hospita l con diagnóstico de COVID-19
con i n su f iciencia respi rat or ia a g uda y
neumonía", recuerda Dan. "Me empezaron
a suministrar Remdesivir, un medicamento
a nt iv i ra l aproba do por la F DA pa ra el
tratamiento del COVID."
"A l día sig uiente, me enteré de que un
pariente nuestro, que era asistente médico,
había pasado a ver a Valerie. Su saturación
de oxígeno estaba en los 50. La llevaron al
hospita l y la ing resa ron a la unidad de
cuidados intensivos."
"Valerie tenía dolor en el hombro y querían
suministrarle morfina. Con su respiración
tan comprometida, no estaba convencida
de t oma rla . Nuest ros pa st ores, G eorge
y Terri Pearsons, estaban manteniéndose
firmes con nosotros. La pastora Terri llamó
y declaró Marcos 16:18, donde Jesús dijo
que si beben cua lquier cosa morta l no les
hará daño. Valerie tomó la morfina y no le
hizo daño. Gracias a Dios que los pastores